ArtículosDestacadosImperialismo e Internacionalismo

El origen de la pandemia por COVID-19

1. Por qué es importante hablar del origen de la pandemia

En primer lugar, porque, a pesar de los esfuerzos realizados en China, el país que primero comunicó la
enfermedad, y otros países, todavía no se ha podido establecer ni el origen del virus ni el proceso de
dispersión de la enfermedad en el mundo, más relevante aún por la velocidad en que lo hizo.

En segundo lugar, porque la propaganda occidental trata de culpar a China, tanto en declaraciones oficiales de los gobiernos occidentales, principalmente EEUU, pero no solo, como por medio de la campañas de desinformación bien organizadas a través de la prensa y redes sociales. Esto contrasta con la agilidad, eficacia y transparencia con que China controló la difusión de la pandemia en su país (y por ende hacia el extranjero) y la erradicó en solo tres meses.

En tercer lugar, porque la pandemia está siendo instrumentalizada en muchos ámbitos y en muchas
direcciones, pero sobre todo, en la dirección de aprovechar sus devastadores efectos en un sistema
económico ya casi asfixiado antes de la pandemia, para reestructurarlo utilizando el miedo y la parálisis que origina la situación sanitaria, económica y social. Esta reestructuración está orientada a cambiar las
relaciones económicas globales, a modificar las relaciones de producción y distribución en el mudo y tras
ello, las condiciones de trabajo y vida de la gente tanto en países desarrollados como en países en desarrollo.

Los efectos directos de la pandemia en el mundo en desarrollo y los indirectos, debidos al parón económico en los países desarrollados y a la suspensión de la atención sanitaria de todo lo que no sea COVID-19, están causando ya una verdadera matanza [6, 2]. Todos los indicadores muestran que, sólo en los países desarrollados, el exceso de mortalidad duplica a los muertos registrados infectados con COVID-19 (no necesariamente muertos por esta causa).

2. Qué se sabe del virus

2.1 Antecedentes [1]

A diferencia de las anteriores pandemias de las últimas décadas (68 han sido declaradas en lo que va de
siglo), aún no se conoce el origen la pandemia por COVID-19, aunque su virus fue secuenciado muy temprano tras declararse la enfermedad en China.

De las pandemias por Coronavirus, las primeras conocidas SARS y MERS, pronto se establecieron tanto las trazas zoonóticas de los virus como sus mecanismos de transmisión. Estas pandemias se controlaron pronto y con una difusión limitada.

El SARS, Síndrome Respiratorio Agudo Severo, apareció en noviembre de 2002 en la provincia de Cantón, en China, manifestándose como una neumonía atípica causada por el betacoronavirus SARS-CoV, un tipo de coronavirus no conocido con anterioridad en seres humanos. Afectó a 8096 personas y se propagó, principalmente, desde China a Hong Kong y a Vietnam, con cadenas de propagación bien trazadas. Su tasa de mortalidad estimada fue de un 10% y se propagó a través de individuos con síntomas por transmisión fundamentalmente aérea. A finales de Julio de 2003, la enfermedad estaba controlada.

El origen del virus de SARS es bien conocido. Como todos los coronavirus (y otros muchos virus, como el
de la rabia), procede de los murciélagos, mamíferos placentarios; de ahí pasó a otro mamífero, la civeta, un animal carnívoro consumido en China, donde mutó adaptándose a la especie humana.

El MERS, Síndrome Respiratorio de Oriente Medio, apareció en Arabia Saudita en 2012. Es una infección respiratoria y renal causada por un betacoronavirus, en este caso bautizado como MERS-CoV. Se han diagnosticado 2501 casos en 27 países. Ha habido diferentes brotes, casi todos en la península arábiga, aunque también uno en Corea del Sur en 2015. Su tasa de mortalidad es alta, del orden del 36%, aunque es difícil de establecer debido a que muchos infectados no desarrollan síntomas visibles.

Respecto al origen del virus, está también trazado. Procedente de los murciélagos, pasó a otro mamífero, el camello, donde mutó para adaptarse a las células humanas. Se presume que se contagia por contacto con camellos o con personas infectadas. Los contagios más frecuentes se han dado en hospitales.

