Honduras / Gerardo Torres, del Partido Libre: «No nos detendremos, aumentaremos aún más la presión contra este régimen»
Honduras nuevamente en llamas por la huelga general convocada por los trabajadores de salud y educación contra los planes de privatización aprobados por decreto del gobierno de Juan Orlando Hernández (Partido Nacional Hondureño). Lo comentamos con Gerardo Torres, secretario internacional del Partido Libre de Honduras, a quien entrevistamos en Caracas en el II Foro sobre la Gran Misión Vivienda Venezuela, y que escuchamos por teléfono para las últimas actualizaciones.
¿Qué está pasando en Honduras? ¿Es cierto que la embajada de Estados Unidos fue incendiada? En las redes sociales hay quienes hablaron de una provocación
Es cierto que, ayer, un incendio destruyó casi por completo la entrada principal a la embajada de Estados Unidos en el segundo día de la huelga general. El país está completamente militarizado, pero durante una movilización que nos acercó a la embajada de Estados Unidos, algunos jóvenes lograron pasar aprovechando el poco control que había en un perímetro generalmente militarizado. Irán y Honduras son los únicos dos países que incendiaron una embajada gringa. Con nosotros es la segunda vez que sucede, la primera fue en 1986, durante una protesta con una alta participación de estudiantes. Estamos en medio de un proceso de privatización de la salud y la educación buscada por un gobierno a sueldo de los Estados Unidos y las grandes multinacionales. Junto con los maestros, el colegio de médicos ha convocado una huelga general. Tanto el Frente de Resistencia como nuestro partido acompañan las movilizaciones, cuya dirección está en manos de trabajadores y trabajadoras. Inicialmente, el gobierno había rechazado cualquier negociación, pero tan pronto como ayer anunció que quería derogar los procesos de privatización. Probablemente estemos en la víspera de una nueva victoria popular.
Y entonces? ¿Cuáles serán los objetivos?
No nos detendremos. Aumentaremos aún más la presión contra este régimen que tenemos después del golpe de estado de 2009, que se impuso con armas después del fraude de 2017. Hoy y mañana tomaremos otras medidas de protesta, y así durante la semana. Ya hemos cerrado el aeropuerto internacional y organizado más de 200 bloqueos de carreteras, nos enfrentamos con la policía en varias ocasiones y tuvimos varias muertes. Este régimen neoliberal pretende quitar tantos derechos como sea posible para favorecer los intereses de las grandes multinacionales. Estamos en un proceso que llamamos de insurrección pacífica, una protesta permanente en las calles. Hemos creado comandos insurreccionales, compuestos de un mínimo de 3-5 unidades, políticamente entrenados por la protesta y la movilización. Una protesta que ha continuado desde noviembre de 2017, cuando ganamos las elecciones por segunda vez, pero las volvieron a robar. El régimen se impuso con las armas y con el apoyo de las fuerzas armadas estadounidenses, del comando Sur. Hemos apelado al artículo 3 de la constitución según el cual nadie le debe obediencia a un gobierno usurpador.
¿Cuál es la fuerza del Partido Libre?
En junio, habrán pasado diez años desde el golpe. Una década de lucha y resistencia durante la cual nos hemos convertido en la fuerza política más grande del país. Sin embargo, nos impiden llegar al poder porque el gobierno de Honduras es un títere a sueldo de los intereses geopolíticos de los Estados Unidos que debe proteger. Ganamos al bipartidismo y a la oligarquía. La única razón por la que no nos dejan gobernar es porque nos enfrentamos directamente con el imperialismo, con la base aérea más grande de América del Norte en América Latina y presente en nuestro territorio. La base aérea de Palmerola fue creada como parte de la Guerra Fría para atacar la revolución sandinista, la salvadoreña y la independencia del Caribe. La nuestra es una lucha por la independencia. Somos una colonia de los Estados Unidos y estamos luchando para lograr la verdadera independencia: empezando por la expulsión de las bases militares de los Estados Unidos.
Los Estados Unidos intentan imponer una nueva doctrina Monroe para América Latina, y América Central sigue siendo su bastión. ¿Cual es tu lectura?
La doctrina de Monroe, la de los halcones del Pentágono, tiene uno de sus principales portaaviones en Honduras. En Honduras estuvo uno de los más grandes torturadores del pueblo latinoamericano, John Negroponte, quien luego continuó su acción letal en Irak. Honduras fue la república bananera, completamente subordinada a los EE. UU. que la usó como base para atacar otras revoluciones. Sucedió entonces que una izquierda que siempre había sido aplastada por los intereses norteamericanos, se unió a la llegada de Manuel Zelaya como presidente. Aunque provenía del partido liberal, Zelaya produjo una ruptura con el bipartidismo. Se enfrentó con los norteamericanos, rompió con la dependencia, prometió expulsar la base gringa del territorio. Y le dieron un golpe de estado. Así que pensaron que ibamos a quedarnos callados, pero la verdad es que durante más de 15 años, siguiendo el ejemplo de la revolución bolivariana, hemos logrado despertar al pueblo, uno de los pueblos más aplastados del imperialismo. Hoy sabemos que los halcones vuelven a volar, que se está llevando a cabo una contraofensiva conservadora contra los sectores populares, y sabemos que es nuestra plena responsabilidad bloquear el imperialismo, expulsarlo de nuestro territorio y unirnos a la construcción del sueño de la Patria Grande de América Latina: la de Bolivar y del comandante Chávez.
Venezuela está en el ojo de la tormenta, pero reacciona a las sanciones y los ataques con más derechos, más cultura y más participación popular. Como representante del Partido Libre en el Segundo Foro Internacional de la Gran Misión Vivienda Venezuela, ¿cómo ve el futuro de la revolución bolivariana?
En este momento, Venezuela es el principal dolor de cabeza del imperialismo, porque ha demostrado que un país puede desarrollarse basándose en el socialismo. Un país que, históricamente, había sido uno de los más desiguales, en el que solo una pequeña parte poseía mucho dinero, mientras que la gran mayoría vivía en la pobreza. La revolución bolivariana, a la que estamos profundamente agradecidos, ha logrado reducir enormemente las desigualdades. Estamos seguros de que los gringos no podrán destruirla, no podrán hacerlo con el pueblo y con la idea del chavismo, que se ha arraigado no solo en Venezuela, sino en todos los pueblos del planeta. No podrán hacer frente a las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas, que se formaron en ideales chavistas, es decir, antiimperialistas. En Honduras compartimos todos los ideales de la revolución bolivariana, creemos en la unidad latinoamericana. Somos morazanistas. Francisco Morazán y Simón Bolívar eran casi contemporáneos y perseguían el mismo objetivo, Bolívar en Sudamérica y Morazán en Centroamérica: una sola nación latinoamericana para enfrentar el imperialismo. Y somos profundamente antiimperialistas. Hoy, en Honduras, estamos al otro lado del espejo con respecto a Venezuela: somos el ejemplo de lo que sucedería si permitiéramos que los gringos llegaran a la tierra natal de Bolívar. Debemos evitarlo. En Honduras tenemos el control de algunos municipios donde intentamos seguir el ejemplo de la Misión Vivienda, desarrollar proyectos de viviendas solidarias. Hemos venido muchas veces a Venezuela para aprender, hemos celebrado conferencias con el gobierno bolivariano, pero el gobierno hondureño ha colocado todo tipo de impedimentos. Mientras que en Venezuela las mejores mentes están al servicio del poder popular, en Honduras las mejores mentes se compran para ponerlas al servicio del imperialismo: para que sigamos viviendo como colonias.