Ya nadie tiembla
Solo los miedosos, por supuesto (aplíquese a los supuestos «progres»). Un par de semanas alejado del mundo mundial y cuando vuelvo está patas arriba, con alguna cosa interesante en América Latina y no es Lula, precisamente, porque parece que la cárcel le ha embotado aún más el cerebro de lo que ya lo tenía, sino Bolivia metiendo en cintura a algunos golpistas. Intentaré hablar de ello más adelante.
La historia va, cómo no, del matón de barrio y los matoncillos y sus sanciones, amenazas y comportamientos. Todo previsible, muy previsible antes, durante y después de las elecciones en EEUU como apuntó Biden en su discursito de 20 minutos apenas 20 días después de tomar posesión. Todo lo que dijo entonces se está llevando a la práctica ahora. Y en menos de tres días puesto que en ese lapso de tiempo amenazó a Alemania (Corriente del Norte 2), a India (misiles S-400), a China (uigures y otros varios) y a Rusia (asesino Putin) ¡A ver quién lo supera! (y Lula diciendo que este tipo es una esperanza para la democracia, en fin). No os quepa duda que echaremos de menos a Trump.
Sin embargo, ya nadie tiembla ante las estupideces occidentales (solo los miedosos, y aplíquese a los supuestos «progres»). Un poco después de las fanfarrias occidentales, de las respuestas rusa y china, llegó la que es la mejor definición de lo que ocurre: «cuanto más tumultuoso se vuelve el mundo, más China y Rusia están decididas a consolidar los lazos y promover la cooperación para contrarrestar las depredaciones del Occidente liderado por EEUU». Dos palabras claves: consolidar y contrarrestar. Fortalecimiento y enfrentamiento. Biden ha logrado ya, en tres meses, lo que no consiguieron Obama y Trump: la asociación estratégica de Rusia y China. Porque el párrafo anterior es del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, de su ministro titular que, además, es Consejero de Estado. O sea, una de las 14 personas que tienen todo el poder en China porque, en contra de lo que se nos suele decir en Occidente, la dirección china es colectiva.
Este hombre se llama Wang Yi y ha ido un poco más allá: «la unión de China y Rusia seguirá siendo un pilar de la paz y estabilidad mundiales. Cuando más inestable es el mundo, mayor es la necesidad de llevar adelante la cooperación China-Rusia. China y Rusia deben ser el apoyo estratégico, la oportunidad de desarrollo y el socio global del otro. Esta es una experiencia adquirida a partir de la historia y un imperativo en las circunstancias actuales». Otras palabras clave: apoyo estratégico y socio global. Nunca, hasta ahora, un cargo tan alto chino se había expresado con tanta claridad. ¡Biden, tío, lo estás bordando (y Lula a por uvas, entre otros)!
A este paso dado, ya sin vuelta atrás después de lo hecho por el matón y sus matoncillos, solo le queda una última cosa: la alianza militar. Aún no se está aquí, pero a poco que sigan el matón y sus matoncillos con sus estupideces tendrá lugar. Rusia ya lo ha ofrecido: seguridad integral que cubriría no solo el área militar sino también la económica (energía y banca) y la informativa. Y los dos países tienen un camino intermedio: la Organización de Cooperación de Shanghai, donde algo de esto ya se está probando. China se resiste no solo porque confía en sí misma, sino porque no olvida el papel de un Yeltsin y su sumisión incondicional a Occidente. Pero eso no quiere decir que los dos países no colaboren militarmente, todo lo contrario.
Y aquí entra la visita que el ministro ruso de Exteriores (Lavrov) acaba de hacer a China y no un día cualquiera, sino despúes de que EEUU y China se enseñansen los dientes en Alaska y en el marco del 20 aniversario del Tratado de Buena Vecindad y Cooperación Amistosa entre China y Rusia. O sea, no solo se ratifica sino que se le da un nuevo empuje. El matón y sus matoncillos deberían prestar mucha atención a la «asociación estratégica integral de coordinación» chino-rusa y lo que supone: comercio bilateral superior a los 100.000 millones de dólares y creciendo cada año, Rusia como principal suministrador de petróleo a China, China como mayor socio comercial de Rusia… y encima cooperación científico-tecnológica en el espacio y más allá.
El consenso estratégico es casi total, el giro hacia el Este es total.
Sumad a eso el llamamiento oficial de Lavrov a que Rusia y China dejen de utilizar sistemas de pago controlados por Occidente en dólares (algo que ya está en marcha y no solo desde estos dos países) o el que China está acelerando la internacionalización del yuan probando ya su moneda digital en países como Thailandia, Emiratos Árabes Unidos y reguladores financieros globales radicados en Hong Kong. Incluso Indonesia y Singapur están haciendo sus pequeñas incursiones en esta internacionalización del yuan.
Y tampoco hay que perder de vista otros aspectos: «Todos los países deben salvaguardar firmemente el sistema internacional con las Naciones Unidas en el centro y el orden internacional con el derecho internacional como base» (comunicado final). Esto se contrapone y se enfrenta al «orden internacional basado en reglas» que reclaman EEUU y la UE como nueva definición del orden internacional y los valores universales para intentar mantener su hegemonía y con los que amedrentan («depredaciones») a otros países. Multilateralismo frente a «comunidad internacional».
El comunicado final es una declaración conjunta. Es la primera vez que China y Rusia ponen en común sus ideas sobre derechos humanos, democracia, derecho internacional y esas cosas. Ya os dije que no hay una concepción única respecto a esto a escala planetaria, es decir, adaptada a todas las naciones y pueblos, por toda la comunidad jurídica internacional, y que quien diga lo contrario, miente. Pues aquí está una prueba. Y de calado. Lo que siempre se ha pretendido desde Occidente ha sido control geopolítico, pero ahora hay quien le para los pies. Porque ya nadie tiembla ante Occidente.
(Publicado en el blog del autor, el 23 de marzo de 2021)