¿Qué es la guerra neocortical? José A. Amesty
Escuchando al excelente sociólogo chileno Marcos Roitman Rosenmann, en su conferencia “Democracias y autoritarismos en América Latina”, explicitamos su aporte sobre lo que él denomina la guerra neocortical.
Roitman señala que debido al avance y auge del control digital por medio de, principalmente, las redes en internet (tecnologías de la información), está en predominio un capitalismo digital, que según el escritor ataca la mente (sentimientos, deseos), de los usuarios para anular la capacidad de comprender, pensar, con cabeza propia. Es más, añade que es deshumanizante e impide ver a los otros y otras, anulando la conciencia y la voluntad de los seres humanos, esto es, la guerra neocortical, reseñado en su artículo “Estados Unidos y la guerra neocortical”.
Investigando en textos de anatomía humana en internet al respecto, encontramos que lo neocortical está referido a un área de la corteza cerebral más evolucionada, llamada neocórtex. “El neocórtex o neocorteza es la estructura más “humana” del sistema nervioso, ya que es la región de la corteza cerebral relacionada con las capacidades que diferencian al ser humano de otros mamíferos, como, por ejemplo, el lenguaje, la imaginación o la capacidad de abstracción”.
“Tiene, a su vez, que ver con la capacidad humana de razonar, reflexionar y en la toma de decisiones, permitiendo el análisis profundo de la información y la existencia de la consideración hacia los demás, la convivencia con otros miembros de nuestra especie”.
¿Ahora, como es posible atacar-afectar esta área de los seres humanos? El analista político Roitman nos indica que EEUU en su afán imperial obsesivo, (hacia una extinción de la especie), “con una sed ávida de ganancia, explotación y violencia, su prepotencia no encuentra límites”, crea lo que él llama un nuevo totalitarismo, al cual hay que resistir.
El resumen de Roitman es: “Estados Unidos produce mecanismos de sumisión que van más allá de la tierra conquistada y dominada”. “en la guerra neocortical, Estados Unidos emplea mecanismos y dispositivos eficientes, que buscan romper lo único que puede generar resistencia activa, la mente del enemigo, aliados y subordinados. Se trata de paralizar, regular, anular la voluntad y la capacidad de comprensión. Trasformar los humanos en autómatas sin capacidad de pensar y actuar al margen de las órdenes dadas. Obediencia y sumisión”.
El escritor Roitman, rescata las palabras del coronel de la USAF (fuerza aérea de los EEUU) Richard Szafranski, quien expresa: “para hacer operativa esta guerra neocortical, Estados Unidos debe reestructurar a escala mundial sus aparatos de colecta y diseminación de información, colocar en red las diversas agencias de inteligencia y sus capacidades de análisis. Se trata de modelar el comportamiento del enemigo, sin afectar a los organismos, pero destruyendo la capacidad y voluntad de liderazgo. El control de las redes por los gigantes estadounidenses está en consonancia con la guerra neocortical”.
Sin duda, son mecanismos bárbaros. Tratemos de explicitar y visualizar este mecanismo en algunas experiencias concretas.
Venezuela
Y utilicemos una primera pregunta que nos hace Roitman:
¿Cómo entender la petición de Juan Guaidó y cipayos venezolanos de una intervención militar estadunidenses en su territorio?,
¿Cómo entender la actitud de la oposición venezolana de una irracional incomprensión de las bondades de la revolución bolivariana?,
¿Cómo entender que en una familia venezolana haya división entre “chavistas” y “opositores” ?,
¿Cómo entender que un grupo de opositores venezolanos quemen vivo a un compatriota suyo, solo por ser negro, pobre y “chavista”?, entre muchas otras situaciones concretas de incomprensión, donde se halla de por medio la influencia de las tecnologías de la información.
Si no es únicamente a través de la manipulación mediática neocortical.
Rusia-Ucrania
En otro artículo de Marcos Roitman Rosenmann, titulado: “Desinformación en la guerra”, señala que, tanto EEUU como la OTAN (La Organización del Tratado del Atlántico Norte), en su relación con la actividad armada de Rusia en Ucrania, “la opinión pública debe ser manipulada. Hay que ocultar hechos, borrar la historia, resaltar la crueldad de los invasores y la muerte de civiles, haciendo hincapié en los desplazados, el llanto de las mujeres y los niños desorientados y con miradas perdidas. Vladímir Putin, encarnación del mal, es un sicópata, un ser despreciable, ávido de sangre y muerte. Enfrente tiene a un hombre de bien, un demócrata, defensor de las libertades, un héroe de su patria que llama a resistir, tomar las armas y protegerse del invasor (Volodímir Oleksándrovich Zelenski, presidente de Ucrania).
Hasta el punto que hoy, los rusos son los malos; entonces hay que exterminar a las mujeres rusas para que no haya niños y niñas, rusos, es la barbarie y crueldad animada por, repetimos las tecnologías de la información capitalistas.
“Matar rusos. Ellos son los invasores, hay que expulsarlos de cuanta organización internacional sea posible. Llevarlos al exterminio si es necesario. Jóvenes estudiantes rusos son conminados a dejar las universidades europeas. Ciudadanos rusos son vilipendiados y los medios de comunicación atizan y fomentan el odio. Deportistas, actores, no importa, mientras sean rusos, se estigmatizan. Son criminales, bárbaros, escoria, oligarcas, violadores, asesinos”, señala Roitman en su artículo, “Ucrania, chivo expiatorio de Occidente”.
Roitman sentencia, “En esta guerra, como en todas las impulsadas y propiciadas por EEUU, se busca desinformar, manipular, mentir y poner todos los medios de propaganda al servicio de la desinformación de inteligencia en manos del estado mayor de guerra”.
Cuba
Según Roitman, en “Las emociones, la nueva arma contra Cuba”, todos los opositores contra Cuba, de adentro y afuera, “en su conjunto, todos son mensajeros de una estrategia destinada a movilizar emociones. La batalla se da en el campo de la psicopolítica, para bloquear el estado de conciencia y clausurar cualquier respuesta fundada en el juicio crítico, hechos y explicación de los mismos”.
Entonces, “en esta guerra neocortical contra Cuba, se trata de justificar las movilizaciones y el descontento, arguyendo que son producto de un hartazgo donde el resultado se expresa bajo la dicotomía dictadura o libertad. Así, la movilización toma un aire de lucha por la democracia en el cual se logra producir una conexión emocional con los, ya no manifestantes, sino luchadores por la democracia”.
Finalmente, “la construcción de una guerra donde los sentimientos y emociones se entrecruzan, potencia el control de la población, desarmándola a la hora de contrarrestar su estado emocional. Pasiones, odios, rechazos, insultos, descalificaciones ocupan el lugar y así, como ha sucedido en Cuba, la quema de vehículos, el asalto a las tiendas, el ataque a centros de salud o el sabotaje callejero son avalados como una respuesta al hartazgo con el régimen. El mundo las aplaude, luchan contra una dictadura comunista”.
Nos dejamos para último esta perla preocupante e inhumana, según Roitman en su artículo “Ucrania, chivo expiatorio de Occidente”: “Occidente se desvanece en las tecnologías de muerte”, y agregamos según el internet en artículos de anatomía humana, la posible “destrucción irreversible de la función de la corteza cerebral humana, bien de toda ella, bien de una gran parte, de modo que el paciente es incapaz de una actividad de relación”, todo ello llevado a cabo, ojalá no, por EEUU.
¿Si fuera así, tendríamos o tenemos?, un genocidio contra la especie humana, unos seres humanos mutantes, unos zombis, sin capacidad para razonar ni decidir, un sometimiento total.