Para nosotros también ¡Siempre es 26!
Han transcurrido ya un par de semanas desde los acontecimientos del 11 de julio en Cuba, y poco a poco, se diluye y es desenmascarado el intento de golpe mediático efectuado por el imperialismo estadounidense, la mafia de Miami y los sectores contrarrevolucionarios que alentaron y utilizaron esos hechos para tratar de capitalizar la compleja situación mundial provocada por la pandemia de Covid-19, y en particular, los daños materiales generados por el bloqueo genocida impuesto 60 años atrás contra la Revolución, pero nuevamente han fracasado y muy claro ha quedado que el socialismo sigue siendo el camino elegido por el pueblo cubano guiado por el ejemplo y pensamiento de José Martí y Fidel Castro, pese a quien le pese.
La campaña contrarrevolucionaria es subvencionada a través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés) con una inversión millonaria y cuya finalidad es violentar la soberanía de las naciones y facilitar la injerencia y las agresiones militares imperialistas para sojuzgar a gobiernos y pueblos mediante acciones desarrolladas por grupos de agentes desestabilizadores que se dedican a orquestar al interior de las naciones opuestas al interés estadounidense operaciones de propagando antigubernamental y abiertamente pro-imperialista, y esa es justamente una de las estrategia que se desarrollan ahora contra la Revolución cubana.
El Imperio estadounidense ha puesto en marcha su manual de Guerra No Convencional de las Fuerzas Especiales distribuido desde noviembre de 2010 al interior del ejército de los Estados Unidos, el cual de manera literal establece en su punto 1.1 que: “Los esfuerzos de EEUU con la Guerra No Convencional están dirigidos a explotar las vulnerabilidades psicológicas, económicas, militares y políticas de un país adversario, para desarrollar y sostener las fuerzas de la resistencia y cumplir los objetivos estratégicos de EEUU”, siendo que la campaña mediática efectuada con el llamado SOSCuba y otras estrategias en las redes sociales y medios de comunicación capitalistas, tienen como objetivo desestimar la imagen internacional del gobierno y de la Revolución cubana, queriendo dañar la moral y consenso interno que unifica al pueblo cubano. Uno de los elementos del esenciales de esta estrategia es pretender afirmar que el gobierno al que se agrede es incapaz de solucionar las demandas y necesidades sociales, por ello, poco después de los acontecimientos Joe Biden salió a decir que en Cuba hay un “Estado fallido”, algo que no solo es absurdo y sino por demás cínico, pues a toda luz se ha demostrado nuevamente la fortaleza moral de la Revolución cubana.
El pueblo cubano salió a las calles y continúa haciéndolo para refrendar su adhesión a la Revolución, al socialismo y en defensa de su soberanía, autodeterminación y para exigir el fin del bloqueo genocida impuesto en su totalidad desde 1962 y recrudecido por las 243 medidas implementadas por el imperio durante la administración de Donald Trump, las cuales no solo son mantenidas actualmente por Joe Biden, sino que ha comenzado a implementar otras nuevas a raíz del fracaso de su operación mediática de desestabilización social en Cuba. Los sectores contrarrevolucionarios al interior y al exterior de la isla han quedado al descubierto, el llamado desvergonzado que realizaron por una “Intervención humanitaria”, no es otra cosa que la solicitud de una invasión militar imperialista, pero ninguna de las acciones orquestadas y subsidiadas por el gobierno estadounidense han logrado eco y repercusión trascendental, simplemente revelaron el deseo del imperialismo y de quienes lo apoyan, aunque claro y como dijera Ernesto “Che” Guevara; “No se puede confiar en el imperialismo pero ni tantito así, nada”.
Ahora la Revolución cubana celebra 68 años del inicio de la gesta de su liberación, y para nosotros los pueblos latinoamericanos, también ¡Siempre es 26!