Sin agua, ni casa: trabajadores migrantes, capitalismo y esclavitud en tiempos de Coronavirus
Los trabajadores más esclavizados, mujeres y hombres migrantes que trabajan en el agroindustrial para una patronal esclavista, esos seres humanos que trabajan para alimentarnos, no tienen ni casas, ni agua. Y el supuesto «plan» gubernamental para los sectores más precarios en época de pandemia, consiste únicamente en enviar militares a las chabolas improvisadas, a ordenarles que se «queden en casa». Los trabajadores les dicen que no tienen agua y que temen por su salud, pero la respuesta es únicamente la coerción: lo que empeora la situación, ya que se complica incluso la gestión de residuos en lugares sin sistema de saneamiento1. «Hay mujeres y niños en los asentamientos… A las personas que viven en chabolas les resulta muy difícil quedarse en “casa” sin comida. No pueden quedarse sin trabajar, han sido multados camino del trabajo. Reclamamos agua. Seguimos como siempre, siendo los invisibles, los que a nadie le importan mas allá de lo que es el trabajo, es decir, gente que va a trabajar y luego como si no existiera»2.
La mitad del presupuesto público destinado supuestamente a «la crisis del Coronavirus», va directo a la banca privada, otra gran tajada a la gran industria, otra tajada al ejército (para beneficio del complejo militar-industrial), y las migajas que quedan van a pequeñas empresas, a sanidad y servicios sociales. Por causa de esa repartición del presupuesto de emergencia y por causa de la privatización de la sanidad de las últimas décadas, el personal sanitario trabaja sin los suficientes equipos de protección, lo que contribuye a la expansión del virus, los ancianos mueren en cantidades aberrantes en residencias sin suficiente personal médico, y la parte más esclavizada de la clase explotada es dejada de lado… Mientras tanto, la banca siempre gana.