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El abismo y la resistencia. El lince

Sigue la caída de Europa hacia el abismo, pero aparece un atisbo de resistencia popular.

En mayo os conté cómo iba la inflación en Europa hasta ese mes, la sumisa y loca Europa que sigue sin rechistar el fanatismo de EEUU. Si entonces iba mal, ahora, en junio, peor. Y eso que solo os pongo aquellos países que han superado el 10% de inflación. Entonces eran nueve los países que superaban esa cifra, ahora son una docena. Tened en cuenta que el zombi de la UE lo componen 27 países.

29’1% – Moldavia
20’1% – Estonia
18’5% – Lituania
16’4% – Letonia
16% – Chequia
15’6% – Bulgaria
14’5% – Rumanía
12’4% – Polonia
11’8% – Eslovaquia
11’3% – Grecia
10’7% – Hungría
10’2% – Países Bajos

La consecuencia solo es una: la imposición de sanciones a Rusia -ilegales según el derecho internacional- que se han vuelto en contra, por la sumisión irracional de los descerebrados europeos respecto al apoyo a los nazis de Ucrania y a su vasallaje a EEUU. Todos estos países, y los que no aparecen, mandan armas a los nazis, con la excepción de Moldavia y Hungría. Y lo hacen a costa de sus poblaciones, además, aunque dado que no hay respuesta popular lo seguirán haciendo porque aunque los de arriba caen un poquito, los de abajo son quienes se hunden más aún.

En Alemania no ha sido el gobierno «progresista», ese que sigue dando armas a los nazis ucranianos (y la última encuesta conocida dice que solo el 25% apoya esta postura), quien ha dado la voz de alarma por la inflación, sino la patronal. Alemania está en el 7’9% de inflación y eso coloca al país en el nivel más alto ¡desde 1974! Un dato al margen: en EEUU el porcentaje de la subida de tipos de interés, con la que se pretende combatir la inflación, que se aprobó ayer no se veía desde 1994. La agudeza de los sancionadores es fantástica: ellos se asoman al abismo, Rusia solo ve un pequeño bache.

La pregunta es por qué avisa ahora la patronal. La respuesta es muy sencilla: uno de los principales y más combativos sindicatos alemanes, IG Metall, ha dicho que hay que elevar los salarios al nivel de la inflación y, adelantándose a lo que se avecina, vislumbrando el abismo, dice que el mínimo de aumento salarial tiene que ser del 8’2% en el marco de la negociación de los convenios colectivos que se iniciará en octubre. Eso ha puesto al resto de centrales sindicales (agrupadas en la Confederación Alemana de Sindicatos), muy modositas, ante un dilema: o con los trabajadores o con el Estado y la patronal. Por el momento, solo han reconocido que el nivel de inflación es «altamente antisocial». Ya me gustaría que los sindicatos españoles tuviesen, cuando menos, este discurso.

En este contexto hay quien se está moviendo por su cuenta. En un intento de evitar las movilizaciones obreras, ya anunciadas por IG Metall, la patronal de la energía ha ofrecido a los sindicatos no un aumento salarial en el marco de una negociación del convenio colectivo, ni ligada a la inflación, como plantea IG Metall, sino un pago único de 1.400 euros a sus trabajadores con la esperanza de que la crisis en Ucrania termine antes de octubre y la inflación se reduzca. Así, el aumento salarial en el convenio colectivo que se negocie ese mes sería mucho menor.

En cualquier caso, no hay como enseñar los dientes. Y no solo eso, sino morder.

La propuesta de IG Metall se produce como respuesta a la decisión del Banco Central Europeo de aumentar los tipos de interés a partir del mes que viene. La tasa de interés es lo que los bancos comerciales pagan a los bancos centrales por el préstamo de dinero para sus operaciones. Traducido: los ciudadanos pagaremos más porque los bancos imponen sus beneficios en los préstamos con un interés mayor que el que se les pone a ellos. Y en los productos, que se encarecen con esos préstamos y nos los encarecen aún más a nosotros.

Porque el BCE añade algo más: «estamos muy atentos a los salarios, a la negociación salarialvemos subidas de salarios que se han acelerado, en particular a partir de marzo… y reconocemos que Alemania, por ejemplo, aumentará el salario mínimo a partir del 1 de octubre». Está diciendo que los salarios tienen que seguir por debajo de la inflación porque así se preservan las ganancias del sector privado (como con la subida de los tipos de interés) y reconoce que si en Alemania se logra romper con el tabú, que los salarios tienen que subir, cuando menos como la inflación, toda su estrategia se va a pique. De ahí la importancia del movimiento obrero alemán.

Es decir, mientras dure la locura de estos descerebrados que apoyan a los nazis en Ucrania y los trabajadores no enseñen los dientes seguirá no solo la disminución del poder adquisitivo de los trabajadores, sino la precariedad laboral y la social.

Si ya sufrimos las subidas de los precios de la energía, como consecuencia de la locura de los descerebrados que apoyan a los nazis ucranianos, la subida de los tipos de interés no hace más que agravar la situación. En lugar de trabajar seriamente por reducir las tensiones (y se pudo evitar la crisis solo con cumplir lo que se firma, algo que no hicieron los garantes Alemania y Francia con los Acuerdos de Minks de 2015, o hacer caso a las propuestas y demandas de Rusia en diciembre del año pasado sobre la expansión de la OTAN), lo que llevaría a una segura reducción de la inflación, se opta por lo de siempre: por no molestar a los patronos y descargar las consecuencias en la clase obrera.

Responder a esto es urgente. Menos mal que hay alguien, como la IG Metall, que se apresta a la batalla.

Aquí, en el Estado canalla (más conocido como España) los trabajadores del metal de Cantabria llevan ya dos semanas en huelga indefinida, y con movilizaciones, por un convenio digno y que no sean los salarios los que paguen la inflación, o sea, que no estén por debajo. En España la inflación es del 8’7%. Los principales sindicatos pactaron una subida salarial del 2’4% en los convenios colectivos. Para el año que viene piden el 3’5% (comparad con la propuesta del 8’2% de IG Metall). Son una ganga para la patronal y el Estado, no hay duda. Por eso en marzo hicieron un paro simbólico en apoyo a los nazis ucranianos. Tal para cual.

P.D.- Que las cosas están muy mal en Europa, y que van a peor, lo pone de relieve que hoy están en Ucrania los presidentes de Alemania, Francia e Italia. Es más que probable que presionen a los nazis para que acepten un «alto el fuego» en la línea del plan de paz que Italia presentó en la ONU en mayo. Solo que ya ha pasado otro mes, hay más terrritorio liberado y Ucrania es mucho más débil, pese a las armas que recibe de este Occidente que se hunde. Además, Rusia aún no ha logrado todos sus objetivos, pese a los grandes avances que ha hecho: el Donbás aún no ha sido liberado por completo; la desnazificación ha recibido un impulso grande con la derrota nazi en Mariupol, pero aún hay grupos nazis operando y no solo en el gobierno, y aún no se ha garantizado el estatus neutral de Ucrania. Dudo mucho que Rusia acepte nada hasta que estos objetivos estén cumplidos.

(Publicado en el blog del autor, el 16 de junio de 2022)

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