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El núcleo central del Gobierno Bolsonaro – El proto-fascismo

El gobierno que se estableció en 2019, presidido por el presidente Jair Bolsonaro, tiene un sesgo nítidamente proto-fascista, basado centralmente en un anticomunismo fundamental, que considera todas las demás fuerzas sociales diferentes de sí mismo como objetivos de su “caza a las brujas”.

El lema ‘Dios, Patria y familia’, verbalizado por exponentes del nuevo gobierno, recuerda tanto el viejo integralismo (fascismo a la brasileña, fundado en 1932 y que desaparece en la década de 1970, con sus militantes absorbidos por otros partidos) cuanto a la  organización de la hiper-reaccionaria Tradición, Familia y Propiedad (católica), que renace de las cenizas después de estas elecciones, teniendo un grupo paramilitar realizando rituales de destrucción de banderas antifascistas en universidades públicas. El carácter de nuevo gobierno no significa que haya sido implantado en Brasil un “régimen fascista”, pero evidencia que hay tendencias fuertes en esa dirección, y sus desdoblamientos dependerán del cuadro de resistencia y enfrentamiento nacional, así como de las tensiones internacionales.

Algunos puntos principales distancian la situación brasileña del fascismo clásico[1]:

– El extremo liberalismo económico actual, contrapuesto al corporativismo clásico fascista. Vale recordar, sin embargo, que el ultra-liberalismo efectuó en la segunda mitad del siglo XX una aproximación ideológica y práctica con las fuerzas políticas autocráticas, evidente en el Chile de Pinochet y, ahora, en Brasil. Acá conviven una vertiente ultraliberal pragmática, que cohabita sin problemas con la “Teología de la prosperidad” y la represión de costumbres, y una vertiente teñida de anarco-capitalismo, plasmada en los Institutos Von Mises y Rothbard[2]. En ambas vertientes, el desprecio por la participación de las mayorías (democracia) y por la igualdad constituye la base para la conexión entre el proto-fascismo y el liberalismo;

– Temor de las movilizaciones populares, inclusive de perfil reaccionario (la propia asunción presidencial tuvo menor movilización de lo que se esperaba, y fue una demostración de militarización del protocolo, inclusive contra la prensa que quedó encerrada el día entero y discriminada), señalizando aumento de la represión;

– El aparente retroceso de las pretensiones expansionistas del capital-imperialismo brasileño[3].

Veamos cómo se organiza estratégicamente el gobierno Bolsonaro. El núcleo central de la composición ministerial es bifronte, y asocia la prédica proto-fascista y la economía ultra-liberal, estando hasta el momento unificado. Este núcleo central se apoya en dos otros sectores estratégicos, que deben cumplir ataques rápidos y garantizar una retaguardia agresiva, la Justicia y las Comunicaciones.

La cara delantera del núcleo central fue establecida por definiciones político-ideológicas rígidas, a partir del slogan “La patria por encima de todo, Dios por encima de todos. Este es el primero y más agresivo aspecto del gobierno y tiene afinidad con formas históricas asumidas por el fascismo en Brasil. La unidad de conjunto es dada por el propio presidente y su grupo familiar [‘pitbulls’] y este constituye el núcleo estratégico del actual gobierno. Es sabido (y hasta explicado) que no conocen materias técnicas, que no tienen práctica de realizar articulaciones políticas, más allá de descalificarlas, y que su base social es difusa, aunque condensada en los grupos neopentecostales. Los ministerios fueron implantados de forma jerárquica y autoritaria, bajo autoridad directa de Bolsonaro e influencia de algunos personajes próximos a él (e hijos), especialmente paulo Guedes, Olavo de Carvalho, Onyx Lorenzoni (Casa Civil) e Gustavo Bebianno (Secretario General de la Presidencia) y Sergio Moro (Justicia).

Las intervenciones virulentas de la familia Bolsonaro y de sus aliados directos dan el ton para el conjunto de ministros, a través de discursos, intervenciones y redes sociales (que replican sus diatribas bajo múltiples formas, inclusive a través de rumores, mentiras y de difusión de falsas noticias y videos):

– Dios encima de todos – la primacía evangélica cuenta con apoyo católico. Exaltación de la familia (comenzando por la propia, hijos y mujer). Ministerio ampliado de Damares Alves, neopentecostal, con fuertes tendencias homofóbicas, sexistas y con desprecio por la cultura indígena (rosa vs. azul; contra la ‘educación de género’, y en la defensa de la ideologización radical propuesta por el ‘escuela sin partido’)

– La patria encima de todo – veneración d ellos símbolos nacionales y de jerarquía, aunque sin formular ningún proyecto nacional. Es base de la participación militar, identificando ‘patria’ a la disciplina y coerción policial y militar. No hay recursos financieros claros ni perspectivas claras de futuro. Hay fuerte defensa corporativa de eximir militares de los cortes de derechos y eventualmente, garantizar ganancias en la remuneración para los cargos superiores. Podrán endosar eventuales aventuras militares (¿Venezuela?), ya que guerras generan recursos inmediatos para las Fuerzas Armadas.

