Sin… (o una más del orden basado en reglas). El lince
… decencia, vergüenza, principios. Esto es Occidente, el Occidente de los «valores democráticos».
Mi especialidad académica es el Derecho Internacional Público, así que os voy a contar un par de cosas al hilo de lo que acaba de pasar, que es esto (pinchad en el gráfico):
Es la resolución (3 de abril) del Comité de Derechos Humanos de la ONU sobre «Las repercusiones negativas de las medidas coercitivas unilaterales en el disfrute de los derechos humanos». Dicho en lenguaje llano, es una resolución sobre la ilegalidad de las sanciones.
En ella se recogen cosas como estas:
Recordando también el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que disponen, entre otras cosas, que en ningún caso podrá privarse a un pueblo de sus propios medios de subsistencia y de sus derechos fundamentales,
- Insta a todos los Estados a que dejen de adoptar, mantener, aplicar o cumplir medidas coercitivas unilaterales contrarias al derecho internacional, al derecho internacional humanitario, a la Carta de las Naciones Unidas y a las normas y principios que regulan las relaciones pacíficas entre los Estados, en particular medidas de carácter coercitivo con efectos extraterritoriales, que crean obstáculos a las relaciones comerciales entre los Estados e impiden de ese modo la plena efectividad de los derechos enunciados en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en otros instrumentos internacionales de derechos humanos, en particular del derecho de las personas y de los pueblos al desarrollo;
-
Exhorta a los Estados y a los organismos pertinentes de las Naciones Unidas a que adopten medidas concretas para mitigar las repercusiones negativas de las medidas coercitivas unilaterales en la asistencia humanitaria, que debería prestarse de conformidad con la resolución 46/182 de la Asamblea General, de 19 de diciembre de 1991;
3. Insta encarecidamente a todos los Estados a que se abstengan de imponer medidas coercitivas unilaterales e insta también a que se eliminen esas medidas, que son contrarias a la Carta y a las normas y principios que regulan las relaciones pacíficas entre los Estados a todos los niveles, y recuerda que esas medidas impiden el pleno desarrollo económico y social de las naciones y afectan a la plena efectividad de los derechos humanos;
(…)
6. Condena sin paliativos la aplicación y ejecución unilateral y continuada por determinadas Potencias de medidas de esa índole como instrumento de presión, incluida presión política o económica, contra cualquier país, en particular contra países menos adelantados y países en desarrollo, con objeto de impedirles que ejerzan su derecho a decidir libremente sus propios sistemas políticos, económicos y sociales;
(…)
16. Rechaza todos los intentos de introducir medidas coercitivas unilaterales, así como la creciente tendencia en este sentido, incluso mediante la promulgación de leyes de aplicación extraterritorial que no son conformes con el derecho internacional, e insta a los Estados Miembros de las Naciones Unidas a que tengan plenamente en cuenta las repercusiones negativas de esas medidas, incluso mediante la promulgación y la aplicación extraterritorial de leyes nacionales que no son conformes con el derecho internacional en su tarea de hacer efectivo el derecho al desarrollo; (…)
Votos a favor, 33; en contra, 13. Una abstención. Molestaos en ver otra vez los países, incluyendo la abstención.
Occidente lleva un año contando la historia de la resolución de la Asamblea General de la ONU de marzo del año pasado condenando a Rusia por su operación en el país 404, antes conocido como Ucrania. Según el derecho internacional, una resolución es una declaración formal pero no implica obligaciones legales (lo único con carácter legal son las resoluciones del Comité de Seguridad) aunque sí tiene una cierta «fuerza moral» si es adoptada por una amplia mayoría y si refleja la «voluntad general» de los Estados miembros. Occidente lleva un año intentando dar la vuelta al derecho internacional interpretando el mismo bajo su nuevo mantra de «orden basado en reglas»; es decir, que esa resolución tenga un carácter vinculante -«porque refleja la opinión de la comunidad internacional», dice- aunque no sea ejecutable.
Un año justo después se produce esta votación en el Comité de Derechos Humanos. Según el derecho internacional, las resoluciones de los comités de la ONU carecen de vinculación o efectos jurídicos obligatorios para los Estados, aunque, como en el caso de las resoluciones de la Asamblea General, «producen presión moral y política» sobre los Estados. Y a esto es a lo que se ha acogido ahora Occidente, a que no es vinculante. Aquí no da ninguna vuelta torticera. Se acoge a ello, y punto.
Buena muestra de un mejor hacer occidental. Y mientras que la una se propagandizó a diestro y siniestro, de esta no se ha dicho ni mú. Libertad de información bien entendida, por supuesto. Y otra muestra más de su «orden internacional basado en reglas».
En estos momentos, un tercio de la población mundial, es decir, unos 2.700 millones de personas, viven bajo las sanciones occidentales.
Es por esto por lo que ocurren cosas como la que también ahora ha sucedido en China, de la que tampoco han dicho ni mú los medios de propaganda occidentales. El día 5 Macron y la condesa de la UE aterrizaron en Beijing . El primero fue recibido por el ministro de Exteriores, la segunda por un funcionario de protocolo. Algo parecido ocurrió en India el mes de marzo durante la reunión de ministros de Exteriores en el G-20, donde el ruso fue recibido por su homólogo y la alemana por otro funcionario de protocolo. Las cosas no van bien para Occidente.
Macron recibió un trato especial, la condesa no. Y los chinos, siempre tan sutiles, en esta ocasión no lo han sido con la condesa: salió del país por el tránsito de pasajeros comunes. Ya veo a los de siempre haciendo campaña por la condesa.
Por cierto, Macron es un adulador profesional y se hace fuera el simpático mientras machaca a su gente dentro. Los chinos lo saben, por supuesto, y lo utilizan. Macron juega la carta exterior para intentar tapar la mediocridad y la falta de apoyos dentro de Francia. Por eso no hay que hacer mucho caso de eso que ha dicho al volver de China sobre que «Europa debe reducir su dependencia de los Estados Unidos para las armas, la energía y la «extraterritorialidad» del dólar estadounidense».
(Publicado en el blog del autor, el 10 de abril de 2023)