Paciencia frente a chulería
Casi dos años. Ese ha sido el tiempo que ha durado la guerra comercial desatada por EEUU contra China. Ahora se ha firmado la tregua, que no la paz. Una tregua que da un respiro evidente a Trump y que, pese a ello, no es ninguna victoria para EEUU.
Han sido dos años de enfrentamientos, de golpes recíprocos y con el capitalismo mundial conteniendo la respiración. Han sido dos años de demostración de lo que es el comportamiento chulesco del matón de barrio y la paciencia típica de quien tiene miles de años a sus espaldas y sabe comportante con astucia. Con astucia y con un cierto desdén hacia el matón, puesto que el acuerdo comercial, la «fase 1», no ha sido suscrito por los dos presidentes, como había anunciado Trump, sino por el presidente de EEUU y el viceprimer ministro chino. O sea, el tercero en el escalafón gubernamental.
Trump se ha tragado el desaire porque esta tregua es importantísima para él en un año electoral. Trump se ha visto obligado a ello porque muy lejos queda eso de hace dos años: «aplastaremos a la economía china». Pues no. EEUU no ha aplastado a China y la reacción china ha hecho daño a EEUU demostrando que los viejos tiempos de hegemonía económica han desaparecido y que una economía como la china, la mayor del mundo ya pese a todos los pesares, pueden no solo devolver el golpe sino hacer daño. Porque las cosas son como son, y no voy a recoger fuentes chinas, que las hay, sino de la propia Reserva Federal de EEUU: en estos dos años de guerra la economía china se ha contraído un 0’25%, pero la de EEUU lo ha hecho en un 0’30%.
El acuerdo firmado está muy próximo a lo que desde el principio ofreció China. Beijing no se ha movido de ahí, quien se ha movido -exasperado por la paciencia- ha sido el matón chulo. China ya dijo que estaba dispuesta a aumentar las compras en manufactura, servicios, agricultura y energía. Y es lo que recoge la «fase 1». Así que todos contentos. Pero hay peros.
Por ejemplo, que si bien de todo ello lo único que le importa a Trump de verdad es la cuestión agrícola -su gran granero electoral, duramente golpeado por las contramedidas chinas– Beijing ha dejado claro, a modo de advertencia, que ello sólo será posible «dependendiendo de la demanda del mercado». Es decir, de sus intereses en Brasil y Argentina y si los precios de EEUU son más bajos que los de los países latinoamericanos. ¿Pagar 50.000 millones de dólares por ello, como se dice en esta «fase 1»? Pues claro, pero si ello se traduce en muchas más toneladas por un precio bajo, mejor que mejor. Y eso no va a ayudar al 24% de los agricultores estadounidenses que han ido a la bancarrota en estos dos años y no va a ayudar a los que quedan. O, al menos, no los va a ayudar en la medida que espera Trump. Pero eso será para después de las elecciones, cuando haya que discutir la «fase 2».
¿Y aquello, también muy trumpiano de «Huawei como amenaza a la seguridad nacional«? Pues ese acuerdo de «fase 1» establece que tiene que haber un trato igual en cuestiones de propiedad intelectual, lo que es una aprobación tácita a Huawei. Va a ser curioso observar los movimientos del matón chulesco con Huawei y si mantiene a esta compañía dentro de la lista negra, lo que sería una violación evidente de este acuerdo. Pero con los chinos no se puede jugar como juega EEUU con Irak, por ejemplo. Los chinos observarán, pacientemente, y responderán sin la menor duda a cualquier violación de lo establecido en esta «fase 1».
EEUU manatiene sus aranceles del 25% en muchos productos y del 7’5% en otros, cierto. Pero también lo hace China con los suyos, y en los mismos porcentajes. Así que hala, buscad al ganador.
[…] Mañana hablará Trump, y mañana todo el mundo verá cómo a Trump se le lee la cartilla con lo del cambio climático. Y se dirá algo así como ¡hemos ganado a Trump, se ha quedado solo! La pintura verde sobresaldrá sobre todas las demás. Sobresaldrá sobre la pugna con China y el acuerdo comercial de «fase 1«. […]