– Establecimiento del enemigo principal a eliminar – comunismo, socialismo y Petismo, igualados, a ser punidos de todas formas (descalificación, desempleo, criminalización, destierro, prisión o asesinato). No hay base o proyecto cultural propio, que se limita a atacar lo que llaman de ‘globalismo’, de ‘multiculturalismo’, ‘ideología de género’ y, sobre todo, de ‘gramscismo’, explicitando el odio a la democracia y a cualquier movimiento cuya lógica, organización y objetivos se opongan a los preceptos gobernamentales. Adhieren a Trump y a la extrema derecha de los Estados Unidos y a Israel, fundamentos de lo que llaman cultura ‘judeo-cristiana’. Sus mayores expresiones son Olavo de Carvalho (que no participa directamente del gobierno, pero tiene gran influencia), Vélez (Ministro de Educación) y Ernesto Araújo (Ministro de Relaciones Exteriores).

– Enemigo archipresente, la corrupción, es secundarizada en función del anti-izquierdismo. Tiene, sin embargo, un papel discursivo muy fuerte. Hay innumerables denuncias de corrupción que afectan el núcleo central del gobierno (Onyx Lorenzoni y donaciones ilegales en la campaña; Flavio Bolsonaro y la cuenta bancaria del policía José Carlos de Queiroz, que trabajaba como chofer; las diversas representaciones en el Consejo de ética de la Cámara[4], más allá de denuncias sobre otros correligionarios). La participación de Sergio Moro en un ‘superministerio’ de Justicia ya demostró que una de sus funciones ideológicas más relevantes es la de producir silencio sobre las denuncias que incidan sobre el grupo gobernante, dado que tiene sobre su control incluso el Consejo de Control de Actividades Financieras (COAF), que anteriormente pertenecía al Ministerio de economía.

La segunda cara del meollo central del gobierno es la gestión de la economía, pero ella no figura de manera directa en el núcleo anterior, evidenciando la retirada casi total del tema de escenario público y del debate, integrada también por el Ministerio de Agricultura (cartera con perfil económico), entregada a una dirigente del agronegocio, Teresa Cristina, que se pronunció contra la demarcación de tierras indígenas, por la venta de tierras a extranjeros y por la aprobación casi sin restricciones de agro-tóxicos. Ella es ex-dirigente del Frente Parlamentario del Agronegocio, conocida como la ‘bancada del buey’, que incorpora gran parte de la llamada ‘bancada de la bala’, porque pregona enfrentar cuestiones sociales por el uso de la violencia directa.

Desde el inicio de la campaña, Jair Bolsonaro dijo que no entendía nada de economía y que la entregaría a los empresarios, designando a Paulo Guedes, el actual ministro de Economía, hacienda, Planificación e Industria y comercio exterior como plenipotenciario (‘Puesto Ipiranga’). El programa económico es explícito, aunque tampoco exprese un proyecto integrador de las condiciones nacionales. Su programa es resumido y brutal, con la profundización de las privatizaciones de empresas públicas, las ventajas a capitales extranjeros y brasileños – ciertamente vendrán compensaciones a algunos sectores brasileños; la reducción del seguro social público y su reemplazo por capitalización (fondos y bancos); la gestión privada directa de políticas públicas universales (educación, salud, ambiente); reducción de impuestos; desvinculación y indización de las recetas y gastos federales (Unión – esto significa no obedecer a los preceptos constitucionales sobre los destinos de impuestos); la profundización de la reducción de derechos de los trabajadores (implementación de una nueva cartera de trabajo ‘verde amarilla’) y aumento de la competencia bancaria[5] (lo que probablemente signifique mayor facilidad a bancos extranjeros).

Esta propuesta económica establece límites rígidos para cualquier tipo de ‘compensaciones’ populares, que consideran deletéreas y dispensables. La crueldad de Bolsonaro contribuye afirmarla con sus prédicas a favor de la ‘esterilización de los pobres’[6] y de terminar con los ‘lamentos de pobres’, de forma que se refiere a las políticas de reducción de la pobreza, y a las políticas afirmativas en favor de homosexuales, mujeres, negros y nordestinos, por ejemplo[7].

