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Los días del juicio final. El lince

No, no es cuestión de ningún dios (la minúscula es adrede). Mañana y pasado mañana la Corte Internacional de Justicia va a «celebrar audiencias» sobre la denuncia de Sudáfrica contra el IV Reich sionista por genocidio en Gaza. Estos dos días van a ser determinantes pasa saber cuál es el rango moral y su grado de putrefacción de todo el entramado internacional hegemonizado por Occidente. Ese de su orden y sus reglas, de sus valores y de su moralidad (ironía y sarcasmo).

Son 84 páginas, si os molestáis en pinchar más arriba (está en inglés), que se resumen en:

–  Matar a palestinos en Gaza, incluida una gran proporción de mujeres y niños (aproximadamente el 70%) de las más de 21.110 muertes y algunos parecen haber sido sometidos a ejecución sumaria.

  • Causar graves daños físicos y mentales a los palestinos en Gaza, incluidas mutilaciones, traumas psicológicos y tratos inhumanos y degradantes.

  • Provocar la evacuación forzada y el desplazamiento de alrededor del 85% de los palestinos en Gaza, incluidos niños, ancianos, enfermos y heridos. Israel también está provocando la destrucción masiva de hogares, aldeas, ciudades, campos de refugiados y zonas enteras palestinas, lo que impide el regreso de una proporción importante del pueblo palestino a sus hogares.

  • Causar hambre, inanición y deshidratación generalizadas a los palestinos asediados en Gaza al impedir una asistencia humanitaria suficiente, cortar suficientes alimentos, agua, combustible y electricidad, y destruir panaderías, molinos, tierras agrícolas y otros medios de producción y sustento.

  • No proporcionar o restringir el suministro de ropa, alojamiento, higiene y saneamiento adecuados a los palestinos en Gaza, incluidos 1’9 millones de desplazados internos. Esto los ha obligado a vivir en situaciones peligrosas de miseria, junto con ataques y destrucción rutinarios de lugares de refugio y asesinatos y heridas a las personas que los albergan, incluidos mujeres, niños, ancianos y discapacitados.

  • No proporcionar o garantizar la prestación de atención médica a los palestinos en Gaza, incluidas aquellas necesidades médicas creadas por otros actos genocidas que están causando graves daños corporales. Esto se está produciendo mediante ataques directos a hospitales, ambulancias y otras instalaciones sanitarias palestinas, el asesinato de médicos y enfermeras palestinos (incluidos los médicos más cualificados de Gaza) y la destrucción e inutilización del sistema médico de Gaza.

  • Destruir la vida palestina en Gaza, destruyendo su infraestructura, escuelas, universidades, tribunales, edificios públicos, registros públicos, bibliotecas, tiendas, iglesias, mezquitas, carreteras, servicios públicos y otras instalaciones necesarias para sostener la vida de los palestinos como grupo. Israel está matando a familias enteras, borrando historias orales enteras y matando a miembros prominentes y distinguidos de la sociedad.

  • Imponer medidas destinadas a impedir los nacimientos de palestinos en Gaza, incluso mediante la violencia reproductiva infligida a mujeres, recién nacidos, bebés y niños palestinos.

Como es mi terreno académico, os diré que la CIJ es el máximo organismo legal de la ONU para abordar disputas entre estados y por violar las obligaciones de los tratados de la ONU. Que este caso lo haya presentado Sudáfrica se debe a que Palestina no es Estado (por obra y gracia no solo del IV Reich sionista, sino de Occidente). Uno de esos tratados de la ONU es la Convención sobre el Genocidio, que es definido por el derecho internacional como “actos cometidos con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso”. Desde luego está fuera de toda duda que esto es lo que está pasando en Gaza.

Pero no solo ahora, sino desde hace 17 años aunque desde hace tres meses se visibiliza de forma total. Ya entonces, cuando comenzó un bloqueo que «puso a dieta» a los palestinos de Gaza, la ONU advirtió que se estaban «creando condiciones que no permiten la supervivencia de la población”. Eso fue entonces. Ahora el jefe de asuntos humanitarios de la ONU ha tenido que reconocer (3 de enero) que la situación en Gaza es que la franja es «inhabitable» porque «la gente se enfrenta a los niveles más altos de inseguridad alimentaria jamás registrados; la hambruna está a la vuelta de la esquina”. No solo él. El relator especial para la ONU sobre el derecho a una vivienda adecuada ha dicho (9 de enero) que «la  Corte Internacional de Justicia debería considerar la magnitud de los daños y las viviendas destruidas en Gaza como parte del caso de genocidio contra Israel».

Además, una de las disposiciones de la Convención sobre el Genocidio es la prohibición absoluta de la incitación al genocidio. Los políticos y comandantes militares más importantes del IV Reich sionista indiscutiblemente han violado esa sección de la convención.

