la crisis de Occidente y la guerra de la OTAN contra Rusia. Crónica de la charla-debate en el Campello.
El pasado 26 de noviembre, en la ASSOCIACIO SOCIOCULTURAL “NI UN PAS ENRERE” de El Campello se celebró una charla debate sobre la Crisis de Occidente y la Guerra de la OTAN contra Rusia.
Ni un pas enrere es una organización ampliamente reconocida que dedica sus esfuerzos, de forma diversa y plural, a la lucha antiimperialista y a la solidaridad con los pueblos que sufren y luchan por su liberación.
Hubo más de 30 inscritos y la ponencia estuvo a cargo de nuestro compañero del FAI Eduardo Hernández.
El planteamiento partió de cuatro preguntas clave para desmontar los mitos-consignas que la propaganda occidental repite constante y masivamente como un mantra:
- La crisis es consecuencia de la guerra en Ucrania; o ¿es la guerra consecuencia de la crisis?
- Ucrania no está en la OTAN; o ¿la OTAN está en Ucrania?
- Rusia es enemiga de occidente; o ¿es Occidente enemigo de Rusia?
- China es un peligro para occidente; o ¿Por qué occidente dice tal cosa?
A partir de esas cuatro preguntas se plantearon dos cuestiones centrales que hacen necesaria la guerra a occidente: la crisis de occidente y el declinar de la hegemonía de EE.UU. y cómo esta situación está arrastrando al colapso a Europa.
Se habló también de cómo, primero la pandemia del COVID y a continuación el conflicto en Ucrania, dejaron en la sombra cualquier mención a la existencia de una crisis anunciada a bombo y platillo por los más importantes centros económicos occidentales: el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Reserva Federal estadounidense, desde octubre de 2018 hasta diciembre de 2019, centraron su atención sobre ese tema, calificando la crisis como estructural, sistémica y a largo plazo, y que requeriría profundas transformaciones que afectarían gravemente a la mayor parte de la población. Poco tiempo después el foro de Davos confirmó la situación y anunció la necesidad del Gran Reset.
El estado español, además, recibió otras noticias especialmente graves; el relator especial de Naciones Unidas entregó un informe sobre la pobreza en el estado español en el que se denunciaba la altísima tasa de pobreza, especialmente en los niños, sus causas estructurales y la disfuncionalidad del estado para hacerle frente. Meses antes, otro informe, esta vez del relator especial de Naciones Unidas sobre los derechos humanos, declaró que el Estado español vulneraba derechos esenciales en su política de vivienda.
Se citó también que pese a la censura y a la propaganda, que aseveraban que la guerra era una iniciativa rusa, en realidad se siguió el guion de una crónica de guerra anunciada en los informes de la Rand Corporation al Congreso de Estados Unidos en 2016 y 2021: en ellos se hablaba de la necesidad y la oportunidad de una confrontación armada con Rusia y China como única vía para resolver la crisis y asegurar los privilegios de las élites europeas y norteamericanas y el liderazgo de este último país.
Se habló también del objetivo anglosajón de desvincular Europa de Rusia y convertir a ésta artificialmente en enemigo; de este modo, Estados Unidos lograba debilitar a su enemigo y disciplinaba incondicionalmente a su “aliado” europeo a la vez que hacía un gran negocio con la energía. Todo ello para enfrentarse a China, el gran rival que pone en cuestión su hegemonía.
Todos los acontecimientos de los últimos meses entran en esa lógica. Desde que empezó el conflicto en Ucrania, el desprecio por los acuerdos de Minsk, la negativa a negociaciones de paz, hasta las repetidas provocaciones a China en Taiwán, muestran la voluntad inequívoca de la administración de EEUU por escalar la confrontación.
Por último, se habló del papel del Estado español en este contexto, caracterizado por su sumisión incondicional a los intereses de los Estados Unidos, expresado en sus acciones en el este europeo, el envío de armas a Ucrania, la firma de un nuevo convenio de defensa con los EE.UU., que permite ampliar los destructores AEGIS en Rota y aumentar los efectivos estadounidenses en la base.
Además, la aceptación de todas las indicaciones estadounidenses en la cumbre de la OTAN ponen de relieve su carácter subordinado, especialmente el aumento de los presupuestos de defensa, que han superado la propia demanda de la OTAN.
Los asistentes comentaron e hicieron aportaciones a todo lo mencionado, haciendo referencia al reflejo de la lucha de clases en la actual crisis y su preocupación por las dificultades que se encuentran a la hora de explicar públicamente sus posturas antiimperialistas. Se expuso que había que considerar que ni Occidente ni Europa serán más una referencia a seguir, que el centro del mundo se está desplazando desde el Atlántico hacia el Indo Pacífico y que muchos pueblos han demostrado que aun disponiendo de una fuerza extraordinariamente inferior a los Estados Unidos y sus aliados, consiguen resistir los ataques del imperio y demuestran que es en la lucha donde se forjan las conciencias.