Manipulación informativa para ocultar el creciente malestar social por el gasto militar. Ángeles Maestro
En los países de una UE que se precipita al abismo, las clases dominantes y sus gobiernos son conscientes de que están sentados sobre un polvorín. Para tratar de evitar que arda, se aplican con inusitado afán a intentar ocultar la realidad.
El polvorín
La clase obrera, es decir, quienes no poseen los medios de producción, ve cómo se van agravando progresivamente sus condiciones de vida1. Según datos oficiales, más de un cuarto de la población y más de un tercio de los menores de 18 años viven en hogares que no pueden “mantener la temperatura adecuada en la casa”, “comprar huevos, carne o pescado dos veces por semana” o acceder a internet. Esta situación afecta más gravemente a las mujeres, la mayoría con hijos a su cargo. A ello hay que añadir que buena parte de la juventud trabajadora (muchos han emigrado), con salarios que rondan los 1.000 euros mensuales no puede acceder a una vivienda.
Todo ello, en una situación en la que el capitalismo europeo camina sin frenos hacia el derrumbe, con Alemania, la “locomotora europea”, a la cabeza. Como es bien sabido, el desmantelamiento de la industria, la agricultura y la ganadería ha sido el resultado siniestro de una profunda crisis, exacerbada por decisiones políticas: cierre de la economía con el pretexto del Covid, voladura del Nord Stream, sanciones boomerang a Rusia, altos tipos de interés, “transición ecológica”, etc.
Este desmoronamiento, cuyas grietas se amplían progresivamente, se intenta apuntalar desde hace décadas con políticas fiscales cada vez más regresivas, permitiendo evasiones generalizadas a paraísos fiscales y, sobre todo, inyectando ingentes cantidades de dinero público a grandes bancos y empresas multinacionales. Recuerdo los más recientes: “rescate bancario” en la crisis de 2010 – 2011 (se entregaron más de 100.000 millones, de los que no han devuelto ni un euro, a los mismos bancos que desahucian a las familias trabajadoras); endeudamiento público masivo con esos mismos bancos con el pretexto del Covid; más Deuda con los Fondos Next Generation regados generosamente sobre bancos y multinacionales para llevar a cabo una “transición ecológica” que acabó por eliminar del mercado a las pequeñas y medianas empresas que sobrevivieron al cierre del Covid, el elevado precio de la energía y los altos tipos de interés.
Más leña al fuego.
Ahora, cuando los Fondos se están acabando y la economía moribunda languidece tras la última transfusión que, si bien ha llenado generosamente los bolsillos de la oligarquía, no ha detenido el derrumbe de la economía productiva, la Comisión Europea se ha sacado de la chistera el fantasma del peligro del ataque de Rusia. Pretende así, matar dos pájaros de un tiro: volver a traspasar al capital enormes cantidades de dinero público y apretar las tuercas del control social.
La Comisión Europea prevé destinar la fabulosa cantidad de 800.000 millones de euros a gastos militares que provendrían de un gasto adicional en “defensa” de los estados miembros, 650.000 millones de euros y de un endeudamiento de la Comisión Europea con los bancos de 150.000 millones. Obviamente, estas desmesuradas cantidades las pagará la clase obrera europea quien, como ya ha señalado el secretario general de la OTAN, verá reducido – aún más – el gasto en servicios públicos y en pensiones,
Este proyecto, que se inscribe en la más estricta lógica del capitalismo en tiempos de crisis – destrucción productiva – gasto militar y represión, se ha agarrado como a un clavo ardiendo a la decisión de la administración republicana de disminuir drásticamente su aportación a la OTAN y retirar buena parte de sus tropas de Europa.
En el Estado español, el gobierno PSOE-Sumar ha disparado en los últimos años el gasto militar2, bien camuflado en diferentes ministerios, como Fondo de Contingencia o transferencias de crédito, sin pasar por el Parlamento. El objetivo es mantener lo más oculto posible hechos que, a medida que saltan a la calle, atizan la indignación de unas clases populares que ven sus condiciones de vida hundirse sin esperanza alguna de futuro.