Tanto el Virus del SARS como el del MERS presentan tasas de contagio relativamente bajas, lo que ha
facilitado el control de su propagación. Los mecanismos bioquímicos de infección celular son bien
conocidos. No se han desarrollado vacunas ni tratamientos específicos. Los tratamientos con antiretrovirales, interferón o corticoides tienen efectos limitados.

2.2 Orígenes hipotéticos del virus causante del síndrome COVID-19

No estando probado el origen del virus SARS-COV-2; todas las discusiones en la comunidad científica se
basan en hipótesis y opiniones mas o menos posiblistas. No obstante hay hechos relevantes que  proporcionan indicios que refuerzan unas u otras.

Comenzaré referenciando el estudio dirigido por Sergei Kurginyan en la organización rusa Esencia del
Tiempo. Se trata de una larga conferencia transcrita y traducida [2] a varios idiomas, recogiendo materiales publicados acerca de la pandemia, el virus, su origen, difusión y analizando consecuencias. Muchas de las referencias de este trabajo han sido tomadas de esta publicación.

La publicación [2] presenta un resumen sobre los posibles orígenes del virus SARS-COV-2. Analiza las
características del virus que lo hacen infeccioso y los posibles mecanismos de transmisión zoonótica,
incluyendo la posibilidad de que el virus resulte de una manipulación genética de un virus preexistente
realizada en un laboratorio.

Cabe destacar que los virus evolucionan tanto por mutación de sus genes en un proceso lento de acumulación de cambios y selección natural, como por recombinación de los mismos, cuando dos virus similares infectan simultáneamente una célula. Esto último explicaría un cambio rápido y simultáneo en varias de las características de un virus.

Respecto a los mecanismos naturales de evolución, destaca la posibilidad de que el virus haya sido
transmitido desde los murciélagos a otro mamífero, en el que habría evolucionado para hacerse compatible con la infección humana (caso de SARS) o que tras esta infección, haya evolucionado en los propios humanos para hacerse infeccioso (probable caso del MERS). Concluye que no se han encontrado aun indicios de ninguno de los dos mecanismos.

Efectivamente, la declaración de la enfermedad en Wuhan estuvo inicialmente asociada a su mercado de mariscos y animales vivos. Tras estudiar los animales allí presentes, ninguno mostró la presencia del virus. Paralelamente, varios casos identificados no tenían relación alguna con el mercado.

No obstante, solo por el hecho de no haberse encontrado aún la traza zoonótica, no puede descartarse
completamente la evolución natural del virus.

La publicación [5] presenta una breve descripción de la enfermedad, la taxonomía de los coronavirus y la
estructura genómica comparada entre los virus del SARS, MERS y SARS-2. Específicamente describe el
proceso de entrada del SARS-COV-2 en el citoplasma de las células humanas y su proceso de replicación.

Las publicaciones [5], [3] y [1] describen el mecanismo de enclavamiento de los coronavirus a la membrana celular de la célula a la que van a infectar a través de la adaptación de la proteína S que forma sus espínulas características a la enzima de la pared celular denominada ACE2 y las proteínas que se activan con las enzimas, proteasas, de la pared celular que permiten la entrada del virus en el citoplasma. En el caso del SARS-COV-1 y otros coronavirus, esta proteasa tenia por nombre TMPRS22 y estaba presente en las células pulmonares. En el caso del SARS-COV-2, una segunda proteína, la Furina es susceptible de abrir la pared celular al virus, lo que hace que células de otros muchos tejidos puedan ser infectadas.

Respecto a la posibilidad de la creación del virus en un laboratorio, la publicación [4] de Nature Medicine
presenta varios experimentos (Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, en 2015) de recreación de un virus “quimérico” por recombinación similar al SARS-COV-1 con caracteres de infección mejorados. Los investigadores crearon un virus compuesto por la proteína superficial del coronavirus SHC014 procedente de murciélagos y el núcleo de ARN de un virus SARS que había sido adaptado para crecer en ratones y para imitar enfermedades humanas. El virus se adaptó con éxito para infectar también las células de las vías respiratorias humanas en cultivos in-vitro. El artículo desarrolla el riesgo de que estos virus se desarrollen en la naturaleza espontáneamente.

Este virus quimérico presenta rasgos comunes con el SARS-COV-2: la proteína S de sus espínulas adaptada a la enzima ACE2 humana y la doble capacidad de atravesar la pared celular a través de las proteasas TMPRS22 y Furina.

