La cumbre de los tres anillos. El lince
Conocer algo de la cultura china debería ser materia obligatoria para cualquiera que piense fuera del «jardín» occidental. Un «jardín» en el que, por cierto, la pretendida «izquierda» no es más que un vegetal perecedero -más o menos atractivo- porque no es nunca una oposición sistémica.
Y los chinos siempre se han caracterizado por su dominio del lenguaje y de las evocaciones que encierra. Así, la visita de Xi Jinping a Arabia Saudita (9-11 de diciembre) no ha sido bilateral, como los medios de propaganda, los pocos, que se han referido a ella en Occidente piensan, sino que ha ido más allá. Mucho más allá. De ahí lo de «Cumbre de los Tres Anillos»: Arabia Saudita, Liga Árabe y Golfo Arábigo-Pérsico.
Es la acción diplomática más grande y de más alto nivel en Oriente Próximo desde la fundación de la República Popular China, lo que quiere decir que se entra en una nueva etapa entre los árabes y los chinos. ¿Entendéis por qué se dice que «los países árabes miran a China» y lo que está implícito en ello, el nerviosismo occidental?
Os adelanto un poco: la diplomacia pragmática china (académicamente se llama «Consenso de Beijing», y se elaboró en 2011) es mucho más popular en el mundo, y no solo en el árabe, que la de los famosos e irreales «valores» occidentales. Es decir, China propugna una relación igualitaria -aunque en la práctica no lo sea en ocasiones- mientras que Occidente instrumentaliza siempre esta relación -buscando solo su beneficio- y con una mentalidal neocolonial. Ahí están para probarlo casos como eso de «países democráticos-autoritarios», «derechos humanos» (y habría que explicar a los vegetales perecederos qué es eso según el ius cogens, el mínimo jurídico internacional al que deben estar sujetos todos los estados) o, más reciente, el tema de la condena obligatoria a Rusia.
Ni que decir tiene que esto hace que los árabes estén cada vez más distanciados de Occidente y mirando hacia otra parte, hacia el Este. Por ejemplo, ayer Egipto decidió pedir formalmente su ingreso en el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS. Este país lo hace justo después de firmar un acuerdo leonino con el FMI, como siempre actúa el FMI, pero ya marcando distancias de lo que va a hacer en el futuro y con otros financiadores. Digo esto porque también Arabia Saudita ha mostrado su deseo de unirse a los BRICS, que países como Camboya, Etiopía, Fiji, Indonesia, Kazajstán, Malasia, Nigeria, Senegal, Tailandia y Uzbekistán participaron como observadores en la última cumbre y recuerdo que Argelia, Argentina e Irán ya han oficializado su solicitud de ingreso en los BRICS.
Y sea casualidad o no, y en política internacional no hay casualidades, cuando se estaba celebrando la «Cumbre de los Tres Anillos», la OPEP+ acordaba mantener sin cambios la cuota de producción de petróleo. Menos de una semana después de que el Occidente colectivo quisiese imponer un precio máximo a las exportaciones de petróleo de Rusia. Eso significa lo que ya he dicho otras veces: se vuelve a mandar a la mierda a Occidente.
Teniendo en cuenta que Arabia Saudita es el principal vendedor de petróleo a China, esto parece que no le afecta. Pero es solo apariencia porque si algo ha dejado en claro la crisis de Ucrania es que Occidente es una banda de piratas que se saca de la manga nuevas reglas cuando le conviene. Y es algo que se ha tenido en cuenta en la «Cumbre de los Tres Anillos», entre otras cosas, comenzando a introducir una parte de este petróleo en yuanes. Porque hay que tener en cuenta lo que los medios sauditas han publicado en la declaración formal, donde se recoge, ni más ni menos, y sin apostillas ni modificaciones, la afirmación de Xi de que«China continuará importando grandes volúmenes de petróleo crudo de los países del Consejo de Cooperación del Golfo, ampliará las importaciones de gas natural licuado, fortalecerá la cooperación en exploración y producción de petróleo y gas, servicios de ingeniería, almacenamiento, transporte y procesamiento, y hará pleno uso de las bolsas nacionales de petróleo y gas de Shanghai como plataforma para los acuerdos en yuanes”.
El petro-yuan fue impuesto por China en 2018, aunque esta es la primera vez que lo menciona expresamente a los árabes. Es decir, ya está diciendo que o esto, el comienzo del comercio del petróleo y el gas en yuanes, o nada. Y en sus propias condiciones, fuera de las que impone Occidente. La gran pregunta es cuánta proporción, de ese 17% del total de la venta saudita de petróleo que va a China, se hará en la moneda china, pero que nadie dude de que se hará. Algo que también vale para el resto de países árabes productores de petróleo. Merece la pena añadir que desde que se inició esta bolsa en 2018 ha facturado 17’1 billones de yuanes (el equivalente a un poco menos de 2’5 billones de euros). Es decir, menos dólares en circulación, más debilitamiento de la moneda occidental, el único poder que le queda a Occidente.