No hay que hacerse ilusiones. Estos dos días la CIJ solo decidirá si tiene jurisdicción o no sobre la denuncia por genocidio. Y eso tardará varias semanas o meses en comunicarse. En el mejor de los casos, se adoptarían una serie de medidas provisionales, que desoirá el IV Reich sionista y sus apoyos occidentales porque la CIJ no tiene forma de hacer cumplir sus sentencias. Hay muchos precedentes de esto, y en el caso del IV Reich sionista y sus apoyos occidentales está la que dictó en julio de 2004 declarando ilegal el muro que construía el IV Reich sionista en Cisjordania. El muro no solo no se derribó, sino que se amplió.

Y, además, hay que hacer notar que la CIJ no tomará ninguna decisión final sobre el genocidio hasta una audiencia a fondo del caso, y eso va a llevar años. La media para una resolución de la CIJ es de siete años, aunque ha habido casos en que han tardado 15 años.

Sin embargo, van a ser los días del juicio final para Occidente. La poca credibilidad que le queda estará vinculada a lo que aquí se diga, dada la inacción palpable de la Corte Penal Internacional (os recuerdo que la acusación contra Putin como «criminal de guerra» se hizo de oficio), aunque países como Bangladés, Bolivia, Comoras, Sudáfrica y Yibuti han pedido formalmente a esta institución que lo investigue. El IV Reich sionista tiene el apoyo de Occidente porque estos neocolonialistas tienen casi tanto que temer de un veredicto contra Israel como el propio Israel (el IV Reich sionista). Han respaldado firmemente el genocidio, los asesinatos, y países como EEUU y Gran Bretaña han enviado armas al IV Reich sionista, lo que los convierte en cómplices de derecho, no solo de hecho.

Dada la complejidad política que supondría, para Occidente, una condena o siquiera una consideración de la demanda por genocidio, la presión diplomática y política sobre la CIJ es evidente, sobre todo si se tiene en cuenta de dónde son los jueces: Alemania, Australia, Brasil, China, Eslovaquia, Estados Unidos, Francia, India, Jamaica, Japón, Líbano, Marruecos, Somalia, Rusia y Uganda. Aparentemente hay mayoría no occidental, pero ahí es donde está la presión, pese a que su composición es producto de una votación de la Asamblea General de la ONU ratificada por el Consejo de Seguridad. Desde luego, ningún juez occidental votará en contra del IV Reich sionista.

El objetivo estratégico es que no se acepte la demanda. Eso sería un triunfo evidente para el IV Reich sionista y para Occidente. Pero lo más perentorio es que no se ordene ninguna medida provisional si se hace, como el cese de los ataques. Este es el quid de la cuestión y el por qué ahora el IV Reich sionista dice que retira algunas tropas y que continuará con su agresión de otra manera.

Lo que ha hecho Sudáfrica (cuya denuncia ha sido respaldada por Bolivia, Jordania, Malasia, Maldivas, Nicaragua, Turquía, Venezuela y la Organización de Cooperación Islámica, junto a más de 800 organizaciones de todo el mundo, entre ellas la Coalición Internacional para exigir el fin del genocidio en Palestina) es poner a Occidente en un brete y, sobre todo, tratar de impedir que se aniquile al pueblo palestino de Gaza antes de que sea demasiado tarde. Y eso va a salpicar a Occidente, quiera o no. Porque si hubiese, si hubiese, alguna decisión en el sentido que dicta el sentido común (algo que no hay en Occidente) no será solo el IV Reich sionista quien esté en dificultades legales, que le da lo mismo, sino el muy «democrático» Occidente porque tendría que dejar de armar al IV Reich y hacer algo a lo que no está acostumbrado: no cumplir algo como esto supondría que ya no hay ninguna cortina para considerar a Occidente como «democrático» porque sería, formalmente, «cómplice de genocidio».

El IV Reich es demasiado importante para Occidente. Y la imagen «democrática» es demasiado importante para Occidente. Ni uno ni otra tienen que ser cuestionadas.

Pero hay peros. Alemania, Canadá, Dinamarca, Francia, Gran Bretaña y los Países Bajos presentaron en 2020 una demanda contra Mynamnar por genocidio contra los rohinyá diciendo que «están sometidos a una dieta de subsistencia, a una expulsión sistemática de sus hogares y a la prestación de servicios médicos esenciales por debajo del mínimo requerido”. Y la CIJ la aceptó. ¡Guau, una pizca de lo que está pasando en Gaza! Pero aquí callan los perros occidentales cuando es con el apoyo del amo cuando se comete el crimen. Perros «democráticos», eso sí.

Occidente lleva mucho tiempo violando el derecho internacional (Irak, Yugoslavia, otra vez Irak, Afganistán, Libia, Siria, Cisjordania, Gaza…), y lo ha hecho con impunidad absoluta porque controla todos los instrumentos, pero ahora está en la fase final, viendo cómo desaparece su hegemonía. Por eso estos dos días son los del juicio final. Lo que aquí ocurra será determinante para saber el grado de putrefacción que hay en Occidente, si lo que se ve ya o más.

(Publicado en el blog del autor, el 10 de enero de 2024)

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