La sangre es negra. El lince
En la entrega del otro día os fijasteis en el número de muertos ucranianos, pero eso, con ser muy importante, no es tan relevante como otra cosa que os pasó desapercibida: que las monedas no occidentales suben en el comercio internacional y las occidentales bajan.
Os recuerdo el gráfico. Pinchad en él para hacerlo grande y verlo mejor.
La pregunta es qué hacen y por qué suben entre las monedas en que comercia el mundo el bat tailandés, el dirham emiratí y el rand sudafricano, porque el que esté presente la rupia india no hace falta explicarlo dado el papel que está jugando India en el nuevo mundo multipolar tras este año desastroso para Occidente tras el empujón ruso en el país 404, antes conocido como Ucrania.
La respuesta es muy sencilla y tiene que ver con eso: son las monedas en las que está comerciando el mundo no occidental para eludir las sanciones -ilegales, según el derecho internacional- impuestas por el Occidente colectivo a cualquiera que comercie con Rusia. Por eso ya todo el mundo coincide en que las famosas «sanciones del infierno» ni queman ni apenas calientan.
El precio del barril de petróleo está balanceándose en los 82 dólares (un par por arriba, un par por abajo); Rusia está vendiendo su petróleo a 74 dólares. Esto es lo que dice la agencia británica Argus, que analiza los precios de venta del petróleo. Es decir, el famoso «tope» de 60 dólares impuesto por el fantasmagórico G-7, la Unión Europea y Australia no se está cumpliendo (otra patada más en la boca a Occidente). Rusia está vendiendo con descuento medio del 10% (algo más a los países que considera «amigos», como India, cuyo descuento oscila entre los 14-17 dólares por barril -dependiendo del tipo de crudo-, lo que sigue superando el tope occidental), y está utilizando canales alternativos para el pago. Esas monedas, además del rublo y del yuan, son las que se están utilizando. Eso está provocando la erosión del dominio del dólar en unos niveles no vistos hasta ahora.
El principal país que lo está haciendo así es India, que se ha convertido en el principal comprador de petróleo ruso. Hasta el año pasado, India compraba, por este orden, a Arabia Saudita, Irak y Rusia. Ahora India compra a Rusia la friolera del 35% del petróleo que consume, convirtiendo a Rusia en su principal suministrador. Esto lo ratifica la Agencia Internacional de la Energía. Este mes pasado, febrero, India compró más que nunca: 1’6 millones de barriles diarios, con un aumento también del 35% en la compra. Hay que hacer notar algo: antes de todo el bochinche del país 404, Rusia suministraba solo el 1% del petróleo que consumía India.
El petróleo es el principal producto que importa India de Rusia, importaciones que en 2022 crecieron el 384% según datos que acaba de publicar el Ministerio de Comercio indio.
En las reuniones de ministros de Finanzas y de Exteriores que preparan la cumbre del G-lo que sea, antes llamado G-20, (que se celebran en India) varios países occidentales intentaron que India no comprase petróleo ruso por encima del precio «tope» de 60 dólares, a lo que India respondió como os podéis imaginar: que nanai, que haría lo que considerase porque no se sumaba a las sanciones occidentales. India no quiere enemistarse con EEUU, pero no acepta presiones; Europa les queda muy lejos -su ministro de Exteriores dijo que «los problemas de Europa no son los nuestros»- y está haciendo una buena demostración de lo que es la independencia de un país.
India es el tercer importador de petróleo del mundo, tras EEUU y China, por lo que al actuar de esta forma, que se suma a la de China, debilita objetivamente el poder de las monedas occidentales, incluido el dólar. Eso no quiere decir que el dólar desaparezca mañana, por supuesto, pero la tendencia se asienta y aparecen otras monedas alternativas (siempre hablando del comercio que pasa por el SWIFT, no hay que olvidarlo, porque Rusia tiene su propio sistema financiero y China lo mismo y son los que están canalizando el comercio en otras monedas que no son las occidentales).
India y Rusia están utilizando canales de transporte marítimo y seguros no occidentales, por lo que eluden fácilmente las sanciones, añadiendo además el pago en monedas no occidentales, además de las suyas propias. Es por eso que en el último paquete de sanciones de EEUU y Gran Bretaña se ha incluido a un banco emiratí en ellas: se intenta tapar esta grieta.
Pero rápidamente surge otra, que replica a la anterior: India y los Emiratos Árabes Unidos han anunciado que están en «negociaciones técnicas para un tipo de cambio comercial entre la rupia y el dirham como parte de los esfuerzos para ampliar el acuerdo de libre comercio que las dos naciones firmaron el año pasado».
