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La yihad nazi. El lince

La guerra en Ucrania no es formalmente una guerra. Es decir, nadie ha declarado la guerra formalmente. Ni Rusia a Ucrania, ni Ucrania a Rusia. Sorprende, pero es así. Por eso el otro día os hablaba de cobeligerantes de hecho, que no de derecho. Esto tiene una explicación larga y prolija según el derecho internacional en la que no me voy a extender pero es, curiosamente, también uno de los argumentos esgrimidos por EEUU en sus múltiples agresiones a otros países como, por ejemplo, a Siria. O Turquía, también en Siria. Esta es la razón por la que la ONU no habla de «invasión» ni de «guerra» y se refiere a la situación como «ataque» y «conflicto».

EEUU (y Turquía) ocupan una parte importante del territorio sirio, unos con sus vasallos kurdos y otros con sus propios peones, y hacen negocios con sus recursos, como el caso del petróleo. Pero antes de llegar a este escenario, EEUU (y Turquía, y otros) utilizaron otra estrategia: el armamento, entrenamiento y financiación de fuerzas yihadistas equiparables a los nazis de ahora en Ucrania. Y permitieron, y alentaron junto con sus múltiples vasallos, la llegada de yihadistas de todo el mundo a Siria. Una de las características de estos yihadistas fue el refugiarse entre la población de las ciudades y evitar que la población las abandonase cuando el ejército sirio las cercó para liberarlas.

Igual están haciendo ahora los nazis en Ucrania, refugiándose entre la población. Esta es la razón por la que los «corredores humanitarios» no dan resultado. Se intenta retrasar todo lo posible la salida de la población civil en Jarkov, Odessa, Mariupol y demás para evitar la caída de las ciudades y/o retrasar el avance de los rusos. La gente en la ciudad es su garantía, su escudo. Como el de los yihadistas en Siria. Y, como entonces, ya oímos hablar de hospitales bombardeados, y no será lo único. Por si queréis variar sobre lo que leéis, aquí hay un relato de cómo se desalojó esa maternidad de las fotos de hoy del mundo de la propaganda para que los nazis y/o los militares ucranianos se instalasen. El reportaje se publicó el día 8, un día antes del bombardeo, por lo que el relato es anterior a esa fecha. Tanto que se habla en él de que la maternidad fue desalojada a últimos de febrero. Y para que veáis de qué va la cosa de la yihad nazi, igualito que en Siria, un vídeo revelador aunque no se verá por mucho tiempo en youtube.

O esta otra donde un militar y/o nazi ucraniano coloca un cóctel Molotov en un parque infantil. Lo mismo se vio en Siria, y luego se acusó al gobierno de matanzas de niños. Aquí serán los rusos los culpables. Y, como en Siria, todos criticarán la brutalidad y jalearán al unísono a la yihad nazi.

De nada sirve, por ejemplo, el que la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos acusase, el 2016, al Batallón «Azov» (hoy integrado dentro de las estructuras del Ejército de Ucrania con mando propio) de «cometer crímenes de guerra como saqueos masivos, detenciones ilegales y tortura» en el Donbás. Por lo tanto, su comportamiento de ahora no es excepcional, sino su seña de identidad. El embellecimiento de los nazis en Occidente es total porque Occidente, cada vez más y más rápido, se está nazificando. Por eso empuja y alienta la yihad nazi.

Desde siempre, el capitalismo colonial occidental se ha caracterizado por su capacidad para utilizar las contradicciones sociales y políticas, internas y externas, para implementar sus proyectos y planes. En el apogeo de su expansión colonial recurrió a la exportacion de «excedentes humanos» (parados, pobres, presos) de las clases populares y/o religiosas para asentar las colonias a fin de preservar la estabilidad interna y, al mismo tiempo, lograr el control de sus nuevas conquistas.

Por no hacer un repaso histórico, basta reseñar que el comienzo moderno de todo esto está en Afganistán, donde los países del Golfo y Pakistán enviaron miles de «voluntarios descarriados» (sic) para la yihad contra los soviéticos. Lo mismo se hizo en Siria y, ahora, en Ucrania. Estamos en la yihad nazi.

Occidente no puede enfrentarse a Rusia porque está en inferioridad cualitativa armamentística, además de que Rusia visualizó su determinación declarando las fuerzas nucleares en estado de alerta máxima, pero sí puede hacerlo de otras maneras. Una, el envío de armas. Otra, el envío de «voluntarios» que son, en su práctica totalidad, nazis.

