Imperio de la ley
En los regímenes capitalistas es normal escuchar a sus gobernantes referirse de modo enfático al “imperio de la ley”, y siempre con el aplauso interesado de los medios de comunicación a su servicio.
Pero curiosamente también se lo hemos oído al comandante Chávez, como cuando dijo: “Que siga ganando Venezuela, madurando políticamente, que sigamos logrando la maduración del modelo democrático nuevo, la verdadera democracia, la Constitución Bolivariana, el imperio de la Ley, el respeto a la voluntad del pueblo” (H.CH.05.09.2012)
Ahora, cuando vemos que la República Popular China acaba de aprobar un “plan sobre la construcción del imperio de la Ley”, nos ponemos a reflexionar sobre ello. En el importante documento, que fue emitido por el Comité Central del Partido Comunista de China, se afirma que el imperio de la ley es una característica del progreso de la civilización humana, así como la forma básica de gobernanza.
¿Cómo puede ser eso? La pregunta no sobra. ¿Cómo es posible que el concepto “imperio de la ley”, sea manejado tanto por los gobiernos de la burguesía, como por los gobiernos socialistas?
Bueno, el quid de la cuestión está en definir quién es el dueño de las leyes, por así decirlo. En determinar quién las propone, y quien las elabora y las aprueba. Porque según quien dirija ese proceso, el contenido de las leyes será distinto. Y su aplicación también.
Cuando quien legisla es la burguesía, el trasfondo real de las leyes, su sentido profundo, su carácter y, muchas veces, también su propia expresión escrita, estará al servicio de su estructura de poder y de su visión del mundo.
Pero si es el pueblo el que ejerce el poder, cada una de las leyes, así como el conjunto de todas ellas, estará diseñada y convenida democráticamente para servir de base al proceso de emancipación humana. De modo tal que la vigencia del “imperio de la ley”, además de regular la convivencia, que es siempre su objetivo inmediato, lo hará al servicio de la justicia y de la libertad, en un marco de fraternidad social.
La Revolución Bolivariana, con el pueblo en el poder de la Nación, ha venido trabajando intensamente durante los 21 años transcurridos, en la construcción de ese corpus legal, comenzando por la propia Constitución, que le sirva de base al proceso de la construcción del socialismo y la transformación del país. Pero la tarea dista de estar completa. Y hay que terminarla sin duda. Tal es, a mi juicio, el principal objetivo que debe trazarse nuestra Asamblea Nacional: erradicar definitivamente en este período cualquier ley con aroma del pasado y completar el piso legal necesario para nuestro proyecto.
(Esta nota continuará la próxima semana)
(Publicado en Correo del Orinoco, el 14 de enero de 2021)