Inversión de roles
Que Occidente decae y que Oriente sube, a estas alturas de la historia, es una obviedad. Por si hay, que hay, sobre todo por pereza mental, alguien que todavía sigue insistiendo en eso de «imperio» -refiriéndose a EEUU- no estaría de más que leyese lo que dice el propio «imperio». Pero la pereza…
Por ejemplo, en una evidente inversión de roles que indica a las claras cómo está el mundo, es EEUU quien pide ayuda… a China. Y China, claro está, se ríe. Se arremete contra China, se intenta bloquear a China, se putea a China, se sataniza a China y ahora se recurre a China.
Los días 16 y 29 de agosto el Secretario de Estado de EEUU llamó a su homólogo chino para pedirle, por favor, que le ayudase. Dos llamadas en menos de 15 días. Una llamada por semana. Evidentemente, la situación de EEUU tras la derrota de Afganistán es desesperada aunque lance un misil por ahí y otro por allá intentando aparentar algo. EEUU ya no es nadie en Afganistán. Quienes son algo son China, Rusia e Irán, por ejemplo. Y lo son cada día que pasa en una proporción que crece en la misma medida que decrece Occidente.
Si hay que atenerse a lo poco que dice ese «imperio» que ya no es imperio, pareciera que a EEUU solo le preocupa Afganistán. Y pudiera ser porque la imagen de EEUU está por los suelos. Pero desde luego, los chinos están en otra cosa y contestaron como es habitual en ellos. ¿Queréis que os ayudemos tras todas las trapacerías que nos estáis haciendo? Pues poneos las pilas en la relación bilateral y no solo en el aspecto afgano que os hace daño. Comparad la información del «imperio»» que no es imperio y la de China sobre el tema. Lo he dicho innumerables veces: el día que seamos capaces de prescindir de lo que dicen los medios de propaganda occidentales, ese día habremos avanzado un poquito en nuestra propia emancipación. Y si eso es mucho trabajo, al menos id a lo que dicen los otros. Suele ser mucho más interesante.
Que EEUU necesita desesperadamente ayuda es evidente. Que está en una situación débil, también. Que los chinos tienen sus propias condiciones para la ayuda es evidente. Que esas condiciones son previas, también. Inversión de roles total.
EEUU ha venido trasladando, durante años, a combatientes del llamado Estado Islámico desde Siria a Afganistán. Incluso sus infames vasallos de los kurdos lo han tenido que reconocer. Que han sido trasladados allí porque se intuía el triunfo talibán es hoy poco cuestionable. Que el llamado Estado Islámico es la baza que juega EEUU -y sus vasallos europeos- para desestabilizar a los talibanes y, de rebote, la influencia de China, Rusia e Irán en Afganistán es tan claro como que hay noche y que hay día. Y que todo eso lo saben chinos, rusos, iraníes y talibanes, también.
Por eso China se ríe de EEUU y le lee la cartilla porque si hay un pueblo inculto, ese es EEUU. «Los hechos han demostrado una vez más que copiar mecánicamente un modelo extranjero importado no se puede adaptar fácilmente al uso en un país con una historia, cultura y condiciones nacionales completamente diferentes y, en última instancia, es poco probable que se establezca», se lee en la nota china. Una gran verdad.
Por el contrario, China siempre ha actuado de otra manera. Es lo que se conoce como «Consenso de Beijing», un concepto de política exterior que se viene manteniendo inalterable desde que se elaboró, hace ya 20 años, y que, en síntesis, es no injerencia, diplomacia y multipolaridad. O sea, la antítesis del comportamiento de EEUU y sus vasallos.
¿Qué quiere decir eso? Pues que China va a ser de los primeros en reconocer al gobierno talibán a poco que este cumpla sus compromisos. Y os recuerdo lo que China, Rusia e Irán ya han negociado con los talibanes. A China no le importa el sistema de gobierno siempre que cumpla. Y dice algo que rechina en los oídos occidentales: haced lo mismo, no seáis injerencistas y ayudad a la reconstrucción.
Y repite: «la parte estadounidense no puede, por un lado, contener y reprimir deliberadamente a China y socavar los derechos e intereses legítimos de China, y por otro lado, esperar el apoyo y la cooperación de China, porque esa lógica nunca existe en los intercambios internacionales». O sea, lloricas estadounidenses, vuestra hipocresía es tan conocida que se os debería caer la cara de vergüenza. Claro que para eso, hay que tener vergüenza.
Y, ahora, la bomba. Si os fijáis, la respuesta china hace referencia a la conversación del 16, pero la de la semana después es mucho más dura. Partiendo de Afganistán, vuelve a leer la cartilla al «imperio» (menudo chiste): «respetar la soberanía e independencia de Afganistán, tomar acciones concretas para ayudar a Afganistán a combatir el terrorismo y la violencia, en lugar de practicar un doble rasero o combatir el terrorismo de manera selectiva (…) La parte estadounidense conoce claramente las causas de la actual situación caótica en Afganistán, cualquier acción que tome el CSNU debería contribuir a aliviar las tensiones en lugar de intensificarlas, y contribuir a una transición sin problemas de la situación en Afganistán». Un aviso a navegantes sobre lo que China hará en la ONU (y es de suponer que también Rusia).
Pero China no se queda ahí en su reprimenda: «Si la parte estadounidense también espera que las relaciones bilaterales vuelvan al camino correcto, debería dejar de difamar y atacar ciegamente a China, y dejar de socavar la soberanía, la seguridad y los intereses de desarrollo de China».
Parece mentira, pero muy lejos quedan ya los 20 minutos del discurso de Biden al tomar posesión como presidente y lo que en ellos dijo. De forma especial, en lo referente a China. Todo eso de «hablar desde una posición de fuerza » se lo están tragando a marchas forzadas. Los chinos lo tienen claro, y más ahora que se invierten los roles.
Y, por cierto, otro movimiento de los talibanes en la buena dirección. Si hace un par de semanas fue la circular sobre «no interferir en los asuntos de los hermanos chiítas», ahora llega otro movimiento de gran calado: los talibanes han reanudado el suministro de agua a Irán abriendo las esclusas del río Helmand para permitir que el agua fluya hacia la provincia iraní de Sistán, muy afectada por la sequía y que habían sido cerradas desde hace dos años por el gobierno pro-occidental (sí, ese de los refugiados tan guays y televisivos) cumpliendo obediente las órdenes estadounidenses sobre las sanciones a Irán (que no hará falta recordar que son ilegales según el derecho internacional).
(Publicado en el blog del autor, el 30 de agosto de 2021)