El articulo [3] de abril de 2020 argumenta que estas similitudes no implican necesariamente su origen común y muestra varios estudios negativos de correlación genética con otros betacornavirus conocidos. Concluye que la aparición natural de virus por selección natural de mutaciones y/o recombinación en animales intermedios entre murciélagos y humanos o bien en humanos podría ser posible, para acabar reconociendo que son necesarios mas estudios para concluir acerca del origen de virus.

En noviembre de 2015 se publica en Nature Medicine un artículo [15] titulado “Virus de murciélago
rediseñados suscitan debate sobre el riesgo de estas investigaciones”. Lleva como subtitulo: “Un coronavirus de laboratorio asociado con el síndrome respiratorio agudo severo puede infectar células humanas”. Este articulo se refiere al anteriormente citado [4] y a otros anteriores para preguntarse si la información obtenida del experimento justifica el riesgo potencial: “si el virus se escapa, nadie puede predecir el camino de su desarrollo”.

Cabe destacar que un colaborador de la investigación de la que informa el articulo [4] fue el “United States Army Medical Research Institute of Infectious Diseases” (USAMRIID) situado en Fort Detrick, Frederick, Maryland, Estados Unidos, la sede del Comando de Material e Investigación Médica del Ejército (USAMRMC), el centro de programas de armas biológicas de los Estados Unidos desde 1943 hasta la actualidad.

2.3 Variabilidad genética del virus

Muy pronto, tras la aparición del virus, el estudio [7] de la universidad de Cambrige analizó los 160 genomas disponibles del virus en aquel momento y utilizado técnicas de redes genéticas, construyó el árbol de mutaciones consecutivas para los tres grupos de linajes del virus, denominados en el articulo A, B y C, conocidos en ese momento (hoy hay seis grupos identificados). El tipo B deriva del A y el C deriva del B.

El tipo A, el “genoma del virus humano original” secuenciado por primera vez en Wuhan,
sorprendentemente, resultó no ser el tipo de virus predominante en la ciudad. El principal tipo de virus en Wuhan resultó ser el tipo B, mayoritario en todo el este de Asia.

Por contra, se encontró una gran cantidad de virus de tipo A en pacientes de EE UU y Australia. Se afirma en el artículo que se vieron versiones mutadas de A en pacientes estadounidenses que, según los informes oficiales, vivían en Wuhan, aunque como se ha visto, ese tipo A estaba ampliamente difundido en EEUU.

La variante C es el tipo europeo principal, que se encontraba en pacientes de Francia, Italia, Suecia e
Inglaterra.

Hoy hay más de 150.000 secuenciaciones registradas, datadas y geolocalizadas en el GISAID. Este organismo ha normalizado en [9] la denominación de los diferentes clados y linajes. Un resumen mostrando los 6 diferentes nombres y linajes puede verse en la figura que sigue.

Esta figura de Rambaut et Al. [9] pone en relación la dependencia filogenética del los diferentes clados y los distintos nombre usados en la bibliografía. Así, el clado original referido en [7] como “A”, también recibe el nombre “S” y el “19B”. Lo mismo con el segundo, denominado “B”, “L” o “19A”. El tipo “C” identificado en [7] ha sido reemplazado por un árbol de diferentes variantes de “B” aparecidas entre Marzo y Julio. Nótese que la variante A(S) 19B, filogenéticamente la más antigua, se representa en este grafico como compartiendo un ancestro común desconocido con la B(L) 19A.

En estos 6 clados es posible clasificar el 95% de las secuencias almacenadas en su plataforma. Hay una aplicación en la página web del GISAID que permite observar la evolución temporal de los 6 clados
principales en los distintos países y áreas geográficas del mundo.

El siguiente mapa es una extracción correspondiente a la animación que presenta la pagina web del GISAID [18]. Puede verse como en enero de 2020 el linaje original “S” era más abundante en EEUU que en China, donde predominaba el “L”

Las conclusiones que pueden extraerse concuerdan con el estudio [7] publicado en Marzo. La publicación [8] llega a la misma conclusión, según se presenta en la siguiente figura:

Puede apreciarse como el Clado “L”, en blanco, el segundo del linaje, es el que se extiende por Asia, mientras que en Norteamérica, tan pronto como hay datos, es el Clado “S”, en verde, el primero del linaje, el que está originalmente extendido.

