Meses de Vértigo (III). La Dictadura del Algoritmo (I)
(Continuación de «Meses de vértigo (II)«)
Acabo de escuchar y ver de nuevo el vídeo de testimonios-análisis: “La dictadura del Algoritmo”, y también algunos fragmentos clasificados y unidos por los temas más importantes. Tales fragmentos se han publicado después, en la red. He repetido, con regocijo de aprendiz o de participante, la misma tarea de ver, escuchar y tomar notas. Cada vez que recorría este ciclo me aproximaba más al objetivo de catalogar los testimonios de los personajes reales y agrupar los distintos fragmentos de cada una de las personas, ordenándolos por temáticas, grupos de edad, grupos profesionales, y responsabilidades académicas y políticas en el campo al que se refiere el título de la obra sobre el Algoritmo. Mientras hacía todo eso catalogaba también las imágenes, titulares, noticias falsas o manipuladas, silencios elocuentes de una traílla de “medios independientes” que reproducen fake news sobre Cuba y las multiplican en cuentas falsas en la red. Metidos en ese mundo me di cuenta, sin potestades de lince, ni de adivinador, que los verdaderos influencer eran obviamente potenciados y convertidos en guías espirituales en las redes.
Se trataba y se trata de “la creación progresiva por los EEUU, sus países cómplices o cipayos -España entre los más activos-, de la disidencia pagada de Florida, y una minoritaria pero muy activa disidencia interna también pagada pero con migajas. La cuestión es -y ha sido siempre- la creación de una opinión extremadamente manipulada, presentada y normalizada en las redes sociales como opinión pública”.
Quiero decir, en primer lugar, que el esfuerzo por llegar a las fuentes originales: el vídeo y sus fragmentos, ha sido considerable para mí, dado el bloqueo insistente que sufren estos trabajos audiovisuales originados en los colectivos e instituciones que llevan la marca antiimperialista, revolucionaria y democrática del pueblo, el gobierno y el partido comunista cubano.
El acceso a la basura mediática es mucho más fácil. Está en Internet. En todos los medios de comunicación, después volcados en redes sociales. Son páginas personales supuestamente colectivas, todas intercomunicadas y manipuladas cuyo objetivo era y es que la gente de Cuba viva y permanezca en un mundo entrelazado e intercomunicado. Esto supone meter a muchos cubanos -especialmente los jóvenes-, en un mundo cerrado y manipulado, muy violento -“un potrero”, dice Rosa Miriam Elizalde- en el limbo de las relaciones personales intermediadas y, de ahí, llevarlos poco a poco a las concreciones ideológicamente programadas de la revolución fracasada, de la contrarrevolución sin sentido y de la historia inexistente. Radio y Televisión Martí, multiplicadas y distribuidas en las redes sociales.
Una coyuntura muy favorable
Todo ello tiene que ver con la guerra de la comunicación en un escenario específico, acelerada para aprovechar una coyuntura enormemente favorable para los EEUU, y que está determinada por cuatro factores interrelacionados:
- La crisis económica global, que tiene en Cuba una profundidad crítica ajena al funcionamiento del sistema socialista, a sus esfuerzos para combatir la desigualdad y la pobreza, y los que tienen que ver con el suministro a la población de los bienes, derechos y servicios fundamentales: la vida, la salud, el trabajo, la protección de la infancia, la cultura, el ocio, la información, la comunicación social, la democracia y la participación política reales. Y también la libertad, la de los iguales o los que caminan hacia la igualdad. No la del dinero, la codicia y la desigualdad, que proclaman como dogma de fe los Presidentes de los EEUU y sus voceros.
- El embargo y el bloqueo económico total. Este bloqueo se ha convertido en un verdadero saqueo por la aplicación de medidas extraterritoriales que violan el derecho internacional y porque Washington lo está aplicando simultáneamente a todos los países amigos de Cuba y apoyándose en todos los aliados de Washington. Este bloqueo y su embargo generan una escasez de alimentos, medicamentos e insumos industriales de todo tipo, con unas consecuencias sobre la población, que cabe catalogar de intento programado de hambrear a los hombres, mujeres y niños de Cuba. Es decir de genocidio.
