Europa y el cultivo de la ignorancia. Farruco Sesto
Venezuela. Congreso de Angostura. 1819. Simón Bolívar les decía a los congresistas en su extraordinario discurso: “Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción”. Apenas unos segundos antes les había expresado también: “por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza”.
No tengo duda alguna de que, con estas frases, Bolívar afirmaba la intencionalidad del poder colonial en la procura de esa ignorancia generalizada, como condición indispensable para hacer posible su dominio. La ignorancia del pueblo. Atención a esta idea.
Pero ¿En qué consistía en aquel momento la ignorancia? Básicamente en la ausencia de conocimiento. Creo que la imagen de los seres humanos como recipientes vacíos, individualmente o en sociedad, podría ilustrar la naturaleza de esa ignorancia. Recipientes susceptibles de ser llenados de conocimientos, pero cuyo flujo era retenido por el poder establecido. Porque ya se sabe que es a partir del conocimiento que se desarrolla la conciencia, y que ello no le conviene de ninguna manera al poder opresor.
Trasladémonos ahora al tiempo actual. Situémonos en la Europa civilizada del siglo XXI. Y voy a hablar de lo que siento con relación a la manera como ven el mundo una buena parte de los habitantes, mis conciudadanos, de estos lugares donde vivo.
Reflexionando sobre las frases de Bolívar, me surge una pregunta: ¿Podría ese concepto seguir teniendo validez aquí, en este punto donde estamos? Me refiero a la procura estratégica de la ignorancia generalizada por parte del Poder para mantener a los pueblos sometidos. En esta época de información y comunicación masiva, en este mundo abrumadoramente mediático y de redes desatadas, ¿podría seguir teniendo sentido la afirmación de que por el engaño nos dominan más que por la fuerza? ¿Y que nuestra ignorancia es el instrumento ciego con que nos oprimen?
A tales preguntas me respondo a mí mismo que sí. Pero no sin advertir al mismo tiempo que, con el cambio de las épocas, ha cambiado también el propio concepto de ignorancia, políticamente hablando. Pues ahora ya no se trata de una ausencia de conocimientos. Sino de una sobresaturación de falsos conocimientos.
Lo cual significa, para seguir utilizando la imagen propuesta, que los recipientes no están vacíos sino llenos. Pero de “desconocimientos”, por así decirlo, de basura bien adornada. De innumerables sinrazones argumentadas y posverdades a la carta. De hipócritas galaxias comunicacionales donde las mentiras, presentadas con total seriedad, giran en torno a una realidad que no es tal, sino la contraria. Como si estuviéramos en un festival perpetuo de prestidigitación que encandila a los ciudadanos medios europeos.
Con lo cual, haciendo válida otra de las frases de Bolívar en Angostura, “adoptan como realidades las que son puras ilusiones”. Tal es la estrategia del poder para cimentar la ignorancia.
(Publicado en Correo del Orinoco, el 19 de mayo de 2022)