Declaración de la Contracumbre OTAN no, Bases fuera sobre la guerra en Ucrania
DECLARACIÓN DE LA CONTRACUMBRE OTAN NO, BASES FUERA SOBRE LA GUERRA EN UCRANIA
La Coordinación de Plataformas OTAN No, Bases Fuera, constituida por las organizaciones firmantes del Llamamiento a la Movilización Contra la Cumbre de la OTAN en Madrid, convocó a la ciudadanía a celebrar la Contracumbre OTAN No, Bases fuera, Madrid 2022 como respuesta a la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN.
Reunidos en la ciudad de Madrid los días 24 y 25 de junio de 2022, los asistentes a esta Contracumbre DECLARAN:
El actual conflicto en Ucrania nos ha hecho sentir el inmenso poder del bloque occidental en el ámbito ideológico-cultural. El complejo mediático del que forman parte los medios de comunicación, las industrias culturales, la clase política, las instituciones y la mayor parte de la academia, ha participado en la construcción de una atmósfera tóxica que criminaliza lo ruso y demoniza a su presidente. Una visión teológica de la propaganda de guerra que incluye la práctica inquisitorial de la censura bajo el control militar de la Dirección de Seguridad Nacional y un estado de excepción de facto, suprimiendo el derecho a la información.
El objetivo de esta campaña es doble: Por un lado, justificar la desvinculación de Europa de Rusia, castigar y debilitar ese país y facilitar el camino para agredir a China, objetivo final de la expansión imperialista occidental. Por otro, construir un culpable al que responsabilizar de los inmensos sacrificios que supondrá el tránsito hacia un nuevo orden mundial necesario para hacer frente a la actual crisis capitalista. Este proceso requerirá, además, el control y el disciplinamiento de la población del imperio, y la guerra es el motivo perfecto para imponer esta estrategia.
Se ha desatado en Occidente una obscena y masiva campaña de desinformación, propaganda y guerra económica orientada a aislar a Rusia del resto del mundo; sin embargo la tensión histriónica e histérica, principalmente europea, no fue seguida por la mayor parte de los países del mundo. No sólo por China, Irán, Venezuela, Cuba, Nicaragua o Corea del Norte, países largamente acosados y agredidos por los mismos que lo hacen contra Rusia, sino tampoco por Brasil, Arabia Saudí, ni por Turquía y la mayor parte de países de Asía, América Latina y África que no se han sumado a la ofensiva de la guerra híbrida contra Rusia.
Rusia se salió del papel que le tenían reservado en una guerra de defensa del Dombás e inició su operación militar especial dirigida a dos objetivos: destruir las capacidades misilísticas, aéreas, antiaéreas y navales de Ucrania para defender los territorios masacrados por las milicias ucronazis (creadas, armadas y entrenadas por el Reino Unido, los propios EE.UU. y otros países de la OTAN) y erradicar los movimientos nazis que controlan el país tras el golpe de estado del 2014.
Todos los analistas militares serios concurren en caracterizar la operación militar rusa como mucho más respetuosa con la población civil y con los propios soldados ucranianos que abandonan las armas que las campañas recientes de EE.UU., la UE y la OTAN en Yugoslavia, Siria, Irak, Libia o Afganistán.
Rusia usa sus armas más destructivas para eliminar los arsenales alimentados continuamente por los países de la OTAN. Por el contrario, el ejército ucronazi sigue una estrategia similar a la puesta en marcha en las operaciones de las milicias terroristas del estado islámico en la guerra de Siria, escenificando ataques falsos para alimentar la propaganda bélica europea. Ha bloqueado a la población civil en las ciudades, las ha usado como escudos humanos y ha utilizado ambulancias para el transporte de armas y soldados, llegando a realizar ataques contra civiles desarmados que intentaban abandonar las áreas de combate.
Ucrania es un peón en la ofensiva de occidente a Rusia; un peón que nunca se convertirá en reina y que será sacrificado en el altar de los intereses de EE.UU. Este camino se inició en la revolución naranja del 2005, dentro del programa de las revoluciones de colores, que culminó con el golpe de estado del 2014, promovido y financiado públicamente por EE.UU., en el que los ucronazis jugaron un papel fundamental en la desestabilización del estado y en la persecución de la población rusa y rusoparlante.
Este golpe consiguió hacerse con el poder, pero no fue seguido por toda la población. La península de Crimea aprobó su integración en Rusia y la región del Dombás no reconoció al régimen ucronazi de Kiev, declarándose repúblicas independientes.
La nazificación impulsada por Kiev integró a las milicias nazis en el ejército regular y las envió para que reprimieran y destruyeran las repúblicas del Dombás. Ocho años de guerra y 14.000 muertos era el saldo en esa región en el momento de iniciarse la operación militar rusa.
EE.UU. y el Reino Unido, reconvertido de nuevo en imperio británico, llevan intentando desde 1917 apropiarse de Rusia por todos los medios a su alcance; lo han intentado durante toda la existencia de la URSS y lo continúan intentando hoy día.
A través de la OTAN, han integrado a 14 países del este de Europa como fuerzas aliadas imperialistas, teniendo como objetivo el cerco a Rusia. Ucrania es un punto decisivo en esta estrategia. Su proximidad al corazón de Rusia, el control del Mar Negro y su importante papel en la nazificación de Europa, la otorgan un protagonismo esencial en la estrategia imperial occidental.
Si Rusia cae, caerán detrás China, Brasil, India, Irán, …. Independientemente de su organización política y de sus bases ideológicas, los países con un mínimo sentido de la soberanía en los cinco continentes han declinado participar en la campaña de sanciones a Rusia; mientras tanto Europa, que se humilla y se somete sin ninguna resistencia, está pagando un alto precio económico y político del que tardará décadas en recuperarse, si es que llega a hacerlo.
Es precisamente Europa, más que los EE.UU., la que sostiene esta guerra multifuncional contra Rusia en Ucrania; y es la socialdemocracia, los progresistas liberales, los que lo hacen con más entusiasmo, siendo mucho más agresivos, al menos en lo verbal, que los líderes más conservadores. No hay ningún reparo en aniquilar a un país entero para tratar de debilitar a Rusia, ningún reparo en seguir alimentando al monstruo para que sostenga la guerra hasta el último ucraniano.
En la próxima Cumbre de la OTAN, Rusia y China serán declarados oficialmente enemigos, se aumentarán los presupuestos de la Alianza, se abrirá la puerta a la guerra en el espacio y al uso de las armas nucleares. Se intensificará la propaganda de guerra y la militarización de la sociedad y la OTAN será una organización disciplinaria, ofensiva y global. La cumbre definirá su rol en la reconfiguración del nuevo orden mundial.
Europa lo sabe, pero quebrada económicamente, política e ideológicamente se pone en manos del eje anglo-sajón, poniendo en peligro su propia existencia.
El problema no es Ucrania; es el imperialismo, es el militarismo, es la OTAN, que amenaza a la Federación Rusa a través de Ucrania. Hoy Rusia está librando esta batalla en defensa de la soberanía e independencia de todos los países. Rusia debe ganar esta guerra por su propio país y por los nuestros. Rusia derrotará el nazismo y, para ello, está pagando un alto precio en vidas y en su propio bienestar.
¡No pasarán!
Madrid, a 28 de junio de 2022
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(Declaración, en INGLÉS)