Desde la desaparición de la URSS los movimientos nazis y neonazis han ido creciendo en todos y cada uno de los países occidentales ante la práctica desaparición de los partidos comunistas y la derechización constante de sus sucesores. Los nazis y neonazis se presentan como fuerzas hostiles a la globalización neoliberal y a las élites gobernantes pero siempre han dejado claro que su motivo principal es que la globalización es una «amenaza a la pureza cultural, étnica y religiosa» del Occidente blanco. De ahí su rechazo a la migración de los países del sur, especialmente si son musulmanes. De ahí cómo en Ucrania se trata a los que no son blancos, cuyo exponente inmediato está en el trato a los no blancos que querían abandonar el país.

No se puede negar que estos grupos coquetearon con Rusia, o con la imagen de Putin, sobre todo en busca de financiación, a cambio de críticas verbales a la política de EEUU y de la UE. Pero a la hora de la verdad se ponen donde siempre han estado. Todos ellos tienen estrechos vínculos históricos con los servicios de espionaje occidentales (la OTAN ayudó a los fascistas italianos cuando el Partido Comunista tenía grandes posibilidades de llegar al gobierno, como con la matanza de Bolonia en 1980 como exponente de lo que fue -y seguro que todavía es- la Red Gladio, buscad por ahí). La OTAN, y la CIA, lo hicieron para combatir el comunismo, hoy lo hacen contra el «enemigo ruso» a quien todavía se le sigue considerando «comunista».

Desde hace unos años en la ONU se presenta una resolución contra el nazismo, afirmando expresamente, entre otras cosas, que «el neonazismo es algo más que la mera glorificación de un movimiento a pasado; es un fenómeno contemporáneo con fuertes intereses en la desigualdad racial que ha centrado sus esfuerzos en obtener un apoyo amplio para sus falsas afirmaciones de superioridad racial» y mostrando la alarma por «la propagación en muchas partes del mundo de diversos partidos políticos, movimientos, ideologías, grupos extremistas de carácter racista o xenófobo, incluidos los grupos neonazis de cabezas rapadas, por el hecho de que esta tendencia ha dado lugar a la aplicación de medidas políticas discriminatorias a nivel local o nacional« porque «incluso cuando los neonazis o los extremistas no participan formalmente en el gobierno, la presencia en él de ideólogos de extrema derecha puede tener el efecto de inyectar en la gobernanza del discurso político las mismas ideologías que hacen que el neonazismo y el extremismo sean tan peligrosos».

Y se dice: «La Asamblea General expresa profunda preocupación por cualquier forma de glorificación del movimiento nazi, del neonazismo de quienes fueron en su día miembros de la organización Waffen-SS, por medios como la construcción de monumentos conmemorativos, la organización de manifestaciones públicas para glorificar el pasado nazi, el movimiento nazi, el neonazismo, la declaración o el intento de declarar participantes en movimientos de liberación nacional a esos miembros, a quienes lucharon contra la coalición antihitleriana, colaboraron con el movimiento nazi, cometieron crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad, el cambio del nombre de calles para glorificarlos».

Pues bien, todo esto es la Ucrania actual, esa en la que no hay nazis y todo es una cuestión de democracia. EEUU y Ucrania son los dos países que sistemáticamente votan en contra, mientras que Occidente sistemáticamente se abstiene. Fecha de la última resolución: 16 de diciembre de 2021.

Asistimos a una guerra de desgaste por poderes contra Rusia, pero el objetivo último es China. Esta es la gran confrontación estratégica. ¿Recordáis la paranoia contra China por el COVID-19 y lo que se dijo de los chinos, todo en plan racista? Id tomando nota.

Hablando de chinos, están a todas. Ya os dije que si alguien está siguiendo todo esto con mucho detenimiento, son ellos.

¿Qué dice? Pues está recogiendo un tuit de la OTAN por el 8 de marzo en el que ensalza la lucha de Ucrania contra Rusia en la imagen de una mujer que luce un símbolo nazi. Por supuesto, insiste en lo que dice Occidente, que en Ucrania no hay nazis (ironía).  El tuit de la OTAN ahora está retirado, pero es este. Los chinos lo guardan a buen recaudo. Nada se les escapa.

Y más de chinos y de tuits. Este es viral en China.

«Al comprar un dulce ruso, puedes convertirlo en una bala contra el fascismo». No se andan por las ramas, desde luego.

P.D.- El Banco Ruso de Comercio Exterior, uno de los sancionados por Occidente con la desconexión del SWIFT, anunció ayer la apertura de un depósito en renminbis con una tasa de interés anual del 8%. Es el primer paso para lo que os conté. Eso supone que los rusos, sobre todo los que se dedican a la exportación-importación, van a realizar todas sus operaciones en renminbis a partir de ahora porque el interés es muy lucrativo para ellos. También los chinos podrán tener cuentas en este banco, y lo harán dado que el interés en China por este tipo de operaciones de comercio exterior es del 3%.

(Publicado en el blog del autor, el 10 de marzo de 2022)

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