ArtículosDestacadosImperialismo e Internacionalismo

SE RECRUDECE LA OFENSIVA CONTRA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN E INFORMACIÓN EN EL “MUNDO LIBRE”

El capitalismo no es sólo un sistema de explotación masiva, sino también de una vigilancia masiva, enormemente facilitada por las tecnologías digitales. La censura de las informaciones que molestan al sistema porque lo cuestionan ha llegado para quedarse y endurecerse. En el mes de octubre de este año, Facebook y Twitter han cancelado las cuentas de cientos de usuarios y medios de comunicación estadounidenses (y la purga se extiende a otras partes del mundo). Entre los purgados no están quienes hacen apología de la pornografía,el fascismo, la misoginia o el racismo, sino sitios muy visitados como los que denuncian la brutalidad policial y la política exterior norteamericana. El creciente descrédito de los medios corporativos entre el público, como revelaba una encuesta deGallup en 2016, junto a la proliferación de medios alternativos en la Red, que ponen en evidencia el verdadero carácter de las intervenciones militares y el espionaje de EEUU y la OTAN en diversos países, es algo que preocupa y mucho a las clases dominantes, pues no en vano la batalla por la opinión pública es parte integrante de estas campañas intervencionistas.

El periodista Max Blumenthal y el sociólogo Jeb Sprague han logrado obtener de primera mano las opiniones que sobre estas purgas sostiene uno de sus impulsores: el neo-con Jamie Fly, que fue miembro del Consejo de Seguridad Nacional y el Departamento de Defensa durante el mandato de George W. Bush, y actualmente dirige el programa Asia del German Marshall Fund, un influyente think tank financiado por el gobierno del los EEUU a través de la USAID (US Agency for International Development)y países miembros de la OTAN. Según Fly, “Rusia, China, y otros estados extranjeros se aprovechan de nuestro abierto sistema político. Ellos inventan historias que se repiten y expanden por diferentes sitios, así que estamos empezando a contraatacar. La pasada semana Facebook ha comenzado a clausurar perfiles y esto es sólo el principio”. (1)

El gobierno ruso fue acusado, sin pruebas concluyentes, de haber hackeado laselecciones presidenciales que Hillary Clinton perdió frente a Donald Trump. Al día siguiente de hacerse públicos los resultados de los comicios, el equipo de Clinton explicó su derrota con este argumento. A partir de entonces, los medios corporativos afines al Partido Demócrata pusieron en marcha una furiosa campaña orientada a reeditar el red scare(miedo rojo) y la Guerra Fría, aunque, como se sabe, Rusia hace mucho que dejó de ser roja. Pero con ello también reeditaban los tiempos más oscuros del McCarthysmo. Unas tres semanas después de las elecciones, el Washington Post publicaba un artículo, firmado por Craig Timberg, en el que se sostenía que “la propaganda de Rusia había expandido noticias falsas” (las manidas “fake news”) en favor de Trump. El autor se basaba en una fuente de dudosa procedencia, la organización PropOrNot, que había elaborado una lista de 200 medios norteamericanos que supuestamente difundían “la propaganda de Rusia online”. Esta lista negra incluía algunos de los medios cuyos perfiles de Facebook y Twitter han sido recientemente vetados. El criterio para identificar como agentes rusos a medios y periodistas es que apoyan políticas como el Brexit, critican a la Unión Europea, el gobierno fascista instalado por EEUU y la OTAN en Ucrania y la guerra emprendida contra el gobierno sirio de Assad (2).

No está de más recordar que ya en 2011 Julian Assange avisaba de que Facebook era la mayor máquina de espionaje jamás inventada, dueño de una gigantesca base de datos de millones de usuarios de la red social, accesible a los aparatos de inteligencia norteamericanos. Y las revelaciones de Edward Snowden en 2013 ponían en la pista de lacomplicidad entre Silicon Valley y los expertos tecnológicos del Consejo de Seguridad Nacional de los EEUU. En marzo de este año de 2018, estallaba el escándalo deCambridge Analytica, empresa propiedad del derechista Robert Mercer, a la queFacebook vendió los datos de millones de votantes norteamericanos. Ahora, el dueño de esta red social, el multimillonario Mark Zukerberg, espera que su nueva alianza conAtlantic Council y su Digital Forensic Research Lab, otro poderoso think tankdependiente del gobierno estadounidense y la OTAN, no sólo resuelva el problema de las“fake news” y la “desinformación”, sino que ayude a que las redes sociales tengan “un papel positivo en asegurar la democracia a nivel global”. La lista de patrocinadores del Atlantic Council incluye empresas armamentísticas, agencias asociadas al Pentágono, estados del Golfo, grandes corporaciones transnacionales y filántropos como Carnegie, loshermanos KochRockefeller y Soros.(3)

Como no podía ser de otro modo, la histeria de las “fake news” y la injerencia de oscuros agentes rusos se ha propagado a la Unión Europea, fiel aliada de los EEUU. Con las próximas elecciones europeas en el horizonte, los dirigentes comunitarios ya están tomando medidas para poner las correspondientes mordazas. Recientemente hemos sabido que Bruselas “teme que terceros países o intereses privados manipulen” las elecciones; de ahí que la Comisión esté tomando medidas contra posibles ciberataques y para reforzar la ciberseguridad, sin que falten “acciones para monitorizar la manipulación y desinformación en red, incluido el uso malicioso de datos personales» (4).

Y aquí, en España, la vicepresidenta del gobierno, Carmen Calvo, está dispuesta a sumarse a este celo vigilante. En recientes declaraciones realizadas en la XVI Jornada de Periodismo de la APE (Asociación de Periodistas Europeos), aseguraba que se está dejando atrás el principio de que la mejor ley para regular la libertad de expresión y el derecho a la información es la que no existe, pues “debemos tomar decisiones que nos protejan». Más bien para protegerse ella y el gobierno que representa de las críticas que suscita el recorte de derechos reconocidos en la Constitución, la señora Calvo argumenta que la información es un derecho, pero sólo la “información veraz”, que es la que le da sentido.(5)

Ya sabemos que en la Red circula de todo, pero somos las personas que nos movemos en ella quienes tenemos la capacidad de discernir lo que son bulos o noticias falsas de lo que es información documentada. Los ejemplos de “fake news” difundidas por los medios corporativos que el sistema controla darían para llenar muchas páginas; pero son los medios alternativos que destapan las falsedades y los verdaderos intereses económicos, políticos y militares que se esconden tras ellas los que son el objetivo de la censura 2.0 que se está imponiendo sobre las redes sociales y otras plataformas digitales. Es el control social, el control ideológico de las masas, lo que está en juego, y harán todo lo posible por asegurarlo y reforzarlo por medios más propios de regímenes fascistas como los que están promocionando en diversas partes del mundo.

 

Octubre de 2018

 

(Publicado originalmente en Canarias Semanal, el 30 de octubre de 2018)

Notas y referencias bibliográficas:

 

Comments are closed.