El artículo [8] también concluye que el número de mutaciones identificadas es relativamente bajo, y en
general, ningún continente difiere significativamente de la tasa media de mutaciones. Se trata por tanto de un virus estable, que muta lentamente. De acuerdo a esta fuente, no se han detectado grandes diferencias entre la capacidad de infección y la patogenicidad de los diferentes clados, aunque se sigue muy de cerca la evolución del virus.

2.4 Aparición del virus y difusión por el mundo

Todos los expertos concurren hoy con que el virus no apareció en Wuhan en diciembre de 2019 sino que
llevaba circulando por el mundo muchos meses. La distribución por el mundo de las distintas variantes, su dependencia filogenética y los tiempos en que fueron reportadas, así lo indica.

Hay varias noticias publicada que proporcionan información relevante. El trabajo [2] realizado por Sergei Kurginyan y su equipo en la organización rusa Esencia del Tiempo proporciona una detallada recopilación de éstas y una detallada contextualización.

Cabe destacar el articulo [10] publicado en The New York Times en Agosto de 2019 titulado “Debido a
problemas de seguridad en el laboratorio del ejército, se detuvo un estudio de microbios mortales”. Se
informó por primera vez acerca de la suspensión del instituto el 2 de agosto de 2019 en el periódico local The Frederick News Post, detallada en el articulo con referencia [11].

Las razones para esta suspensión, tras una inspección realizada por el CDC (Centers for Disease and Control) son deficiencias en la aplicación de procedimientos de seguridad y problemas en el sistema de contención biológica en las aguas residuales para los laboratorios de nivel BSL3 y BSL4, los de máxima seguridad.

El artículo [10] también informa de que en 2009 las investigaciones en el instituto en Fort Detrick ya habían sido suspendidas porque se demostró que manejaban patógenos que no figuran en su base de datos.

El articulo [12] también publicado en el New York Times en agosto de 2019 titulado “La misteriosa
enfermedad de los cigarrillos electrónicos que ‘se está volviendo epidémica’” relata una enfermedad
desconocida que provoca neumonía e insuficiencia respiratoria, en principio asociada al uso de cigarrillos electrónicos con derivados del cannabis, aunque se relatan casos de personas que no usan estos dispositivos. El brote, que estuvo presente casi exclusivamente en los Estados Unidos desde enero a noviembre afectó a un total de 2.711 casos hospitalizados, 60 de ellos con resultado de muerte. El pico de la enfermedad se produjo en Septiembre de 2019.

Se identificó como origen, de forma no conclusiva, tóxicos procedentes del calentamiento de la mezcla de sustancias en el cigarrillo eletrónico. El CDC descartó factores biológicos. No se explicó por qué estaban afectadas personas no expuestas a los tóxicos. El brote se mezcló con la gripe estacional y después con la llegada de la epidemia de COVID a principios de 2020.

El 11 de marzo de 2020, el Dr. Robert Redfield, jefe del Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) reconoció ante el Congreso de Estados Unidos, interrogado por la ausencia de medios de diagnóstico suficientes frente a la pandemia, que casos del COVID podrían haberse confundido entre los afectados por la gripe común. Más de 30 millones de estadounidenses se infectaron durante la temporada de gripe que comenzó en los Estados Unidos en septiembre de 2019, de la cual murieron más de 20 mil personas.

Hay un incidente adicional que vale la pena reseñar. Del 18 al 27 de octubre de 2019 se celebraron en Wuhan los 7o Juegos Mundiales Militares. Por primera vez se estableció una villa olímpica para los atletas antes del comienzo de los Juegos. Participaron 9308 atletas de 109 países.

Durante la celebración de los juegos, atletas militares estadounidenses, franceses, españoles y de otros países enfermaron con síntomas similares a la gripe y con casos de neumonía que hicieron que tuvieran que ser repatriados. Tras la irrupción de la pandemia a principios de 2020, a pesar del hermetismo militar, se ha publicado [13] que al menos 5 de los 138 militares españoles que viajaron a Wuhan dieron positivo a anticuerpos del Covid-19.

