A otra cosa, mariposa. El lince
Para quienes no seáis del Estado canalla (más conocido como España) esta es una frase coloquial que se utiliza para cerrar una conversación y pasar a otro tema. Y eso es lo que voy a hacer ahora con Ucrania, que ya no será motivo para esta página salvo que la situación lo requiera. Casi desde el principio me he centrado en otra cosa, en paralelo: si esta es una guerra casi abierta entre Rusia y la OTAN (cobeligerante de hecho, aunque todavia no de derecho), lo que hay en realidad es una guerra no menos abierta por un nuevo sistema económico y global. Es en eso en lo que hay que fijarse.
La guerra que no es guerra está encauzada por Rusia, pese a lo que dicen los medios de propaganda, con la picadora de carne ucraniana a todo trapo y el asentamiento de todas las zonas liberadas del Donbás (aunque aún queda una parte importante en Donetsk, más o menos el 35-40% del territorio sigue bajo control ucraniano). En estas zonas se está desnazificando lo que se nazificó. Por ejemplo, devolviendo los nombres originales a las ciudades, que en muchos casos habían sido cambiados por los nazis por considerarlos «comunistas».
Este es un caso, operarios reponiendo el nombre original de Volodarskoe (Volodarski, castellanizando) y retirando el dado por los nazis en 2016. La cosa tiene su historia: Moisey Markovich Goldstein nació en Volinia, una zona que entonces pertenecía a Polonia aunque hoy es parte de Ucrania. Fue un bolchevique de primera hora, murió asesinado en 1918. Y era judío. En su honor -Volodarski era su alias en la clandestinidad- se nombró así a esta ciudad ucraniana en 1925. Era poco más que un pequeño pueblo. Para que la situéis en el mapa, está al norte de Mariúpol y hoy tiene 26.000 habitantes. Formalmente pertenece a la región de Donetsk.
A pesar de esto, y de las banderas rojas, hay que remarcar que Rusia (o Donetsk) no es comunista en absoluto, aunque es un símbolo que sirve muy bien para aglutinar al pueblo alrededor de una idea.
Está claro también que el proceso de integración del Donbás en Rusia está comenzando, aunque se siga insistiendo en la independencia de Donetsk y Luganks. El anuncio realizado ayer por Rusia de reconstrucción de Mariúpol lo demuestra. Es evidente que es Rusia quien tiene los recursos necesarios para ello, y no Donetsk, pero al decirlo se está insinuando cuál es el camino que se está recorriendo. Este anuncio se corresponde con el realizado por Ucrania, también ayer, de no renunciar a la integración en la OTAN y a recuperar Crimea.
La escenificación de negociaciones es eso, una escenificación. Ucrania no es nada, es solo la voz de EEUU y actúa en calidad de tal. Solo habrá un atisbo de negociación cuando alguien pierda, y Rusia no va a perder. Y entonces Ucrania no será la que ahora conocemos.
Mientras tanto, el tema de Ucrania no interesa a casi nadie en Europa (excepto a las élites zombis). Mirad esto.
Una de las encuestadoras más potentes del mundo reconoce que la inflación (consecuencia directa de la crisis), la desigualdad social y el paro son las tres principales preocupaciones de la gente, mientras que la guerra en sí está en el undécimo lugar.
Esto es lógico y normal: en el primer trimestre de este año, en 19 de los 27 países de la UE no hubo crecimiento alguno (España el 0’3%, Alemania el 0’2%, Francia 0%, Italia -0’2%, por mencionar solo algunas; en EEUU -1’4% y, como consecuencia, ahora dice que va a retirar algunos aranceles impuestos a China), la inflación sube y sube (con lo que los salarios bajan y bajan), pero no hay respuesta social alguna. Apenas unos conatos de rebelión comienzan a aparecer en Grecia o en Alemania, donde ya se abuchea y boicotea a los «progres», Los Verdes, convertidos en los principales perros falderos de EEUU y principales impulsores del apoyo bélico a Ucrania y a las sanciones contra Rusia.
No es el principio de la rebelión, pero debería serlo. Porque la realidad es la que es: mientras que los vasallos de EEUU están viendo aumentos de precios constantes, desde el 30% del gas en EEUU hasta el 38% en la UE, otros países que han mantenido su soberanía como India o, por supuesto, China, se están viendo reforzados por el comercio con Rusia. India ha aumentado su compra de petróleo ruso el 20%, China ha aumentado su compra de gas ruso el 60%. Bien es verdad que con descuentos de hasta el 25%, en el caso de India, pero eso pone en su sitio el fracaso de las sanciones «del infierno» con las que Occidente intentaba derrotar a Rusia.
Rusia está reorientando el suministro y, aún con descuento, sigue recibiendo ingentes sumas (el barril de petróleo está en 110 dólares), por lo que los planes de renunciar a todo de la UE no van a hacer mucha mella en la economía rusa.
La unica alternativa económica que le queda a Occidente, que apuesta por la derrota bélica de Rusia, es la iraní, es decir, la prohibición del comercio petrolero por mar (aunque en el caso de India y China no hay problema porque hay una vía terrestre de suministro). Y dada la locura existente en las élites (y entre la gente que acepta a esas élites) no es descartable en absoluto.
Lo penúltimo sobre los «abnegados luchadores por la libertad» del batallón nazi «Azov» en Mariúpol: ofrecen dejar salir a los civiles de la acería Azovstal a cambio de víveres, 15 civiles por cada tonelada de alimentos. Pero no los usan como rehenes, qué va. Lindos patriotas.
Y sobre la cumbre del G-Lo que sea en noviembre, hay nuevos datos. Indonesia cedió a la presión occidental e invitó a Ucrania a participar (que no es miembro), pero ahora se resarce haciendo algo en lo que Occidente no tiene cacho ni oportunidad de enredar. Acaba de firmar una declaración conjunta con Camboya y Tailandia en la que se afirma que se invitará «a todos los miembros» a las reuniones de la ASEAN (paises del sudeste asiático) y de la APEC (Cooperación Económica Asia-Pacífico), de las que son anfitriones estos dos últimos países. Rusia no es miembro de la ASEAN, pero sí de la APEC. Son las tres cumbres que hay en Asia este año.
Ni qué decir tiene que esta declaración es la previa a la invitación de Rusia y que de esta forma Indonesia se reubica tras haber sucumbido a las presiones occidentales.
(Publicado en el blog del autor, el 5 de mayo de 2022)