- La amenaza de intervención militar por la presencia de una o varias flotas, una red de bases militares, unos códigos públicos para esa intervención: los sucesivos manuales que proclaman: “La nueva estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos”. Los códigos y la publicidad caracterizan periódicamente a Cuba como “estado terrorista”, como “protector o cómplice del terrorismo”, como “estado fallido”, o como “vértice o punto de origen de algún Eje del Mal”, según la concepción imperialista de Washington. La amenaza de guerra supone, en sí misma, una presión psicológica sobre todas la fuerzas políticas y la población, que se genera y reproduce en las redes. Tal daño, que produce efectos muy graves sobre toda la población es, según el Tratado de Roma que ha definido los crímenes de genocidio, de guerra y de lesa humanidad y que no ha sido aceptado por los EEUU, que ha creado su propia jurisdicción con los Tribunales Especiales privatizados que son financiados por multinacionales y para los que rigen normas especiales y jueces “independientes” nombrados por Washington o por los gobiernos títeres que impone el Imperio. Tal ocurrió en la antigua Yugoslavia, en Irak, en el Líbano, en Palestina, en Libia y ocurrirá en Cuba si las zarpas del águila imperial se imponen en la isla, lo cual, dicho sea de paso, no parece muy probable. Cuba ha pasado y ha sobrevivido a escenarios como este.
- La crisis del coronavirus y la desestabilización producida a través de agentes habituales –Pentágono y Secretarías de Estado, Comercio y varias más implicadas- que ejercen contra Cuba sus inmensos poderes para limitar el acceso a las materias primas o a los insumos industriales que impiden o limitan el desarrollo de las vacunas y su producción masiva. La misma crisis de salud que amenaza con la muerte y el contagio, es potenciada por las propias normas de reparto de las múltiples instituciones “benéficas” internacionales, entre ellas, los FMI, BM, BCE, y gran parte de las multinacionales, empezando por las farmacéuticas, que lo hacen en función de los aportes de sus miembros, multiplicando la desigualdad y la dependencia. Es este un segundo genocidio programado desde que surgió la pandemia.
Los ensayos y el ataque a fondo
En realidad las protestas del 11 de junio tuvieron un ensayo general en las acciones del llamado Movimiento San Isidro[1], una protesta violenta operada en el humilde barrio habanero del mismo nombre que ha sido muy protegido por el gobierno revolucionario y muy maltratado por las cuatro causas que han generado la crisis que está sufriendo Cuba.
Tal alboroto, seguido de una supuesta huelga de hambre, utilizó medios físicos ya convencionales como las intervenciones violentas en lugares altamente sensibles (el propio barrio, centros de distribución de alimentos, encierro en una supuesta sede y la coordinación de declaraciones públicas como las de Luis Almagro, secretario General de la OEA, senadores como Marco Rubio, y funcionarios prominentes de la secretaría de Estado es decir: del Gobierno de los EEUU, incluido el propio Presidente Biden, un alumno aventajado de Barack Obama y de su Secretaria de Estado, Hillary Clinton. Todos ellos, sin el más mínimo decoro, apoyaron las acciones de algunos de los influencer mejor fabricados según las normas de la guerra en las redes. El gobierno cubano desmontó fácilmente la trama en la que figuraban mercenarios conocidos y fabricados en las redes, y algunos delincuentes habituales que recogieron la ferocidad de las mismas y la trasladaron a la calle.
Llamó la atención la utilización masiva de las redes sociales y de los medios de comunicación supuestamente cubanos que actuaban y propagaban en las redes mensajes de una tremenda ferocidad que llegaron a coaccionar a buena parte de los periodistas, profesores universitarios y personas asiduas de la información en la red, especialmente los jóvenes. A su lado, pero ya como figurones casi inservibles, aparecían las muy manoseadas por la contrarrevolución Damas de Blanco así como personajes muy oscuros de la vieja guardia de Florida. En el estado español saltaron a la palestra Yoani Sánchez y su pequeña cohorte de recaudadores protegida por Aznar, la FAES y todas aquellas fuerzas políticas y dirigentes políticos y sociales que se han incorporado a la ofensiva de su imperio contra Cuba y han colaborado en las campañas en la calle y en las redes. Por supuesto, desde aquí, desde la distancia y la impunidad del gobierno y bajo las órdenes del Imperio de los Horrores, han colocado feroces muestras de disidencia violenta en sus proclamas y en las redes. Otros han torcido la cara y han mirado hacia otro lado o han propuesto la defensa de Cuba a partir de odiosas comparaciones con Colombia.
Mi intención es la de captar las experiencias de los protagonistas de acuerdo con su edad, profesión, familiaridad con los medios de comunicación y específicamente con las redes sociales. Y también, la de encontrar hechos u opiniones compartidas.