Medios estatales chinos [14], citando fuentes diplomáticas y a investigadores norteamericanos, han sugerido que los atletas estadounidenses que participan en los Juegos Mundiales Militares de Wuhan propagaron el virus. Refieren a la actitud de falta de interés y los resultados desproporcionadamente bajos de algunos atletas y al hecho de que se produjesen numerosos contagios en las instalaciones de los juegos de una enfermedad con síntomas similares al COVID-19. Han pedido a las autoridades norteamericanas que publiquen datos serológicos de los participantes en los juegos, a lo que se han negado hasta la fecha. A este respecto, han sido identificados supuestos atletas vinculados al Pentágono, con destino y residencia en Maryland.

3. Conclusiones

Si se recapitula y enumeran los hechos:

  1. Ha habido numerosos experimentos de manipulación genética de coronavirus en los que se han
    aumentado las capacidades infectivas y la patogenicidad, al menos desde 2015
  2. Ha habido una sonada polémica en el dominio científico y en el político sobre los riesgos asociados a escapes incontrolados de semejantes creaciones
  3. Hay un precedente claro de problemas relativos a los sistemas de contención biológica en las
    instalaciones de Fort Detrick que llevaron a la suspensión de actividades por el CDC agosto de 2019
  4. Hay una extraña neumonía epidémica en EEUU atribuida al uso de cigarrillo electrónicos que tiene
    su pico de ocurrencia en Septiembre de 2019
  5. El director de los CDC Robert Redfield, reconoció en su declaración en el Congreso de
    Representantes que muertos y enfermos por la gripe pudieron sufrir de neumonía por coronavirus,
    pues no se les realizaron pruebas hasta bien entrado 2020
  6. La difusión global de las distintas variantes filogenéticas del virus sitúan a las cepas más antiguas en Estados Unidos
  7. Los primeros casos de infección de los que se tiene noticia ocurrieron en Wuhan durante los Juegos
    militares en octubre de 2019, antes de que se detectase el primer caso en China.

Está claro que la demostración rigurosa de la hipótesis obvia, de que un coronavirus genéticamente
modificado para aumentar su infectividad y patogenicidad escapó de Fort Detrick, se difundió silenciosamente por los Estados Unidos y el resto del mundo y llegó a Wuhan, China llevado por los participantes norteamericanos en los Juegos Militares, es muy difícil de realizar sin la colaboración de los participantes.

Mas difícil aún es probar la intencionalidad o accidentalidad del proceso. Lo que es evidente es su
instrumentalización a todos los niveles, desde los de la estrategia global para superar la profunda crisis que afloró en 2008, no superada, con el llamado “Gran Reinicio”, a los más oportunistas liderados por la farma-industria global. Siempre nos queda Medea: Cui prodest scelus, is fecit.

De entre los numerosos intentos de instrumentalizar la crisis sanitaria, social, política y económica alrededor de la pandemia por el COVID-19, destaca el intento de culpar a China desde los Estados Unidos, Europa y sus países satélite. China ha dado ejemplo de competencia, rigor, transparencia y solidaridad en su gestión de la Pandemia, pero la realidad se retuerce y falsea sin rubor para acrecentar la política de acoso y enfrentamiento iniciada por Estados Unidos los últimos años.

Christine Lagarde, directora del FMI lleva hablando del “Gran Reinicio” desde 2014, manejando ideas como «el nuevo multilateralismo» o «el orden mundial multipolar» o «el nuevo mundo». La irrupción de la
pandemia no ha hecho mas que acelerar este proceso [16], [17] .

Es importante señalar cómo diferencias de criterio de diferentes fuentes científicas se trasladan a la población mezcladas con todo tipo de teorías conspirativas como parte de una campaña de mera desinformación, acrecentando el miedo y la confusión. En particular, la información acerca de las investigaciones científicas se hace llegar a la población de forma fragmentada y desconectada de otros incidentes y procesos en curso, claramente conectados. Esto tiene relación con la trayectoria (des)informativa dominante de fragmentación de la realidad como estrategia para crear confusión y alejar a la mayoría de las personas de cualquier intento por comprenderla.

Finalmente, en este trabajo no se han presentado las posiciones de los científicos que sostienen el origen artificial del virus. Esto se debe, primero, a que esta polémica ha tenido lugar mas en los medios de comunicación generalistas a base de declaraciones, y, segundo, a que hay numerosos artículos que tratan de probar el origen ”no artificial” del virus y muy pocos que traten de demostrar lo contrario; de hecho, las publicaciones existentes reportan los intentos fracasados de encontrar la cadena zoonótica de propagación.

