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Solo hay un nombre en la lista (2). Ramón Pedregal Casanova

(Continuación de «Solo hay un nombre en la lista (1)«)

A los héroes de Matanzas.

Hay una verdad absolutamente palmaria: desde la desaparición de la Unión Soviética, el número de guerras se ha multiplicado, guerras llevadas a cabo por EEUU, colocando por delante a la carne de cañón que son sus servidores, que se conforman en el cuerpo militar OTAN, el militarismo es todo para ellos, ese conjunto se mueve siempre en la misma dirección de conquista recolonial. Pero hay datos explícitos sobre el rápido desplome del imperio, ya se ha dicho por unos y otros, hasta en EEUU hay voces importantes que lo reconocen, la unipolaridad ha muerto, nace la multipolaridad. El afamado por sus mentiras soberbias que hace las veces de jefe de la política exterior de la UE, Borrell, ese personaje que ha doblado al despreciadísimo Almagro en América Latina, lloriquea para decir: “La batalla global de las narrativas está en pleno apogeo y, por ahora, no estamos ganando.” Como parece que la guerra en el plano militar la gana Rusia, Borrell ha decidido agitar las aguas para levantar la imagen internacional del imperio y se dispone a empujar en la guerra comunicacional, meter en la cabeza de la gente la idea de que la fuerza imperial es invencible, o como poco que se crea que el resultado es a su favor, para lo que EEUU aprueba operaciones terroristas, temerarias y sobre puntos que puedan dar esa imagen: bombardeo de una central nuclear, envío de un avión no tripulado contra el techo del Ministerio de Marina en Crimea, amenaza de bombardeo del puente que une Crimea con la Rusia continental, …

El vocero de la mentira en Europa ha lanzado condenas contra los medios que informan de cómo los gobiernos que representa participan en la guerra de Ucrania con envíos de armas, dinero, mercenarios y tropas regulares, pero a la vez se sabe que los gobiernos europeos han reducido drásticamente sus entregas al régimen nazi de Zelinsky. De igual manera pide que se prohíba la información sobre el viaje de Lavrov por los países africanos porque ha sido recibido por todos los jefes de Estado con los máximos honores. Mientras que a Biden no le ha recibido nadie, o cómo en África han rechazado reunirse con Zelensky. Borrell hace carrera de hipócrita, odia la verdad, se siente realizado haciendo de “correveidile” de EEUU junto a las hordas nazis. Para dar ejemplo de lo que tienen que hacer los desinformadores a su cargo, no ha hecho declaración alguna y ha silenciado el bombardeo ucronazi con gases venenosos sobre el ejército ruso, ha cerrado la boca en torno al bombardeo continuado de los suyos sobre la población civil, hace lo mismo con el apresamiento de población civil por los ucronazis para emplearlos como escudos humanos, no quiere que se diga nada en la UE sobre el esparcimiento de bombas mariposa en las convenciones internacionales, … La última secreción que ha tenido para impulsar la idea de compromiso de sus alumnos: “Hay que entrenar al ejército ucraniano: Requiere un esfuerzo no solo de suministro de material, sino también de entrenamiento y ayuda al ejército, y eso se haría en los países vecinos”. Las dificultades para implicar a la población europea en la guerra no le dejan tranquilo, y siguiendo la estrategia del régimen imperial, trabaja para que los jóvenes se sumen a la guerra, ahí tiene trabajo pues como ha reconocido, la narrativa también la han perdido. Borrell ha empezado la campaña de inflar la cabeza de espíritu imperial en un curso de la Universidad Menéndez y Pelayo que han titulado “Quo vadis, Europa”, “Dónde vas, Europa”.