Por eso Occidente está temblando. Es evidente que el uso del renminbi-yuan en el comercio petrolífero está en una fase exploratoria, pero también lo es que se inicia un proceso muy interesante que ya traspasa la mera sospecha. Ya es una evidencia que refuerza la disminución de la confianza del mundo no occidental en la politización de las monedas occidentales y, de forma especial, en el dólar. Por eso los saudíes han entendido muy bien que las sanciones occidentales pueden impedir el libre flujo de dólares, por lo que es aconsejable contar con mecanismos de cobertura y sistemas de pago alternativos.
Y algo también importante en esta «Cumbre de los Tres Anillos»: hubo una discusión «a puerta cerrada» sobre asuntos militares y de seguridad. Seguro que en Bruselas, Londres y Washington se han estado mordiendo las uñas.
Según el documento conjunto publicado, China hizo concesiones en la fijación árabe con Irán cuando se afirma que las dos partes abordaron «el archivo nuclear iraní y las actividades regionales desestabilizadoras, el apoyo a grupos terroristas y sectarios y organizaciones armadas ilegales, prevenir la proliferación de misiles balísticos y drones, garantizar la seguridad de la navegación internacional y las instalaciones petroleras, y adherirse a las resoluciones de la ONU y la legitimidad internacional”, pero lo mismo hicieron los árabes al reconocer que lo de las sanciones impuestas a Irán son ilegales según el derecho internacional al poner el énfasis en lo de la legitimidad internacional y en la ONU.
Quid pro quo: «Taiwán es una parte integral del territorio chino, se rechaza la ‘independencia’ de Taiwán en todas sus formas, se apoya la posición china en el expediente de Hong Kong y se apoya a la República Popular China en sus esfuerzos para mantener la seguridad nacional y desarrollar y perfeccionar la democracia en Hong Kong en el marco de un país, dos sistemas”.
China contenta y los árabes también.
Porque una de las consecuencias es que Arabia Saudita ha vuelto a decir a Occidente que no, que no quiere imposiciones. Y ha aceptado introducir la red 5G en todo el país de la mano de Huawei, así como inversiones chinas en infraestructura sensible como puertos y otros centros de transporte. Justo lo contrario de lo que quiere Occidente.
Y como China es China, el día 14 el viceprimer ministro se reunió con el presidente iraní para explicar la «Cumbre de los Tres Anillos». Según la versión china de este encuentro, «China ve sus lazos con Irán desde una perspectiva estratégica y no flaqueará en su determinación de desarrollar su asociación estratégica integral, al tiempo que China apoya firmemente a Irán en su oposición a la interferencia externa y la salvaguardia de su soberanía, integridad territorial y dignidad nacional».
China está contenta e Irán también.
Ah, y por cierto: ni una palabra sobre Xinjiang ni en la «Cumbre de los Tres Anillos» ni en la reunión de Teherán. Ya ocurrió lo mismo en la cumbre de la Organización de la Cooperación Islámica de marzo de este año. Lo de «genocidio de musulmanes» no lo dicen los musulmanes, sean sunníes (como estos países) o shííes (como Irán), sino los occidentales. Buena muestra de cómo funciona la propaganda.
Y para terminar con esta fascinante entrega, el anuncio que define el mundo y que va en sintonía con lo de más arriba: el Director General de la Federación de Organizaciones de Exportación Indias acaba de anunciar formalmente que a partir de hoy India comenzará a usar la rupia en el comercio con Rusia. Se acabó el periodo de prueba, de hacerlo sin un soporte legal. Ya lo hay.
¿Los países árabes miran hacia el Este? No solo ellos. Bien, Occidente, bien. Cada vez lo haces mejor. A seguir así, mientras los anillos se cierran a tu alrededor.
Adenda 1.- En Gran Bretaña se está impulsando en el parlamento un proyecto de ley antihuelgas, dada la masiva respuesta que están teniendo las convocatorias sindicales contra el alza del nivel de vida causado por el servilismo y el vasallaje británico respecto a EEUU, sobre todo con la cuestión de Ucrania. La inflación ha bajado un poco, del 11’1 al 10’7%, pero sigue siendo la más alta desde 1981, con la consiguiente pérdida de nivel adquisitivo en los salarios, de ahí las huelgas. Por supuesto, esta ley antihuelgas se hace en nombre de la democracia puesto que es sabido que es un país no autoritario, que los autoritarios son otros.
Adenda 2.- En Perú, mientras tanto, hay un importante levantamiento popular contra el golpe urdido por la oligarquía (en la línea del dado en Honduras en 2009, en Paraguay en 2012, en Brasil en 2015 y en Bolivia en 2019; todos teniendo como común denominador la Constitución) al que se intenta derrotar con el estado de emergencia. Una medida que impide la libertad de reunión, la libre circulación y hace violable el domicilio, otorgando a la policía y al ejército plenos poderes.
El muy «democrático» Occidente colectivo, el que defiende la libertad en Ucrania, en Irán y en otros sitios, calla. Se apoyó al Juanito Calamidad Guaidó en Venezuela, a los golpistas en los países mencionados. Los valores occidentales, como es sabido cuando no son los malos quienes hacen maldades, callan. Ah, y la OEA, tan activa apoyando el golpe contra Evo Morales, silbando.
(Publicado en el blog del autor, el 15 de diciembre de 2022)