El trabajo de Sergei Kurginyan [2] proporciona varias referencias de científicos que sostienen el origen
artificial del virus, entre las que cabe mencionar a Luc Antoine Montagnier, científico francés y Premio
Nobel de medicina en 2008 por el descubrimiento del virus del VIH.

Según Montagnier, se ha intentado obtener una vacuna contra el SIDA insertando en el laboratorio secuencias cortas del tamaño de 20 nucleótidos del virus del SIDA al coronavirus. Según él, estos pequeños fragmentos llevan consigo formaciones genéticas que pueden cambiar el comportamiento de las proteínas y cambiar la composición de la capa externa del virus para que se vuelva capaz de infectar las células humanas. Montagnier lanza sus sospechas contra un escape fortuito en China sin más sustento que, según el relato occidental, la pandemia se inició allí.

Científicos indios del Centro Internacional de Ingeniería Genética Anand Ranganathan declararon a fines de enero, que habían encontrado inserciones de VIH en COVID que no están presentes en otros coronavirus, postulando que el virus no se desarrolló por accidente.

También los investigadores taiwaneses y australianos liderados por Wei-Lun Wang de la Universidad
Nacional de Educación de Changhua en Taiwán y colaboradores de la Universidad Murdoch en Australia,
han proporcionado un informe sobre una mutación importante que tiene el potencial de anular el desarrollo de las vacunas contra el COVID-19, lo que en principio es coherente con las tesis de Montagnier y sus colegas Indios.

Bibliografía.

  1. Alcamí Pertejo, José, Lopez-Collazo, Eduardo. CORONAVIRUS ¿La Última Pandemia? Oberon
    2020. ISBN 978-84-415-4284-6
  2. Sergei Kurginyan et Al. Coronavirus – its goals, authors, and Masters. Part I – IV. EoT July 2020
    http://eu.eot.su/2020/11/13/coronavirus-su-objetivo-autores-y-duenos-parte-v/
  3. Kristian G. Andersen et Al. The proximal origin of SARS-CoV-2. Nature Medicine | VOL 26 | April
    2020 |
  4. Vineet D Menachery et Al. A SARS-like cluster of circulating bat coronaviruses shows potential for
    human emergence. Nature Medicine. November 2015
  5. Yasmin A. MALIK. Properties of Coronavirus and SARS-CoV-2. Malaysian J Pathol 2020; 42(1) : 3
    – 11
  6. Nota informativa de OXFAM. El virus del hambre: cómo el coronavirus está agravando el hambre en un mundo hambriento. 9 julio 2020
  7. Peter Forster et Al. Phylogenetic network analysis of SARS-CoV-2 genomes. Proceedings of the
    National Academy of Sciences (PNAS). Marzo 2020
  8. Daniele Mercatelli / Federico M. Giorgi. Geographic and Genomic Distribution of SARS-CoV-2
    Mutations. Department of Pharmacy and Biotechnology, University of Bologna, Julio 2020
  9. GIAID: Clade and lineage nomneclature aids in genomic epidemiology of active hCOV-19 viruses..
    Julio 2020
  10. Denise Grady. Deadly Germ Research Is Shut Down at Army Lab Over Safety Concerns. The New
    York Times 5 Agosto de 2019
  11. Heather Mongilio, Md. CDC Inspection Findings Reveal More about Fort Detrick Research
    Suspension. The Frederick News-Post. 24 Nov 2019
  12. By Sheila Kaplan / Matt Richtel. The Mysterious Vaping Illness That’s ‘Becoming an Epidemic’. New York Times, Agosto de 2019
  13. 20 Minutos / EFE – Seis de 138 militares que viajaron a los Juegos de Wuhan dan positivo a
    anticuerpos del coronavirus. 19 Jun 2020
  14. Global Times. US urged to release health info of military athletes who came to Wuhan in October
    2019 – 25 Marzo 2020
  15. Declan Butler. Engineered bat virus stirs debate over risky research. Nature Medicine. Noviembre
    2015
  16. World Economic Forum. El Gran Reinicio: Una cumbre gemela única para empezar el 2021 Junio
    20202
  17. Steve Strongin, Deborah Mirabal. EL GRAN RESET, Un marco para invertir después de COVID-19
    Goldman Sachs. Mayo 2020
  18. Pagina WEB GISAID. https://www.gisaid.org/epiflu-applications/phylodynamics/

Comments are closed.