La actuación de Guedes fortalece el ya tradicional peso de la participación directa empresarial en todos los ministerios y áreas estratégicas del Estado (no reducidos por los gobiernos Lula da Silva e Dilma Rousseff). Todavía no queda claro cuáles sectores empresariales tiene las mejores posiciones en este gobierno, mientras los actuales ganadores parecen mantener sus posiciones – agronegocio[8], bancos y especuladores, mega-propietarios brasileños (asociados o no a extranjeros) y, last but not least, mega-capitales extranjeros bajo intensa adulación. La promesa de hartos ingresos de capitales extranjeros de manera sorprendente, viene calmando los sectores de capitales brasileños medios y grandes, que fueron los principales motorizadores del impeachment de Dilma y de la propia campaña de Bolsonaro. Todo el núcleo ministerial ideológico está afinado con estos principios económicos, al menos en el primer momento. La duda existe apenas para la parcela de los militares.

Los demás sectores estratégicos de la composición gubernamental configuran su retaguardia, con ambiciones también agresivas y con la incumbencia de efectuar ataques rápidos, en sintonía con el núcleo central: la Justicia y la Comunicación, aunque no exista una cartera ministerial específica para esta última.

El superministro de justicia fue reconocido por la prensa internacional como atribución de premio a Sergio moro por haber impedido la participación electoral de Lula da Silva. Su misión es confundir la lucha contra la corrupción con el anti-comunismo, a través del refuerzo de leyes de cuño ‘antiterroristas’, cuya implantación comenzó desde el gobierno de Dilma Rousseff. Es posible que ocurra un estrechamiento de lazos entre Sergio Moro, su grupo de Curitiba (con fuerte influencia estadounidense) y los sectores militares, más allá del control directo de las fuerzas de seguridad federales. Tiende a constituirse como un superministerio de la Violencia, una vez que el gobierno incorporó en cargos estratégicos ex-militares que actuaran en Haití, en la operación Minustah (ONU), bajo dirección brasileña, sobre la cual hay innumerables denuncias de infracciones a los derechos humanos[9]. Muchos ganan pulposos salarios y probablemente tendrán actuación proto-sindical en defensa de la corporación y de sus propios privilegios[10]. Moro invito para integrar su equipo a una comisaría de policía federal (Erika Marena) que tuvo un comportamiento cruel al presionar sin pruebas un rector de universidad pública (Universidad Federal de Santa Catarina – UFSC), lo cual lo llevó al suicidio y, enseguida intentar cohibir manifestaciones públicas contra su propio comportamiento. A juzgar por las experiencias anteriores, el superministerio comandado por Moro ostentará en una mano la Constitución, mientras la devasta con la otra mano y los pies.

Finalmente, el ultimo núcleo fundamental es el de las comunicaciones, y deberá actuar agresivamente, al mismo tiempo en que cuida de la retaguardia, bloqueando denuncias y contradicciones internas al gobierno. Jair Bolsonaro no experimentó ninguna animosidad de los grandes medios propietarios durante su campaña. Al contrario, tanto los grandes periódicos cuanto las redes de TV silenciaron en sus editoriales y posicionamientos sobre la gravedad de sus pronunciamientos contra los derechos humanos y sociales y contra el medio ambiente, y se adhirieron a la cartilla económica propuesta por Guedes. Tampoco demostraron desacuerdos mayores cuanto al núcleo ideológico fundamental. Vale resaltar que algunos columnistas firmaron textos en diversos periódicos con alertas relevantes sobre la crueldad exhibida en la campaña electoral. No obstante, tal obsequioso silencio editorial tiene – al menos explícitamente – una enorme tensión entre el gobierno y una parte de esos grandes medios, cuya situación económica no parece ser confortable y, por lo tanto, puede curvarse a las chantajeadas ya empezadas públicamente, como la amenaza proferida por Bolsonaro de cortar los recursos publicitarios federales de la red Globo[11]. Las restricciones a los periodistas fueran explícitas en la pose presidencial[12]. Nen lo referente a las redes de TV, Bolsonaro viene privilegiando abiertamente a la red Record, propiedad de Edir Macedo, pastor de la Iglesia Universal.

