Los ofendiditos
Los malos malísimos atacan de nuevo los sacrosantos «valores democráticos». Los demócratas habituales se ofenden de nuevo y hacen lo que saben hacer muy bien: amenazar (y sancionar).
La historia es de las que se leen a gusto con un par de cervezas. Resulta que un avión comercial que iba a Lituania sobrevolaba Bielorrusia y fue obligado a aterrizar escoltado por un caza. Bielorrusia dice que hubo una amenaza de bomba en ese avión. Aquí hubo dos secuencias: la primera, registro infructuoso del avión en busca de la supuesta bomba; la segunda, registro de los pasajeros. Aquí es cuando se detiene a un presunto periodista opositor. Consiguientemente, escándalo mayúsculo de los ofendiditos.
Si hay que hacer caso a los bielorrusos, este «periodista opositor» había pedido el asesinato de significados empleados de las estructuras de poder del país como espoleta para acelerar el derrocamiento del gobierno de Lukashenko. Si hay que hacer caso a los demócratas de toda la vida, es un acto más de las violaciones de los derechos humanos que se producen en Bielorrusia, además de un «acto de terrorismo sin precedentes» por «secuestrar un avión civil».
Juanita Calamidad no ha tardado en pedir a la OTAN una «zona de exclusión aérea» sobre Bielorrusia. El secretario general de la OTAN dice que es «un incidente peligroso que debe ser examinado por una consulta internacional». El presidente del Consejo Europeo habla de «sanciones inmediatas» contra Bielorrusia. En Italia se habla de «violación inaceptable de las reglas internacionales de navegación aérea». Grecia (país desde donde salió el vuelo) habla de «secuestro estatal». No tengo ni idea, aunque lo he buscado, de lo que han dicho ni Francia ni España más allá de que «el vuelo pueda seguir libremente su itinerario».
¿Por qué menciono a estos países? Pues por que hay que contar unos cuantos cuentos y en el principal son actores importantes.
Érase una vez (2013) el presidente de Bolivia, Evo Morales, que en el avión presidencial volvía de una visita a Rusia cuando los ofendiditos (en este caso España, Francia, Italia y Portugal) denegaron el vuelo por su territorio a dicho avión. Tuvo que aterrizar en Austria porque nadie más le autorizó a ello (y porque se quedaba sin combustible). Se argumentaba que dentro del avión iba Edward Snowden, el ex agente de inteligencia de EEUU que acababa de denunciar, entre otras muchas cosas, el espionaje que realiza la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU sobre millones de ciudadanos y el acceso a los principales servidores de internet de las grandes compañías para ese espionaje. EEUU le había acusado de traición. Buena parte de los documentos proporcionados por Snowden sobre dichas prácticas de espionaje fueron publicadas por Wikileaks (tomad nota de esto). Las autoridades austriacas (y varios de los ofendiditos, como el embajador español en Viena, físicamente) hicieron varios intentos de registrar el avión (unos dicen que se hizo, otros que no) en busca de Snowden. El avión presidencial de quien sea tiene inmunidad, pero a los ofendiditos les salió la vena colonial, qué se le va a hacer.
Érase una vez (2015) que Turquía obligó a un avión sirio de pasajeros, escoltado por un caza, a aterrizar en Ankara porque suponía que en su bodega iba «un cargamento de armas para el régimen».
Érase una vez (2016) que Ucrania obligó a un avión bielorruso de pasajeros, escoltado por un caza, a aterrizar en Kiev porque en él iba un significado militante anti-Maidán (o sea, anti nazi).
¿Los ofendiditos? En estos casos se mantuvieron callados.
¿Y quién es este simpático y abnegado «periodista opositor»? Pues como casi todo se sabe, ya están comenzando a salir cosas. Por ejemplo, que desde 2017 trabajó en la emisora anticomunista Radio Free Europe/Radio Liberty, financiada por el gobierno de EEUU desde 1949. Y que se ha fogueado como militante del batallón nazi «Azov» en el Donbás ucraniano desde el 2014 hasta que comenzó su etapa «periodística». El batallón nazi «Azov»envió varias cajas con cabezas de milicianos del Donbás a sus familiares siguiendo el ejemplo de los yihadistas sirios. Pero antes de entrar en el batalón nazi «Azov», a este simpático y agradable «periodista opositor» ya le gustaba cortar cabezas. Aquí está con la de Lenin en Kiev ese año 2014.
Seguro que los ofendiditos lo saben. Y por eso se ofenden con su detención.
Adenda del día 25.- La foto del simpático y abnegado «periodista opositor» en el batallón nazi «Azov»
Y otra de sus simpatías y valores, los mismos que defienden los ofendiditos.
Como es lógico, a medida que pasen los días la cosa irá a más porque estas las proporcionan los resistentes anti-nazis del Donbás ucraniano.
(Publicado en el blog del autor, el 24 de mayo de 2021)