Se hace camino al andar
Es lo que decía Antonio Machado en uno de sus poemas. Y es lo que está haciendo China desde que a finales del mes de marzo puso en marcha el petroyuan. EEUU ha impuesto sanciones a Irán, como sabéis. Que sean ilegales según el derecho internacional es lo de menos. ¿Cuándo le ha interesado a Occidente el derecho internacional si no lo controla? Estos son los «valores democráticos» que con tanto ahínco se defienden. Pues bien, hay un ganador claro de las sanciones a Irán, y no son los vasallos europeos ni Rusia ni el propio EEUU y ni siquiera el régimen fascista de Israel. El ganador es China.
Vamos a tener que dar las gracias a Trump por lo que está haciendo. Porque hay gente por el mundo que se está dando cuenta de lo que pasa y hacia dónde hay que comenzar a caminar ahora y ya no es hacia Occidente precisamente. Mirad lo que está pasando con el petróleo.
Los compradores de petróleo, y también los especuladores, están virando hacia la bolsa de petróleo de Shanghái y comprando barriles allí con más fuerza que en otras partes (el Brent de Londres y el WTI de Nueva York). Y lo hacen por dos razones: la primera, porque una de las contra-medidas de China en la guerra comercial con EEUU es la devaluación de su moneda, que es más barata ahora respecto al dólar; la segunda, que está demostrando que es un socio fiable de Irán y que se opone a la amenaza de EEUU de que los países del mundo mundial dejen de comerciar con el país persa.
China ya anunció en marzo que se comercializaría en dólares y petroyuanes las transacciones en su bolsa petrolera hasta el verano. El verano ya está aquí, el comercio es sólo en petroyuanes y el petroyuan aparece como una alternativa clara al petrodólar. Un nuevo clavo en el ataúd de la hegemonía occidental, sobre todo de EEUU y del dólar.
Otro gráfico para que lo terminéis de entender. El petróleo WTI mueve unos 13 millones de barriles diarios, el Brent unos 6 y el Shanghái unos 2 millones. La diferencia entre unos y otros es que Shanghái sólo lleva cuatro meses operando.
Es más, el pasado día 6 China hizo el movimiento definitivo: Sinopec, empresa estatal, suspendió las importaciones de petróleo de EEUU «al menos hasta octubre». Esto se suma a otras como PetroChina o Zhenhua Oil y a los refinadores independientes que ya desde el mes de junio hicieron lo mismo en respuesta a la imposición de aranceles por parte de EEUU a los productos chinos. Hay que resaltar que China es el segundo importador de petróleo de EEUU. El primero es Canadá. ¿Y a quién va a comprar China el petróleo que llegaba de EEUU? Adivina, adivinanza: a Irán. Un doble golpe a la arrogancia estadounidense.
La internacionalización del yuan va según lo previsto, se está asentando con fuerza y la tendencia no sólo va a continuar sino a aumentar. El petroyuan es el vehículo perfecto. En estos momentos es ya el 3’13% de todo el dinero que se mueve en el mundo desde que en diciembre de 2015 fuese incluido en la canasta de divisas del FMI. Y eso a pesar del constante boicot de EEUU dentro y fuera de las propias estructuras del viejo orden como el propio FMI o BM. Ese porcentaje del yuan es similar al de la libra esterlina británica y del yen japonés. La diferencia es que estas dos monedas llevan años estancadas mientras que el yuan está en constante crecimiento, lento, pero crecimiento porque en 2016 era del 1’68% y en el 2017 ha sido de ese 3’13%. Supongo que no hará falta indicar que este crecimiento del yuan se produce a costa del dólar, del euro y de las otras dos monedas mencionadas. Aunque os parezca un porcentaje pequeño o ridículo, eso son miles de millones menos de dólares, euros, libras y yenes en circulación. Es decir, un poquito menos de Occidente cada día.
Y como la gente cada vez es menos tonta, por eso en estos momentos son 60 los países que han incluido el yuan en sus reservas de divisas (entre quienes hay que apuntar a Alemania y al Banco Central Europeo).