A diferencia de los períodos anteriores, desde la campaña electoral hubo un significativo desplazamiento de los grandes medios propietarios tradicionales para las redes sociales (facebook, twitter y whatsapp), bajo comando de los hijos de Jair Bolsonaro y de empresas especializadas, siendo re-divulgadas a través diversos grupos, comenzando por los religiosos. Estos nuevos medios también son propietarios, pero su escala es más ambiciosa. Con apoyo de sectores de extrema derecha estadounidense, y de forma explícita, de Steve Banon, esta estrategia se mostró extremamente eficiente. Tales redes están preservadas y funcionando, emitiendo seguidamente mensajes religiosos, ataques a las izquierdas y a los adversarios, difundiendo groseras mentiras (incluso viejos videos travestidos y modificados). Adoptaron como comportamiento estándar la negación de toda y cualquier información pública y confirmada sobre los problemas y denuncias que afectan al gobierno. Configuran una especie de bloqueo de extensas fajas de la población de cualquier información colectiva, manteniendo en un nicho aparte y controlado por el continuo bombardeo de ataques virulentos a cualquier adversario y defensa incondicional del grupo Bolsonaro.

Una de las dimensiones gravísimas de esta modalidad de comunicaciones es la incitación al ataque directo a los ‘enemigos’, a partir de posteos que se presentan como urgentísimos y que ‘autorizan’ tales agresiones.  Algunos de los ataques y asesinatos ocurridos durante la campaña electoral probablemente resultaron de esas incitaciones difusas, que dificultan el seguimiento de los responsables, especialmente por un superministerio de la justicia con mirada distante para esos temas triviales.

Con esta configuración, los primeros días del gobierno Bolsonaro demuestran la investida acelerada y brutal de la censura de diferentes formas: invasión de los gabinetes de diputados federales opositores supuestamente en razón de “seguridad”; “caza de brujas” de estilo macartista en los empleos públicos, amenaza de corte de becas de investigación científica por razones ideológicas y el cierre de radios comunitarias. La violencia propietaria parece tener sus manos liberadas, y ya en el día 3 de enero madereros invadieron tierras indígenas en Pará[13], mientras el 5 ocurría la primera masacre del año contra campesinos en Mato Grosso[14]. La aparente aprobación gubernamental se evidencia por el profundo silencio sobre tales brutalidades. La intimidación es el principal perfil de este gobierno.

Innumerables contradicciones atraviesan el actual gobierno, y el tema es extenso demás para este espacio. Señalo apenas dos temas sensibles: las promesas de seguridad para extensas poblaciones de barrios periféricos que están sometidas cotidianamente a guerras entre traficantes, milicias y policías. Esta violencia, lejos de reducirse, ya se está intensificando.  La connivencia entre esas fuerzas es conocida (corrupción policial por el tráfico, actuación ilegal policial por la participación en milicias con fuerte extorsión económica sobre los barrios populares, condiciones carcelarias torturantes, favoreciendo la conformación de bandos de auto-defensa mezclados con el tráfico de drogas, como la principal organización traficante actúa, creada en São Paulo, el Primer Comando de la Capital-PCC, etc). El segundo tema es el de las condiciones de vida, que el extremo ajuste económico sobre los trabajadores deberá empeorar significativamente. Tales contradicciones vienen siendo enfrentadas de forma belicosa, por la censura, agresiones y descalificaciones, alzando a un nuevo nivel la brutalidad social.

Las promesas de campaña y las iniciativas gubernamentales tienen cuño proto-fascista, y esa alerta, a pesar de inquietante es necesario. Ese proto-fascismo tiene una configuración diferente del original, pues está estrechamente asociado al ultra-liberalismo y, al menos por ahora, con pretensiones subalternas y no expansionistas. La incorporación de los trazos políticos (y de la influencia directa) de la extrema derecha estadounidense, más allá del apoyo abierto de la familia bolsonaro a Trump, tras las tensiones internas actuales de los Estados Upara el interior de la política brasileña. Se reactualizan las tensiones inter-imperialistas, y no hay elementos claros para evaluar su continuidad. No es posible, por ahora, ni descarar una reconfiguración actualizada del fascismo, anexando nuevas características[15], ni identificar plenamente el gobierno Bolsonaro con los fascismos históricos, dado que en la actualidad las tensiones intra-capital-imperialista adicionan nuevos y complejos elementos, como la reconfiguración de las guerras en el escenario internacional, la interpenetración entre capitales de diversos orígenes nacionales, más allá de tensiones presentes en la extensa red empresarial ‘sin fines de lucro’ conformada en los diferentes países e integrada por extranjeros de innumerables procedencias.

NOTAS:

 

Fuente: esquerdaonline

 

https://esquerdaonline.com.br/2019/01/08/o-nucleo-central-do-governo-bolsonaro-o-proto-fascismo/

 

[1]     Ver las excelentes y fundamentadas reflecciones de Calil, Gilberto. Como combatir el fascismo. Blog Junho, http://blogjunho.com.br/como-combater-o-fascismo/#_ftnref4, 30/09/2019 y de Demian Melo. Sobre el fascismo y el fascismo en Brasil hoy, Blog Junho, 2016. Disponible en http://bit.ly/2fBAKhK.

