¿Los codiciosos de la guerra eterna salen corriendo de Afganistán?
Julián Assange expresaba hace 10 años en Wikileaks: El objetivo es utilizar Afganistán para lavar dinero de las bases impositivas de EEUU y de países europeos a través de Afganistán y traerlo de vuelta a las manos de las élites de la seguridad transnacional. El objetivo es una guerra eterna, no una guerra exitosa.
Para algunos Analistas los yanquis no han huido, solo han cambiado de táctica, no han tirado 2 billones de dólares, los han invertido y ahora cambian la inversión. El régimen imperialista lo forman jugadores mafiosos, no hay en ellos ni una pizca de empatía con los que sufren y han sufrido, siempre aumentan su presión y si muerden no sueltan la presa fácilmente. Han usado a Afganistán como hacen con todo, sus financieros hacen cálculos para matar en función de la riqueza y las vidas que roban o pueden robar en cualquier país y en cualquier continente. Los asesinos no dejan nada a la improvisación y mucho menos a la solidaridad.
Con respecto a Afganistán, el mismo ministro de Defensa del gobierno afgano antes de la victoria del llamado el talibán, el general Bismillah Mohammadi, ha denunciado al gobierno al que ha pertenecido en un twitter: Nos ataron las manos a la espalda y vendieron la patria. Maldito sea el rico Ghani (el presidente) y su gente”. Todos los que formaban parte del gobierno bien avenidos a Ghani se fueron cargando el dinero del Estado en bolsas y maletas, llenando coches y helicópteros, no fue solo el que lo presidía, mano del poder en la sombra del imperio, lo sacaron de una universidad estadounidense donde daba clase para ponerlo como un primer Guaidó. Antes de huir sacaban el dinero del país de acuerdo con los contratistas de mercenarios imperiales, según han declarado fuentes del SIGAR (Inspección General Especial para la Reconstrucción de Afganistán), dinero que se apuntaba como destinado a la ayuda y la reconstrucción. En lo que se refiere al ejército, se contabilizaban miles de soldados inexistentes para justificar las cantidades de dinero que debían invertir los estadounidenses y, justificado en los planes, se repartía; solo en 2019 el ejército en un momento crítico hizo nuevas listas y encontraron 42.000 soldados que no existían.
Hay quien duda de si han huido o no; el analista Peter Koenig declaraba en The Geofor que la salida de Afganistán estaba decidida antes de Obama. Lo cierto es que no optaron por ello, los intereses aun permanecían en vía de la explotación de la droga, la economía de EEUU, declaraba hace tiempo Daniel Stulin, tiene esa dependencia. Koenig declara que se marchan con vistas a crear el caos para de este modo poderlo dominar desde fuera, así ha hecho en Siria e Irak, con lo que la escapada no sería tal.
De momento, los intereses del imperio están cuestionados con la marcha; pero además, se ha puesto sobre la mesa el conocido como Grupo de Contacto con Afganistán desde 2017, un grupo que se integra en la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), que comprende a China, Rusia, Kazajstan, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán, India y Pakistán, con Irán, Malasia y Mongolia con estatus especial. La OCS tiene el 50% de la población mundial y dispone del 30% del PIB mundial. La vida de Afganistán cambiaría si pasase a formar parte de la organización. Además queda una parte de la que nadie en lo que llaman occidente habla, y es lo siguiente: si EEUU ha sido derrotado, como se afirma, debería pagar la reparación por los crímenes cometidos y la destrucción del país. Tropas de la OTAN, tropas mercenarias, armamento por miles de millones de dólares, la que desde el régimen de Trump llamaron a una gran bomba que tiraron la madre de todas las bombas, los bombardeos masivos, drones con los que asesinaban de forma selectiva, bien conocidas eran las reuniones de los martes de Obama, en las que decidía a quién asesinar.
Como todas las guerras interesan a los codiciosos capitalistas, ellos invierten en la destrucción, en la guerra infinita como dice Assange, su negocio explotador tiene ese brazo de la muerte humana y la destrucción del planeta país a país, ahí están sus bases esparcidas por todo el mundo, para evaluar en cada momento qué extraer de su dominio.
Los talibanes han empezado hablando de un gobierno de unidad nacional, han dado una amnistía y empiezan a dar señales de no pretender agredir a nadie y sí de tratar de relacionarse con China desde el primer momento. Los planes expuestos con la OCS hablan de paz, de nación neutral, unida, democrática, diálogo político, respeto a las diferencias étnicas internas, y garantizar a los vecinos el respeto. Pronto se verá si lo anunciado se pone en marcha. La propaganda que llamamos occidental se escandaliza por la derrota gringa, habla de vergüenza para todos, pero no se dispone a exigir que se juzgue a quien creó, financió y se presentó con la OTAN para transformar a Afganistán en un despojo histórico y el mayor productor de opio del mundo, para marcharse corriendo cantando Amapola. Julián Assange, hoy encarcelado por éstos mismos por denunciarlos como criminales, decía que empleaban Afganistán para lavar dinero. Es el imperialismo, es el enemigo del planeta, de la humanidad entera, pero ahora, en este momento histórico en que su poder declina a causa de la crisis económica, política y militar, los regímenes que le sirven tendrían que cuestionarse su servilismo para no ver destruido su propio país.