La cuestión nuclear en Corea
El presente artículo es el cuarto de una serie de textos realizados por el grupo de trabajo de Corea del Norte del FAI (GT-Corea). Si te interesa seguir todas las actualizaciones sobre Corea te recomendamos registrarte AQUÍ para recibir un email con los nuevos artículos. También puedes acceder al historial de publicaciones sobre Corea AQUÍ.
En los últimos días, podemos leer en los medios de todo el mundo multitud de noticias acerca de la situación en la Península Coreana, siendo el denominador común una condena general al programa nuclear de la República Popular Democrática de Corea así como a sus pruebas balísticas, donde se presenta a este país como una amenaza para la paz mundial. Los gobiernos de los países alineados con Occidente, principalmente con los EEUU, están condenando uno tras otro a la RPDC, así como sumándose a los paquetes de sanciones impulsados por el Consejo de Seguridad de la ONU. Lo más grave radica en que la retórica belicista de EEUU es cada vez mayor con amenazas explícitas de destruir al país, moviendo cada vez mayor número de tropas y armamento a la Península Coreana y aumentando aún más las tensiones ya existentes.
Lo cierto, es que detrás de todas estas informaciones difundidas por los medios hegemónicos del capital, se encuentra una realidad radicalmente distinta, pues la verdadera amenaza para la paz mundial son los propios EEUU, mientras que la RPDC desarrolla de forma legítima sus fuerzas armadas nucleares exclusivamente con fines defensivos y disuasorios, frente a la amenaza muy real que representa el imperialismo estadounidense. En los siguientes párrafos vamos a exponer hechos históricos sobre la cuestión nuclear en Corea para que se pueda entender de forma clara todas estas cuestiones y el posicionamiento de la RPDC.
Para entender todo el conflicto debemos remontarnos a la Guerra de Corea, que tuvo lugar entre 1950 y 1953. Este conflicto, conocido también como la “Guerra Olvidada” en Occidente, fue uno de los más brutales del siglo XX. A lo largo de los 3 años que duró, los EEUU aplicaron una política de tierra quemada contra la RPDC, llegando a lanzar alrededor de 635.000 toneladas de explosivos sobre este pequeño país, incluyendo un uso extensivo del napalm e incluso recurriendo a las armas bacteriológicas. Se estima que a lo largo del conflicto se llegó a exterminar entre un 20-30% de la población coreana, lo que es un claro indicador de la barbaridad y los crímenes realizados por EEUU contra el pueblo coreano, crímenes que por supuesto nunca han sido juzgados ni se ha aplicado condena ni sanción alguna a nadie. Para colmo, en el contexto de esta orgía de muerte y brutalidad, el General Douglas MacArthur llegó a solicitar el uso de armas atómicas, siendo finalmente depuesto por su propio gobierno.
Una vez finalizada la guerra tras la firma del Acuerdo de Armisticio el 27 de julio de 1953, EEUU incumplió sucesivamente los acuerdos de este tratado, manteniendo las tropas en el Sur de Corea e introduciendo cada vez más cantidad de armamento. Finalmente, el 15 de julio de 1957, EEUU anuncia la introducción de armamento nuclear en Corea del Sur, teniendo para el final de la década un cañón atómico de 280 mm y misiles nucleares “Honest John” entre otros. A esto hay que sumarle la ubicación de armas atómicas como “Nike Hercules” y “Hawk” en la década de los 60, llegando a tener más de 1000 armas nucleares para 1975 y aumentando aún más el número de ojivas y bombarderos nucleares para la década de 1980. Además, desde los 60 se realizan también maniobras militares agresivas cada año en la parte Sur, donde se simula la invasión del Norte, simulacros nucleares y el asesinato de sus líderes sin ningún tipo de reparo.
A pesar de todo esto, en 1985 la RPDC firmó el Tratado de No Proliferación Nuclear, renunciando a este tipo de armas para cualquier fin. Pero fue en la década de 1990 cuando las cosas cambiaron radicalmente. Con la desintegración de la URSS y los países del campo socialista, EEUU definió la Península Coreana como el siguiente campo operacional, y utilizó como excusa la construcción de reactores nucleares con fines pacíficos para amenazar con bombardearlos e incluso con una intervención militar, por lo que la RPDC amenazó con retirarse del Tratado de No Proliferación y desarrollar su propio programa nuclear.
Tras una serie de negociaciones, el 21 de octubre de 1994 se firmó en Ginebra el Marco Acordado EEUU-RPDC, por el cual la RPDC se comprometía a desmantelar sus reactores nucleares a cambio de la normalización de las relaciones, el levantamiento de las sanciones, recibir combustible y un reactor de agua ligera con el cuál sería muy difícil desarrollar armamento nuclear. Desde el primer momento la RPDC cumplió con lo acordado y canceló sus actividades nucleares, pero por el contrario las administraciones norteamericanas pusieron continuas trabas y tras 8 años no habían cumplido ni un solo punto del acuerdo.
Finalmente, con la inclusión de la RPDC en el llamado “Eje del Mal”, ante la reciente invasión de Afganistán por parte de EEUU y con la amenaza de invasión planeando sobre el pueblo coreano, finalmente el gobierno norcoreano decide retirarse del Tratado de No Proliferación en 2003 e inicia su programa nuclear con fines defensivos. Incluso en esta situación, en 2005 volvió a ofrecer una vez más la detención de su programa nuclear a cambio de retomar los acuerdos de 1994 y que EEUU firmará una paz definitiva que sustituya al armisticio, pero volvieron a rechazarlo y obligaron a la RPDC a desarrollar permanentemente su programa nuclear hasta el día de hoy.
Por tanto, teniendo en cuenta todo lo expuesto anteriormente, la RPDC está en todo su derecho a desarrollar su legítimo programa nuclear defensivo y los pueblos progresistas del mundo deben condenar las sanciones y la amenaza militar de EEUU y sus aliados, así como la hipocresía de los gobiernos y medios alineados con ellos. La RPDC ha hecho todo lo que está en sus manos para conseguir la paz, pero no la va a mendigar. Mientras EEUU no acepte firmar un acuerdo de paz definitivo y parar sus maniobras militares anuales, las fuerzas armadas nucleares de la RPDC continuarán desarrollándose y se harán aún más pruebas nucleares y balísticas en el futuro, sin importar ni las sanciones ni las presiones.