Aquelarre de psicópatas
Hoy comienza la 59 Conferencia de Seguridad de Munich, que ya he abordado en otras ocasiones y ya entonces les trataba de psicópatas. Voy a estar fuera unos días y no podré recogerla en condiciones hasta finales de la semana que viene, supongo, por lo que os adelanto lo que va a tratar este aquelarre de psicópatas.
Primero, voy a partir de lo que ha dicho la condesa de la UE sobre el sabotaje estadounidense al gasoducto «Corriente del Norte 2» denunciado hace unos días por Seymour Hersh: “La versión de la participación de Estados Unidos en el sabotaje de gasoductos nos parece absurda. En todos los años de existencia de Estados Unidos, no se ha establecido y confirmado un solo hecho de violación del derecho internacional o acciones fuera del marco del derecho internacional. La reputación impecable del estado estadounidense nos permite no considerar esta versión».
Lo dicho: estamos en manos de locos y de mentirosos patológicos. Y les dejamos hacer, aportando nuestro granito a la locura general, y nos creemos sus mentiras democráticas.
Así que en este ambiente de locos y mentirosos patológicos se va a celebrar esa conferencia. Y junto a los locos y mentirosos, aquí asistiremos a un aquelarre de psicópatas. Un psicópata es alguien que se comporta de forma desinhibida -como estos mentirosos patológicos-, con un carácter marcadamente antisocial -véase la actitud gubernamental en Gran Bretaña, Francia o el Estado español con las huelgas y movilizaciones- y con una empatía y remordimientos muy limitados, cuando los hay, y ahí están ahora acordándose de su comportamiento con el Sur global.
Lo primero, lo de siempre: ni una sola mención al derecho internacional del que ahora se acuerda la condesa de la UE, sino al nuevo mantra «democrático»: «Se necesita un orden internacional liberal y basado en reglas rediseñado para fortalecer la resiliencia democrática en una era de feroz competencia sistémica con regímenes autocráticos». No solo es Rusia, por supuesto, sino China, el nuevo objetivo: «El apoyo tácito de China a la guerra de Rusia, su postura militar para afirmar su propia esfera de influencia en el este de Asia y sus esfuerzos integrales para promover una alternativa autocrática al orden internacional liberal basado en reglas personifican el desafío autocrático más amplio».
Su orden y sus reglas. Esto es lo que quiere Occidente y por lo que lucha. Así ha sido durante los últimos 500 años y le cuesta hacerse a la idea de que ya ha perdido su hegemonía. Y como buenos psicópatas, muestran muy limitados remordimientos reconociendo lo obvio: «El mero hecho de que muchos gobiernos de África, América Latina y Asia no hayan querido hablar en contra de la agresión de Rusia demuestra que los autócratas poderosos no están solos en su profunda insatisfacción con las normas e instituciones internacionales existentes, y que simplemente defender el statu quo es no es suficiente para hacer retroceder efectivamente a los revisionistas autocráticos».
¿Qué hacer tras este reconocimiento de las patadas en la boca que ha estado recibiendo Occidente todo este último año con el tema del país 404, antes conocido como Ucrania? Curiosamente, los locos y mentirosos del aquelarre occidental no se enfocan en Rusia, el objetivo inmediato, sino en China, el gran objetivo final para el Occidente colectivo: «La visión que persigue Beijing, preocupan los observadores occidentales, es nada menos que crear un mundo seguro para la autocracia. Entre otros, China busca garantizar que los derechos colectivos, tal como los define y defiende el estado, tengan prioridad sobre las libertades civiles y políticas individuales. Pero el desacuerdo sobre los derechos humanos también es evidente dentro y entre los estados democráticos del mundo. Ciertamente influenciadas por la experiencia del colonialismo y el imperialismo occidentales, muchas democracias no occidentales muestran una mayor preocupación por la soberanía y la no injerencia que sus contrapartes occidentales«. Negro sobre blanco: Occidente no tiene soberanía y no le preocupa la injerencia, por ejemplo, de EEUU. Buenos vasallos, sí señor.
Esto, que es el germen del ius cogens, del mínimo jurídico internacional al que deben estar sujetos todos los Estados, el conjunto de los derechos y libertades fundamentales (o sea, el ejercicio de los derechos civiles y políticos con el goce y disfrute de los económicos, sociales y culturales, y esto es textual según el derecho internacional relativo a los derechos humanos; es más, se dice expresamente que sin estos tres últimos los otros no sirven de nada, pero esto siempre ha sido ignorado por la burguesía y por Occidente) es lo que preocupa a Occidente: ¿Derechos colectivos? Eso es comunismo o peor, aunque la palabra comunismo no aparece en el aquelarre sino sustituida por lo de «autocráticos».
¿Habéis visto el golpe de pecho con esa referencia al colonialismo e imperialismo occidentales? Desde luego, no sirve para mucho a tenor de lo que han hecho y siguen haciendo en África, por ejemplo. El caso de Malí es evidente. 500 años actuando como les ha dado la gana no se cambian de la noche a la mañana. Que se lo digan a los 32 países que Occidente mantiene sancionados en estos momentos -en contra del derecho internacional, que no del «orden basado en reglas», su orden y sus reglas- o a quienes malviven porque tienen que pagar una deuda externa que Occidente se niega a condonar.