Repetiré que mi primera impresión ante La dictadura… ha sido de asombro por la perfección de esta producción colectiva que condensa cientos de horas de experiencia y reflexiones desiguales de cada uno de los actores presentes en el vídeo. La base teórica y los conceptos principales reúnen estudios sociológicos, observaciones de largo o muy largo recorrido, trabajos combinados, dirigidos y sometidos a largas discusiones y escrutinios escalonados. El trabajo técnico así como el fotográfico son impecables, ayudan a una comunicación directa, sencilla, comprensible y profunda.
La dialéctica
La presentación es circular pasando varias veces por todos los personajes en las distintas fases en las que se divide el vídeo. De ese modo, las declaraciones avanzan sobre diversas dialécticas personales, generacionales y profesionales que plantean un cruce de experiencias, un avance en el tiempo de cada una de ellas y un progreso contradictorio que se enriquece con todas. El punto de llegada es una síntesis en desarrollo elaborada, como ya veremos, por dos generaciones y sostenida por otras dos.
Estamos, pues, ante una asamblea de todos los sectores de la comunicación cubana –que va desde los jóvenes estudiantes y profesores hasta los expertos de la comunicación en diversos medios informativos, fundamentalmente las redes sociales- así como con trabajadores de la cultura como instrumento popular de intercambio y de conexión social. El objetivo del análisis de nuestros amigos cubanos lo constituyen las redes sociales como “raíles de comunicación” que tienen características muy peculiares -a las que me referiré más adelante- que permiten una comunicación generalizada y, al mismo tiempo, la manipulación de la “opinión pública” o, para ser más preciso, la proyección y naturalización de una “opinión pública” al servicio del Imperio.
La “rebelión interior” previa a la intervención armada de los EEUU
La dictadura del Algoritmo se inicia con un murmullo de fondo en el que se va destacando el tecleo de ordenadores y los tonos de llegada de mensajes de redes sociales. Sobre el ruido se va definiendo una conversación, más que alarmada, conclusiva, en la que una voz señala que aquél concierto en la red es previo a una intervención armada de los EEUU. La operación en la red está en marcha y en proceso muy avanzado.
Ese comienzo nos habla de la intervención mediática en Cuba de varios países encabezados por los EEUU como trabajo previo a una “rebelión interior” de pequeños grupos, que pueden actuar coordinadamente en varios lugares de Cuba. La incursión posterior sería impulsada por mercenarios muy violentos, pagados desde un conglomerado de fundaciones públicas y privadas[2] que servirían de impulso y de coartada para una operación armada de los EEUU contra Cuba. Los países más implicados serían los propios Estados Unidos y España.
La teoría de la guerra de cuarta generación, la del golpe blando, asimétrica, tendría como base y punto de cohesión la guerra informativa en las redes, que utilizaría todos los medios posibles hasta generar una situación propicia para la guerra sicológica, preparatoria de una intervención militar.
Esa es la conclusión y la alarma que insinúan las frases iniciales que encabezan la presentación del vídeo. El golpe suave o blando de Gene Sharp se ejecutó en Bolivia y se está realizando en Cuba entre otros países de América Latina y del resto del mundo[3]. Antes de iniciar un análisis de La Dictadura del Algoritmo que pueda estar a la altura de sus autores, voy a concluir este artículo con alguna de sus conclusiones que animan a una reflexión muy profunda que sirva para ayudar a Cuba, al pueblo cubano y a su revolución:
- Promueven a influencers dirigidos contra instituciones.
- Entonces ocurre el traslado lo que ocurre en las redes a la calle…
- Tú tienes que consumir determinados medios
- Tránsito a la lo subjetivo. A lo emotivo. Respuestas emocionales, apoyado por titulares, imágenes, fake news
- Desenmascarar las redes sociales
- http://www.granma.cu/cuba/2020-11-24/quien-esta-detras-del-show-anticubano-en-san-isidro ↑
- Creo que Falsimedia puede ser el nombre apropiado siempre que se actualice su concepto a las redes sociales con las características propias que tienen éstas de instantaneidad, adicción, universalidad de receptoras, desde lo macro a lo micro, privacidad del insulto o amenaza, creación coordinada de liderazgos artificiales, ensimismamiento y cultivo de la violencia, selección de los destinatarios de los mensajes y de sus contenidos a través de Algoritmos muy complejos, y orientación de la violencia generada masivamente hacia grupos más o menos masivos o hacia personas concretas. Rosa Miriam Elizalde, señala que el receptor principal del odio es el Presidente de la República y actual Secretario general del Partido. También lo es el jefe de las FAR, general Raúl Castro Ruz. ↑
- https://www.miliciaydemocracia.org/el-golpe-blando-bolivia/ ↑