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VENEZUELA: MUCHOS AMIGOS, POCOS ENEMIGOS. Farruco Sesto

Venezuela no busca ni quiere enemigos, hay que decirlo. No está en su filosofía de vida. El pueblo venezolano es, por principio, amigo de todos los pueblos del mundo. Pues la nación bolivariana con su diplomacia de paz se declara abierta a la convivencia, al diálogo y a la cooperación fructífera con todos los países sin excepción.

Otra cosa es el hecho de que los enemigos le aparezcan por su cuenta. Tal es el caso de unas cuantas naciones, casi exclusivamente de la órbita occidental, que, por propia voluntad, ellas sí, tienen a Venezuela como su enemigo.

EEUU desde luego es el principal instigador de esa enemistad por motivos conocidos. Y algunas otras naciones que pertenecen a su círculo de influencia le siguen en esto. En América Latina, aquel puñado de países cuyos sectores oligarcas dominantes, perritos falderos subordinados a la hegemonía imperial, ven en Venezuela un ejemplo de emancipación que no les conviene a sus intereses. Y en Europa, lamentablemente convertida en un gran protectorado norteamericano, más o menos lo mismo. Porque ¿qué razones tendrían los gobiernos europeos para manifestar la hostilidad que, en mayor o menor grado, demuestran hacia el gran país bolivariano? Únicamente la supeditación a políticas que les vienen dictadas.

Frente a eso, la diplomacia de paz, como la herramienta de trabajo en sus relaciones internacionales, le da a Venezuela la fuerza moral con que se dirige al mundo.

Ante todo, como principio básico, Venezuela respeta la legalidad internacional. Específicamente la Carta de las Naciones Unidas y los acuerdos de ella derivados. No aceptando, por el contrario, ese mito imperial de “un orden internacional basado en reglas”, que no están escritas en ninguna parte, que desde luego nadie conoce y que no se sabe quien las dictó.

Por otra parte, en segundo lugar, Venezuela exige que las relaciones internacionales se den en condiciones de respeto e igualdad entre los países, sin importar su capacidad militar, el tamaño de su economía ni la magnitud de su territorio y población. Teniendo como premisa esencial de cualquier relación el reconocimiento a la dignidad de cada país.

Un tercer principio fundamental para Venezuela es la no injerencia en los asuntos internos de otras naciones, considerando que el mundo no necesita de un país autodesignado policía sino, por el contrario, comprensión activa de las diferentes visiones y criterios en un universo de tanta pluralidad cultural.

A partir de allí, y con base a estas consideraciones, Venezuela no engaña a nadie, ni le retira el saludo a nadie que no interfiera en sus asuntos.

Pero, así como le aparecen gratuitamente algunos enemigos, también tiene amigos en abundancia, a partir de una relación cultivada con base a la cooperación entre iguales, en la construcción de un mundo sin hegemonías opresoras.

En ese sentido, sin dejar de abogar por la paz como la manera de resolver los conflictos, y sin desdecirse de los principios descritos, Venezuela declara con firmeza su apoyo solidario a las causas justas de los pueblos cuando se enfrentan a los intentos de dominio neocolonial e imperial.

Considera, por ejemplo, que es su derecho tomar partido por la causa del pueblo saharaui, reconociendo a la República Árabe Saharaui Democrática como estado independiente. Asimismo, defender en todos los escenarios la causa palestina, reconociendo también al Estado de Palestina y oponiéndose siempre al genocidio contra su noble pueblo milenario. Y, con respeto a la República Islámica de Irán, apoyarla sin fisuras, de manera especial en estos días ante la agresión sionista del régimen de Israel.

Con estos tres países, cada uno en sus circunstancias, mantiene estrechas relaciones diplomáticas que trascienden la formalidad y constituyen de hecho alianzas históricas de contenido estratégico, dado el espíritu de cooperación fraternal que las guía.

Con ese espíritu estableció con las tres tratados bilaterales con planes de cooperación en áreas como educación, cultura, salud, economía, energía, tecnología, agricultura, defensa y seguridad, y otras, que se renuevan periódicamente

Tanto el comandante Chávez como el presidente Maduro manifestaron muchas veces esa lealtad profunda, bolivariana, a prueba de presiones, a estos y a otros pueblos hermanos.

Y eso se sabe y se reconoce. Pues “amor con amor se paga”, como cantaba Jorge Negrete. Así, la mayoría de los pueblos del Sur Global, apoyan hoy a su vez a Venezuela contra los enemigos hegemónicos, culturalmente supremacistas, violentos y guerreristas.

(Publicado en NÓSdiario, originalmente en gallego, el 3 de julio de 2025)

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