Como dicen aquí, «el comercio de petróleo entre Rusia e India socava décadas de dominio del dólar estadounidense».
Ni que decir tiene que todo lo que está pasando, aunque no lo veamos dado que tenemos cerrados los ojos, tiene su origen en la crisis del país 404, antes conocido como Ucrania. Por eso es vital para Occidente, porque su derrota será en todos los aspectos, especialmente en el económico, lo único que aún controlan. Esta es la herida por la que sangran y por la que están muriendo como chiches los ucranianos.
Dicho esto, hay que reivindicar que vuelva la lobotomía: alguien tiene que hurgar en el cerebro (?) occidental. No sé si os habéis dado cuenta que simultáneamente, a ambos lados del océano, dos medios de propaganda, uno estadounidense y otro alemán, «informaron» sobre el «rastro ucraniano» del sabotaje al oleoducto Corriente del Norte. Os voy a dar una pista, que también estaba en la entrega del otro día:
¿Recordáis cuando se dijo que era responsabilidad de Rusia, una «bandera falsa»? No, claro que no. Occidente no tiene ni ética ni moral. Ni memoria. Como cuando se rechazó de plano la historia de Hersh. Y ahora, de repente, saliendo de la nada…
No cabe ninguna duda de que toda esta simultaneidad es consecuencia directa del viaje de Scholz a Washington, donde junto a Biden trazó una línea común con la que intentar salvar la cara ante lo que denunció Hersh. Volar la instalación de infraestructura más importante de Alemania, a pesar de que el propietario del gasoducto Nord Stream AG es una sociedad anónima con participación de capital alemán, cometer el sabotaje en la zona económica de Suecia y Dinamarca, cargarse la ecología en el mar y demás, añadiendo una carta de triunfo a Rusia por ello no es moco de pavo. Por lo tanto, hay que salvar al patrón, y es preferible el aumento del sentimiento antiucraniano en Alemania -que siempre se puede controlar democráticamente a través del Parlamento con eso de elecciones, democracias y demás- que permitir el descrédito del patrón (el caso de Francia, con el Senado aprobando el aumento de la edad de jubilación con todo el país en contra, es el más claro ejemplo de la «democracia» occidental).
Porque en Alemania, mientras estén Los Verdes, rusófobos, proestadounidenses y fanáticos, no habrá una «explosión antiestadounidense». Alemania ya ha dado buena muestra de su servilismo y vasallaje. Pero como es un país democrático, faltaría más, investiga el asunto así que tened paciencia. Porque lo importante es la reputación de EEUU, ese angelito que, como dijo la condesa de la UE, nunca, jamás ha violado el derecho internacional.
Aunque no faltan malpensados que dicen que todo esto es el preludio del abandono del país 404, antes conocido como Ucrania, si fracasa la tan carareada «ofensiva de primavera» sobre Crimea.
Así que aquí estamos, esperando a Hersh de nuevo para ver cómo reaccionan, otra vez, los medios de propaganda y sus acólitos para salvar las «democracias», no vaya a ser que se crezcan los «autoritarios».
¡Ah!, y os recuerdo que China y Hungría han pedido a la ONU una investigación oficial. ¿La ONU? como siempre, inoperante y callando. Ayer un audaz periodista -rara avis entre esta gente- le preguntó al secretario general sobre el asunto. La respuesta: «sin comentarios».
P.D.- Otro país africano planta cara a Occidente. El presidente de Benín, durante una entrevista con un canal francés de TV, preparatoria de la visita de Macron, paró los pies del periodista cuando arremetió contra China con el nuevo mantra occidental, eso de «democracias» frente a autocracias: «Antes de acusar a China, quiero decir que si solo existe la llamada ‘democracia’ pero no hay gobernanza es mal asunto, y eso es un asunto serio, y por eso el desarrollo socioeconómico es nuestra prioridad. China es ahora el futuro de África. El modelo chino me ha inspirado mucho, está motivando a todos los países en desarrollo. Es una fuerza inevitable. China ha demostrado que cualquiera puede salir de la nada».
Occidente es irrecuperable, su nivel de locura está instalado en todos los estamentos y los medios de propaganda son uno de ellos. De ahí el cuento nuevo sobre la voladura del gasoducto.
En menos de un mes, cuatro países africanos han plantado cara a los neocolonialistas europeos: Uganda, Namibia, Congo y Benin. Suma y sigue a la rebelión anti-colonial africana.
(Publicado en el blog del autor, el 10 de marzo de 2023)