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Milei y el inicio de lo esperado. Cristóbal León Campos

Al asumir el poder, al estilo estadounidense, Javier Milei, nuevo presidente de Argentina, inició lo que tanto prometió y aún así fue electo por una mayoría del pueblo argentino, ese día, el pasado 10 de diciembre, comenzó una serie de recortes y afectaciones económicas que van directamente contra la clase obrera y los sectores populares. Su arremetida no sólo ha iniciado la devaluación del peso argentino en 118 por ciento y una suerte de proceso de reordenamiento de corte neoliberal, sino que, además, sus ataques se dirigen a todo derecho humano, a todo logro de las luchas proletarias y sociales, donde también las mujeres; el feminismo, se ve agredido por la misoginia y el machismo de este personaje salido de las entrañas de la ultraderecha mundial, cuyas formas recuerdan a dos de los últimos gobernantes neoconservadores con tendencia neofascista, como fueron Jair Bolsonaro (Brasil) y Donald Trump (Estados Unidos).

El gobierno de Milei apenas inicia y ya va acumulando la inconformidad del pueblo argentino, de los sectores progresistas del proletariado y las masas populares, que ahora enfrentan, además de la agresión económica, las amenazas de este régimen que advierte no “tolerará” ningún tipo de manifestación masiva. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, realizó el anuncio del llamado “protocolo para el mantenimiento del orden público ante el corte de vías de circulación”, conocido de igual forma como “protocolo antipiquetes”, en el cual se establece una serie de puntos claramente de orden represivo y que resultan más una violenta amenaza que un verdadero documento de ordenamiento. Y es que en días pasados, las principales organizaciones de izquierda de los trabajadores argentinos han convocado a una serie de manifestaciones ante lo que puede advertirse que será una larga jornada de lucha que se extenderá durante todo el Gobierno del ridículamente nombrado “anarcocapitalista” Milei (un absurdo lingüístico-conceptual). Estaba claro el peligro de su llegada a la Presidencia, pero ese daño ya está hecho y ahora toca al pueblo argentino terminar de despertar ante lo que ya es una oscura pesadilla en pleno día.

El carácter autoritario del régimen de Milei no sólo se observa en el protocolo mencionado y en las medidas ya tomadas en detrimento de la calidad de vida de millones de trabajadores y trabajadoras argentinas, y de los derechos de sectores como la mujer, que ve agredidos sus derechos con las medidas machistas y patriarcales del Presidente argentino, sino que los sectores políticos alrededor de su mandato comienzan a sacarse la máscara y dejar ver sus rasgos neofascistas, como es el caso del diputado de Avanza Libertad, José Luis Espert, quien ha lanzado amenazas abiertas que pueden servir de motor para actos de barbarie por parte de militantes de los grupos y partidos políticos conservadores ahora en el poder, pues el diputado argentino ha dicho en relación a los opositores de Milei y del protocolo autoritario ya mencionado que para quien no esté de acuerdo, “cárcel o bala”. Dos palabras que no son un juego y que en países como Argentina, donde aún pesa en la memoria y en la sociedad los actos atroces de las dictaduras que vivieron, particularmente la que encabezara el genocida Jorge Rafael Videla con más de 30 mil desaparecidos, y que justamente sobre este periodo dictatorial Milei ha negado su carácter tergiversando los hechos, queriendo ocultar la dictadura que asoló desde 1976 al país sudamericano. Era claro lo que vendría con Milei en el poder, ahora toca fortalecer la resistencia ante el autoritarismo y el neofascismo galopante por el bien del pueblo argentino.

 

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