La tinta del calamar para ocultar el incendio.
Del supuesto derecho de la ciudadanía europea a la información veraz, ya pisoteado durante la pandemia, no quedan más que piltrafas. El control de los medios de comunicación por los mismos fondos de inversión, que son los primeros accionistas de empresas farmacéuticas y armamentísticas, es absoluto. La propaganda de guerra se repite como una apisonadora goebbelsiana, coordinada desde la BBC de Londres3. Se censura de todo lo que consideran “desinformación”, léase, lo que contradice la lógica del poder4; se reproduce la “información” generada por ellos mismos para afianzar el discurso oficial, y se oculta la realidad considerada inconveniente.
En la situación actual de la Comisión Europea, cuando los pueblos empiezan a votar partidos o personas que se le enfrentan (Moldavia, Rumanía, Eslovaquia…) se aprietan las tuercas del control social y la manipulación informativa se intensifica. Esto aflora al calor de las movilizaciones en apoyo a la lucha del pueblo palestino y a pesar de toda la propaganda de guerra, las calles de las capitales europeas empiezan a llenarse de multitudes que gritan “queremos hospitales, no gastos militares”, “casa, si, armas, no”, “más pensiones y menos cañones” o cuando empiezan a comparar el discurso oficial de que “los rusos van a llegar hasta Lisboa” con las mentiras sobre las “armas de destrucción masiva” de Iraq.
El CIS ha dejado de publicar encuestas en las que se pregunte sobre el gasto militar. La última, “Actitudes ante el Estado del Bienestar”5 se realizó en noviembre de 2024 y en ella los encuestados se pronunciaban masivamente por el aumento de los gastos sociales, mientras que seis de cada diez no apoyaban aumentar el gasto militar. No se ha publicado nada más a pesar de que los acontecimientos han colocado el tema armamentístico en el foco de atención de la opinión pública.
El silencio del CIS es más que explícito cuando se trata precisamente de una cuestión de máxima actualidad. Sucede exactamente lo mismo que con la Monarquía: cuando la mayoría se pronuncia en contra, a pesar de toda la parafernalia mediática, se deja de preguntar sobre ello. Delicias de la democracia burguesa.
En cambio, sí se publican con grandes alharacas otras “encuestas”. Por ejemplo, el pasado 31 de marzo Europa Press publicaba un artículo, profusamente difundido, con el siguiente titular: “La mayoría de los españoles está dispuesta a aceptar recortes sociales para aumentar el gasto militar, según una encuesta”. Y continuaba diciendo: una encuesta de la organización internacional ‘More in Common’ señala que el 57% de los españoles estaría dispuesto a aceptar recortes sociales para aumentar el gasto militar.
Y ¿quién es More in Commom? Es una empresa de origen británico con presencia, además de en el Reino Unido, en Francia, EE.UU, Polonia y Alemania. Recibe financiación, entre otras, de las siguientes Fundaciones: la Fundación Robert Bosch, la Fundación Europea del Clima, la Fundación del Crédito Mutuo, la Fundación William y Flora Hewlett y la Fundación Batory. En el epicentro de todas ellas se encuentra la Open Society Fondations de George Soros, un sátrapa que ha forjado su fortuna a base de hundir con sus juegos especuladores a regiones enteras del planeta sumiéndolas en la ruina, y que dedica ingentes cantidades de dinero a controlar medios de comunicación. En resumen, todo un modelo de credibilidad informativa.
Sin embargo, los intentos de encubrir la realidad son cada día menos eficaces. Los esfuerzos de la propaganda de guerra por extender el pánico a que “vienen los rusos” no consiguen ocultar que lo que pretende el capitalismo agónico europeo es seguir absorbiendo dinero público. A la manera de los mejores gánsteres, general pánico para vendernos “seguridad”.
