La ciencia al mando. Farruco Sesto
Hacer de Venezuela un país potencia, es uno de nuestros grandes objetivos históricos. Un país potencia en el socialismo y para la paz. Pero para ello hay que asentar con fuerza las bases espirituales y materiales que lo hagan posible, tanto en el ámbito individual como en el social.
Esto es tarea de cada venezolana o venezolano que se sienta revolucionario. Lo es también, por supuesto, del colectivo y de sus vanguardias políticas. Y es una tarea esencial del Estado, a través de sus instituciones del poder popular.
Por bases espirituales, entendemos la conjunción activa en el plano social de esas virtudes a las que tanto se refería políticamente Chávez: el amor, el desprendimiento, la solidaridad, el espíritu socialista, el conocimiento, la conciencia. Y por bases materiales, ya sabemos, la capacidad, como país, de producir la riqueza necesaria para el “vivir bien”, con dignidad, habiendo derrotado para siempre el desamparo y la pobreza.
En este punto, yo quiero destacar la importancia de todos nuestros ministerios, no solo para responder a necesidades, sino sobre todo para definir, orientar e impulsar nuestro proyecto de transformación profunda. O lo que es lo mismo, para contribuir de una manera decisiva a la creación de esas bases materiales y espirituales a las que nos referíamos.
Pues bien, y ese es el sentido de esta nota, escrita para subrayar una idea, si me preguntaran sobre cuál de todos los ministerios recomendaría poner el acento en esta etapa de nuestra Revolución, yo diría que en el del Poder Popular para la Ciencia y Tecnología. Tal vez algún camarada se sorprenda. Pero eso exactamente lo que pienso. He ahí un punto clave, a mi juicio, o un tema clave si se quiere, de cualquier plan social, económico, militar, productivo, cultural dirigido a convertir a corto plazo a Venezuela en un país potencia.
Aprendimos de Mao, en su momento, aquello de “la política al mando”. Pues bien, haciendo una analogía, yo insistiría en poner en este momento “la ciencia al mando”. La ciencia en todo y por todo. Transversalmente. Democratizándola, junto con la tecnología. Universalizando el manejo del método científico La ciencia en el esfuerzo colectivo, así como en la formación de cada hombre o mujer en nuestro país. La ciencia en la Comuna. La ciencia en la investigación pura y, por supuesto, en la investigación aplicada. Insertada en la cultura, en la defensa, en la economía, en la producción, en la salud, en el manejo de la biodiversidad, en la comunicación, en la política… en la vida.
(Publicado en Correo del Orinoco, el 1 de diciembre de 2022)