Por cierto, lo penúltimo de este aquelarre: el zombi de la UE va a aprobar el décimo «paquete de sanciones» contra Rusia. En la lista está la prohibición de exportación a Rusia de: hilo de cáñamo, ladrillos, neumáticos, plumillas para escribir, equipo antidisturbios, inodoros, bidés, cisternas y artículos sanitarios similares. Los rusos y las rusas van a tener que cagar y mear en la calle, y limpiarse el culo con papel de periódico o piedras. Buena sanción. Lo ridículo de todo ello, del comportamiento occidental, habla por sí solo del nivel de locura de esta peña. Pero Rusia está perdiendo, está acabada y a fin de cuentas no son más que un montón de bárbaros con el culo sucio.
Volviendo al aquelarre que comienza hoy, reconocen que se les está segando la hierba bajo sus pies coloniales, pero creen encontrar una salida: «La salud y la seguridad alimentaria, así como la financiación climática, se han convertido en campos políticos clave en los que se están desarrollando narrativas contrapuestas de un orden de desarrollo deseable. Beijing está promoviendo su propio modelo de cooperación para el desarrollo, supuestamente libre de condicionalidades, como una alternativa distinta a los modelos estadounidense y europeo, que enfatizan la importancia de la democracia, el buen gobierno, los mercados libres, la rendición de cuentas y la transparencia. Pero si bien el creciente compromiso de China cae en terreno fértil en muchos países en desarrollo, a menudo se trata menos de una cuestión de convicción que de falta de alternativas y de profundos agravios con el orden de desarrollo existente que no ha producido suficientes beneficios».
Así todo. Los locos y mentirosos que se van a reunir en este aquelarre saben que «el mundo está entrando en una década crítica en la competencia por el futuro orden internacional» y lo fían todo a la derrota de Rusia en el país 404, antes conocido como Ucrania. Si Rusia gana, y está ganando, es el fin definitivo de la hegemonía occidental. Por eso Occidente está poniendo toda la carne en el asador, literalmente.
Esta conferencia, para el Occidente colectivo, es el equivalente al Foro Económico de Davos. O sea, irrelevante excepto para ellos mismos porque Rusia, queramos o no, nos ha metido a todos en otra dimensión. Una dimensión en la que Occidente desaparece, afortunadamente. Porque, como dijo Catón el Viejo, Occidente debe desaparecer.
Sin embargo, y es lo que subyace de todo lo anterior, se constata cómo los aparatos políticos, militares e ideológicos de Occidente son conscientes de su pérdida de hegemonía a nivel geopolítico y su fragilidad a nivel interno. Porque una de las cosas que van a estar presentes es el Índice de Seguridad de Munich, que mide «la percepción del riesgo público en los países» dado que «la seguridad global está intrínsecamente vinculada a la prosperidad económica, el cambio climático, los intereses nacionales en conflicto y la sensación de que las desigualdades están arraigadas en un orden mundial cuyas ‘reglas’ no siempre se aplican por igual a todos«.
China asistirá a esta conferencia en la presencia de su ex ministro de Asuntos Exteriores pero en calidad de miembro del Buró Político del Comité Central del PCCh. ¿No hablan de autócratas? pues toma, uno que representa al Partido Comunista de forma abierta. Los chinos no se esconden, desde luego.
Significativo es que después de estar en este aquelarre de psicópatas occidentales el representante chino vaya a Moscú. Y es que no habrá ningún ruso en el aquelarre, ya que está´montado contra ellos (además de contra China).
Los chinos, aunque acudan a esta conferencia, hablan de ella como «reunión familiar transatlántica». No es mucho más, aunque este año los occidentales han invitado a participar a varios países del Sur Global -8, en concreto: 5 árabes, 2 africanos y Azerbaiyán; es decir, busca sustitutos energéticos a Rusia– con la cobertura de «contribuir a la resolución pacífica de conflictos». No ha sido su norma hasta ahora, pero la necesidad obliga. Al menos a enarbolar palabras bonitas. Aunque teniendo en cuenta la mentira patológica de la condesa que os he puesto más arriba, sería de locos creer a Occidente.
Por cierto, y va para esos del «ni OTAN, ni Putin», objetivos defensores y mantenedores de la hegemonía occidental: el perro faldero que hace de secretario general de la OTAN acaba de reconocer lo evidente, que Rusia no tuvo más remedio que hacer lo que hizo al decir esta semana que «la guerra no comenzó en febrero del año pasado. La guerra comenzó en 2014. Y desde 2014, los aliados de la OTAN han brindado apoyo a Ucrania, con entrenamiento, con equipo, por lo que las Fuerzas Armadas de Ucrania estaban mucho más fuertes en 2022 que en 2020 y 2014. Y, por supuesto, eso marcó una gran diferencia cuando el presidente Putin decidió atacar Ucrania”. Lo podéis leer en la página oficial de la OTAN. Y tiene fecha del 14 de febrero.
Como dijo Ferdinand Lasalle, luego retomado por Gramsci y por Lenin, «la verdad es siempre revolucionaria».
(Publicado en el blog del autor, el 17 de febrero de 2023)
Muy buen articulo.
Muy aclaratorio.