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Una cama por una noche. El lince

Seguro que estáis pensando otra cosa, pero no, no va de eso. He dicho en varias ocasiones que soy muy malo en matemáticas. Tanto que voy todo el año en sandalias. La razón es que así tengo 10 dedos más para contar, los de las manos y los de los pies. Por eso siempre he creído que 33.000 es más que 7, pero me he vuelto a equivocar. Para Occidente, el Occidente «democrático», el de los valores y todas esas patrañas, 7 es más que 33.000. Es lo que tiene el «orden basado en reglas» (y los valores, por supuesto).

En la entrega anterior os ponía al tanto de lo que es en realidad la organización paragubernamental, antes conocida como ONG, para la que trabajaban los cooperantes asesinados por el IV Reich sionista, antes conocido como Israel, en Gaza. Esto ha provocado que algunos de mis amigos que todavía tontean con los supuestos «progres» españoles (Sumar, Podemos y similares) hayan puesto el grito en el cielo. Supongo que por ahí ha habido casos similares. Ya se sabe, soy un radical (etimología: ir a la raíz).

Y yendo a la raíz, el asesinato de estos cooperantes es una tragedia, sí, pero también es una historia del racismo occidental. Occidente no tiene remedio. Cuando digo a mis amigos que se ha hecho más ruido en Occidente por 7 muertos que por 33.000, que por los más de 70.000 heridos, que por los mutilados, que por la población de Gaza inevitablemente bajan los ojos al suelo. Del grito en el cielo a la mirada al suelo. Eso es Occidente. Solo les ha faltado silbar, que es lo que hacen los psicópatas que nos gobiernan (porque nos dejamos). Eso por no hablar de casi 100 periodistas palestinos asesinados, de otros 200 trabajadores humanitarios asesinados. No pasa nada, eran inferiores, eran palestinos. No eran blancos, en definitiva. Ni occidentales.

Durante meses, durante años, Occidente ha apoyado, financiado, creído y difundido las mentiras del IV Reich sionista. Tras el 7 de octubre con más intensidad, si cabe. Ahora tiene su ración de brutalidad. Durará poco, por supuesto. Pelillos a la mar. El IV Reich sionista, al igual que el país 404, antes conocido como Ucrania, está defendiendo la «democracia». El jardín frente a la jungla.

Solo falta que algún gobierno de estos psicópatas occidentales diga que estos cooperantes son poco menos que héroes. ¿Y los palestinos? Son desechables, como el resto de no occidentales. El jardín y la jungla.

Algo así dijeron ayer mis amigos «progres», que defendían el papel de esta y otras organizaciones paragubernamentales, antes conocidas como ONGs. Y les contesté con dos cosas: con una película y con una poesía. Les dije que el asunto va a quedar ahí, el apoyo, financiación y difusión de las mentiras constantes del IV Reich sionista seguirán igual y ellos y ellas seguirán tapándose los ojos y los oídos, además de la boca, para seguir apoyando a gobiernos supuestamente «progres» que, a su vez, apoyan al IV Reich sionista (y a la OTAN).

Para ayudarles a superar su incultura, política, cinematográfica y literaria, la película de la que hablé es «Bajo el fuego», de 1983, que cuenta una historia real (aunque a la manera yanki, o gringa), el asesinato por parte del ejército de Nicaragua de un periodista estadounidense que cubría la insurrección sandinista de 1979. Eso provocó un gran escándalo en EEUU y todo el mundo, aunque duró muy poco porque es conocida la historia de cómo EEUU, y Occidente, de inmediato se opuso al gobierno sandinista cuando triunfó la revolución, hasta armar a la «contra» y minar los puertos nicaragüenses. No os perdáis la respuesta de la nicaragüense.

 

La poesía es esta. De Bertolt Brecht.

 Refugio nocturno

Me han contado que en Nueva York
en la esquina de la calle 26 con Broadway
se pone cada atardecer un hombre
durante los meses de invierno
y, pidiendo a los que pasan,
consigue un techo para que pase la noche
la gente desamparada que allí se reúne.

Con eso no cambia el mundo
no mejoran con eso las relaciones entre los seres humanos
no es ésa la forma de acortar la era de la explotación.
Pero algunos hombres tienen cama por una noche
se les abriga del viento durante toda una noche
y la nieve a ellos destinada cae en la calle.

No abandones el libro, tú que lo estás leyendo.

Algunos hombres tienen cama por una noche
se les abriga del viento durante toda una noche
y la nieve a ellos destinada cae en la calle.
Pero con eso no cambia el mundo
no mejoran con eso las relaciones entre los seres humanos
no es ésa la forma de acortar la era de la explotación.

Al terminar de contarles la película y de recitar la poesía seguían con la mirada baja. Lamentablemente, a ellos, y a ellas, tampoco les durará mucho la vergüenza.

(Publicado en el blog del autor, el 4 de abril de 2024)

1 Comment

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