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Otro golpe africano. El lince

Occidente no gana para sustos, por mucha matanza que propugne y organice. Nadie tiene miedo ya a los matones occidentales. Vengo diciendo desde hace tiempo que Occidente va a morir matando. Está en crisis terminal, su hegemonía desparece un poco más cada segundo que pasa y está desesperado. El atentado en Moscú es la enésima prueba, pero no será la última. Hará todo lo que sea necesario para evitar el desastre, su desastre (y, con él, el nuestro).

Con todo lo que ha ocurrido esta semana me voy a fijar otra vez en África, en el continente olvidado y donde está en efervescencia una rebelión anticolonial muy interesante. Aquí ya se ha hablado de Malí, de Burkina Faso, de Ghana, de Níger. Ahora hay que añadir a Senegal. El colonialismo francés se desmorona. Occidente se desmorona.

La victoria electoral del «candidato anti-régimen» y «enemigo del establishment» (Le Monde dixit, 26 de marzo) se suma al terremoto político que está sacudiendo África. El panafricanismo está de nuevo asentándose en todo el continente y eso arrincona más aún a Occidente, que ya no encuentra siervos dispuestos a cumplir los deseos de los consejos de administración de las multinacionales y de los países occidentales. Y eso a pesar de la criminalización, de la represión (supervisada por «instructores» franceses) que se venía ejerciendo con intensidad sobre la oposición patriótica panafricanista desde 2021 y de los intentos, avalados por Francia, de retrasar o evitar las elecciones por parte de los cipayos colaboracionistas derrotados.

Un hombre que hasta hace dos semanas estaba en al cárcel (uno más de los casi mil presos políticos que hay) acusado de desacreditar al gobierno y difundir noticias falsas, tuvo que ser liberado por la presión popular y es ahora el presidente de Senegal.

Se define a sí mismo como «panafricanista de izquierda», lo que le llevó a la cárcel, y ya ha anunciado que revisará todos los acuerdos y convenios con los países extranjeros «que pisotean la soberanía nacional con la aprobación de líderes locales». Francia está un poquito más lejos. Y Occidente. Durante la campaña electoral, el nuevo presidente, Bassirou Diomaye Faye, se comprometió, entre otras cosas, a renegociar los contratos de minería, gas y petróleo en los que participan las empresas extranjeras. Eso significa la revisión del contrato de petróleo y gas de Senegal con British Petroleum, Endeavor Mining Plc (Gran Bretaña) y Kosmos Energy Ltd (EEUU) y la introducción de una nueva moneda para reemplazar el franco centroafricano vinculado al euro. Todo ello en la senda de «fortalecer el control de Senegal sobre los recursos naturales y evitar la esclavitud económica», mencionando expresamente la suspensión del acuerdo de pesca con la Unión Europea. Y la guinda: «el fortalecimiento de la solicitud de adhesión a los BRICS».

Es la peor noticia que París, Bruselas y Washington podían recibir tras el establecimiento en el Sahel de un nuevo rumbo político en Malí, Burkina Faso, Níger y Ghana, además de una ducha fría para la arrogancia de un poder crepuscular. No es descartable que el siguiente en la lista sea Costa de Marfil.

P.D.- Occidente (EEUU, Gran Bretaña y Francia) ha bloqueado un debate en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre la agresión de la OTAN a Yugoslavia, de la que ahora se cumplen 25 años.

Adenda.- Rusia ha respondido al bloqueo occidental: “Este es un momento muy grave; de ​​hecho, a instancias de Francia, a un miembro del Consejo de Seguridad se le negó el derecho a convocar una reunión. Con semejante acción, nuestros colegas occidentales se engañaron seriamente a sí mismos. En lugar de celebrar una reunión pacífica en la que se murmurarían tesis sobre la «propaganda rusa», ahora antes de cada reunión del Consejo de Seguridad, hasta que lleguemos a un acuerdo sobre cómo evitar una situación similar en el futuro, se mencionará la agresión de la OTAN delante de las cámaras, que también se incluirá en las actas de todas las próximas reuniones”.

Y otra respuesta: el grupo «Picnic», una institución en Rusia (surgió en 1988, aún viva la Unión Soviética), dedicó un concierto a las víctimas del atentado de Moscú, donando toda la recaudación a las víctimas. Este tema se titula «Allí, en el mismo borde de la tierra». Que sirva de homenaje.

(Publicado en el blog del autor, el 28 de marzo de 2024)

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