Cada vez se habla más abiertamente del gasto militar como “motor económico” y “generador de innovación”6 y la ministra de la guerra, mientras alardea cínicamente de pacifismo (al igual que la líder de Sumar), habla directamente de “reindustrializar España con las fábricas de armas” con el señuelo de que “crean muchos puestos de trabajo”. Por otro lado, las empresas automovilísticas radicadas en la UE, tras una cascada de cierres de sus fábricas y olfateando como sabuesos el dinero fresco que cae a torrentes, se declaran, como Volkswagen, Mercedes o Porsche, dispuestas a reconvertir sus instalaciones y destinarlas a la producción de armamento.
La espiral de endeudamiento público, a mayor gloria de los bancos, y los grandes recortes en gastos sociales que se avecinan – agudizados por la profundización de la crisis que reduce los ingresos y aumenta las necesidades de las capas populares, asegura un escenario de grandes movilizaciones y de creciente inestabilidad política. Todo ello acompañado de la dificultad creciente de los gobiernos europeos de hacer creer a sus pueblos de que precisamente ahora, cuando hay un proceso de paz abierto entre Rusia y Ucrania, patrocinado por EE.UU, es cuando la “amenaza rusa” es mayor. Para ello silencian absolutamente las múltiples declaraciones de dirigentes rusos repitiendo lo evidente: que Rusia no tiene la menor intención de atacar a ningún país europeo o lo más inquietante para los napoleoncitos de la UE: “Rusia no ha iniciado ninguna guerra, pero las ha terminado todas”. A pesar de toda la gigantesca manipulación informativa, cada vez más gente está convencida de que los auténticos enemigos del pueblo son sus gobiernos, la Comisión Europea, la OTAN y, por encima de ellos, la oligarquía que mueve los hilos detrás del escenario.
(Publicado en el sitio web de Coordinación de Núcleos Comunistas, el 9 de abril de 2025)
En el Estado español el 26,5% de la población, es decir, 12, 7 millones de personas, están en “riesgo de pobreza o exclusión social” https://www.eapn.es/estadodepobreza/ARCHIVO/documentos/14_informe_AROPE_2024_avance_resultados.pdf
En el caso de la infancia y la adolescencia – el Estado español tiene los niveles más altos de la UE de pobreza en este importantísimo grupo de población – el porcentaje asciende al 34%, 2,7 millones de personas. https://www.plataformadeinfancia.org/documento/analisis-de-la-encuesta-de-condiciones-de-vida-con-enfoque-de-infancia-2025/
Ese concepto mistificado de pobreza – parecería que quien está “en riesgo” de caer, aun no ha caído – se aplica a quienes no disponen de los recursos materiales culturales y sociales necesarios para satisfacer las necesidades básicas y quedar excluido por tanto de las condiciones de vida mínimamente aceptables para el Estado o territorio en el que se habita. ↩
Un análisis detallado del gasto militar y de la “economía de guerra”, puede consultarse aquí. https://cncomunistas.org/?p=2014 ↩
La iniciativa de Alerta Temprana TNI fue creada en 2019, entró plenamente en vigor para controlar toda la información relativa a la pandemia Covid y el mismo mecanismo continúa en la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania. https://www.bbc.com/beyondfakenews/trusted-news-initiative/about-us/ ↩
Recuerdo que desde el 31 de mayo de 2022 funciona por acuerdo de Consejo de Ministros el Foro contra la Desinformación, presidido por el general Ballesteros. https://www.lamoncloa.gob.es/consejodeministros/referencias/Documents/2022/refc20220531.pdf ↩
https://www.cis.es/detalle-ficha-estudio?migrado=&idEstudio=14863&idPregunta=652512&origen=pregunta ↩
https://diariosocialista.net/2025/04/06/el-rearme-europeo-pone-en-jaque-los-estados-de-bienestar/ ↩