[2]     También de Demian Melo, ver:  El MBL y su red. Blog Junho, 2017, http://blogjunho.com.br/o-mbl-e-sua-rede/, consultado 30/12/2018. Ver también Casimiro, Flávio. La nueva derecha en Brasil. São Paulo, Expressão Popular, 2018.

[3]     A pesar de pocas menciones, en 2017, el stock de capitales brasileños en el exterior sumaba casi $500 miles de millones de Reales oficialmente (datos del Banco Central), de los cuales casi $43 miles de millones de Reales aumentados en ese año. Estos montos excluyen capitales brasileños expatriados a escondidas, a pesar de contar con beneficios públicos para su legalización, y las remesas de ganancias para empresas extranjeras.

[4]     Ver: https://congressoemfoco.uol.com.br/jair-bolsonaro-o-mito-de-pes-de-barro/, sin fecha, acceso 05/01/2019.

[5]     Ver: https://g1.globo.com/economia/noticia/2019/01/02/paulo-guedes-indicou-medidas-na-area-economica-veja-as-principais.ghtml, accesado 05/01/2019

[6]     Ver: https://www1.folha.uol.com.br/poder/2018/06/bolsonaro-defendeu-esterilizacao-de-pobres-para-combater-miseria-e-crime.shtml, 11/06/2018, accesado 05/01/2019

[7]     Ver: https://extra.globo.com/noticias/brasil/bolsonaro-diz-que-acabara-com-coitadismos-de-gays-mulheres-negros-nordestinos-23180027.html, 23/10/2018, accesado 05/01/2019

[8]     Es válido recordar que el rótulo agronegócio reúne intereses de multinacionales extranjeras y brasileñas, de grandes propietarios de tierra, de empresas industriales de diversos tipos e nacionalidades (máquinas, equipamientos, química, producción de commodities y de la industria agro-alimentaria, de bancos, de la grande prensa propietaria, de sectores de logística e infra-estrutura, entre otros, visible en la composición de la Associação Brasileira do Agronegócio-ABAG y de la red de agencias que implementa.

[9]     Investigaciones de la ONU apuntaron más de 100 violaciones por soldados brasileños y de otras nacionalidades, bajo comando brasileño. Ver: https://internacional.estadao.com.br/noticias/geral,soldados-brasileiros-sao-acusados-de-abusos-sexuais-no-haiti-diz-agencia-de-noticias,70001741751, 17/04/2017, accesado 05/01/2019.

[10]   Ver: https://apublica.org/2018/07/os-supersalarios-das-forcas-armadas/ 16/07/2018, accesado 05/01/2019.

[11]   La editorial de O Estado de São Paulo, finalmente, criticó el día 06/01/2019, la exacerbación ideológica del gobierno. In: https://opiniao.estadao.com.br/noticias/notas-e-informacoes,ideologia,70002668660, accesado 07/01/2019

[12]   “Sin baño o agua, periodistas relatan restricciones en pose de Bolsonaro”. Ver: https://exame.abril.com.br/brasil/jornalistas-relatam-serie-de-restricoes-em-posse-de-bolsonaro/, 01/01/2019, accesado misma fecha.

[13]   Ver: https://noticias.uol.com.br/ultimas-noticias/agencia-estado/2019/01/03/terra-indigena-no-para-e-invadida-por-madeireiros.htm, 03/01/2019, accesado 04/01/2019.

[14]   Ver: https://cptnacional.org.br/publicacoes/noticias/conflitos-no-campo/4584-nota-publica-tentativa-anunciada-de-massacre-em-colniza-mt-em-area-de-terras-de-ex-deputado-estadual-jose-riva-e-do-ex-governador-silval-barbosa – 05/01/2019 – accesado 06/01/2019.

[15]   Atílio Boron descarta totalmente la hipótesis fascista, considerándolo próximo a las dictaduras militares sanguinarias de América Latina. Ver: https://www.brasildefato.com.br/2019/01/02/artigo-or-caracterizar-o-governo-de-jair-bolsonaro-como-fascista-e-um-erro-grave/ accesado 4/01/2019


Este artículo es la base de la intervención que hizo Virginia Fontes en el acto organizado por el FAI Bolsonaro o el protofascismo el pasado 13 de fenbrero en el CAUM de Madrid.

El artículo ha sido inicialmente publicado, en portugués, por el digital esquerdaonline el 8 de enero de 2019. Ha sido traducido del portugués por Diego Ferrari y publicado por Contrahegemoníaweb el 14 de enero de 2019.

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