El resultado de tanta falsificación por la cúpula de la UE de lo que sucede y tanto entreguismo de los gobiernos a la conveniencia de EEUU, ha acelerado la crisis europea y la población ha chocado con una media del 10% de inflación. El invierno en Europa va a subrayar el disparo que le han dado al precio del gas, por encima de los 3000 euros los 1000 metros cúbicos. ¿Qué se puede esperar de la clase dominante de los gobiernos perros de EEUU? Las previsiones de aquí a final de año son muy negativas, más multiplicación incontrolable de precios, escasez, huelgas y grandes movilizaciones necesitadas de transformación social, acompañado todo de desprestigio del imperio, verdadero dueño de la política de los regímenes en Europa. Mientras las multinacionales del complejo militar industrial, el Estado profundo, quienes deciden en el imperio, han multiplicado hasta por cuatro sus beneficios, les da resultado la guerra. Pero ante el horizonte los demás implicados empiezan a tener sectores que dudan. Cada gobierno por su cuenta sigue hablando contra Rusia, es la batalla comunicacional de Borrell y su mandador, pero a la vez busca eliminar sanciones y negociar compras y pagos en rublos y el restablecimiento del comercio gasístico y petrolero, a esa retirada acompaña una caída notoria, en algunos es casi nula, en la colaboración con el régimen ucronazi. Se da una situación que parece descubrir las diferencias entre los “occidentales” europeos, y las de éstos con EEUU, ¿espabilarán ante la trampa a la que han sido conducidos por el complejo militar industrial que gobierna en Washington? ¿Se lanzarán a intervenir directamente como OTAN? Al sector más criminal de EEUU le interesa sobremanera la guerra, es su negocio, con ella intenta además solventar la crisis interna que tiene con amenazas hasta de guerra civil, y por si fuese poco quisiera con la guerra impedir su decadencia y el surgimiento de la multipolaridad, en la que no podría burlarse del Derecho Internacional, se abre una etapa de grandes peligros para el mundo entero. EEUU busca el sitio por donde meter a todos, Rusia ha dispuesto la defensa de sus fronteras con el mejor armamento de que dispone y ha advertido que en caso de que el imperio emplee armamento atómico, aunque sea de alcance limitado, va a responder castigando a los centros de decisión otanistas, y ha mencionado directamente a Washington y Londres.

Lo que vemos es que la guerra no es una equivocación sino un hecho intencionado, provocado, conducido por los que hacen negocio con ella. Hay sectores en el régimen gringo que se alarman ante lo que puede ser capaz de hacer la parte militarista imperial y se han manifestado contrarios a seguir adelante, entre ellos el mismo Kissinger, hay sectores sociales que también se oponen a la guerra, también hay sectores sociales y de gobiernos europeos que no quieren que la irracionalidad de los bárbaros se apodere de las decisiones a tomar, Rusia lleva años llamando a la cordura y ha hecho saber que su intervención es antinazi, frenar a los guerreristas y hacer respetar su derecho a la existencia y con ello la Ley Internacional. El tiempo corre, todos éstos tienen un propósito común, tienen que verse como un actor político en la calle y en los centros de gobierno, hay que decidirse a cerrar el paso al neonazismo.

En la primera parte de esta nota titulada “Solo hay un nombre en la lista” les invité a leer el documento aparecido en el libro “Últimas noticias de Fidel Castro y el Che”, el libro ya es por si mismo importante, pero el documento que muestra nos pone en el centro mismo del título, con el que me refiero a la lista yanqui de “países terroristas”, el único nombre que figura en la lista que sirve al mundo entero es EEUU. Junto a ello señalé que en la segunda parte les iba ha reproducir alguna página de un libro enormemente aleccionador, su título: “Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión”, autor, Victor Serge, editorial Boltxe. En la página que les dejo nos habla de lo que se pensó podrían suponer las consecuencias de una nueva Gran Guerra, y esa exposición no puede ser más actual, lean: “ El capitalismo, en otra época inicua y cruel sin duda, pero creadora de riquezas, se convirtió, en el apogeo de su historia, que comienza el 2 de agosto de 1914, en el exterminador de su propia civilización, en el exterminador de sus pueblos. Desarrollado prodigiosamente durante un siglo de descubrimientos y de labor encarnizada, con la técnica científica en manos de los grandes burgueses, de los jefes de bancos y trusts, se volvió contra el hombre. Todo lo que servía para producir, para extender el poder humano sobre la naturaleza, para enriquecer la vida, sirvió para destruir y para matar con un poderío repentinamente acrecentado. Basta una bala de seis milímetros para paralizar totalmente el cerebro mejor organizado. No podemos ignorar que una nueva conflagración imperialista podría herir de muerte la civilización europea ya bastante golpeada. Es razonable prever, en razón del progreso del “arte militar”, la despoblación de países enteros por una aviación provista de armas químicas, cuyo enorme peligro denunció en 1924 la Sociedad de Naciones – ¡y no se la acusará de demagogia revolucionaria! – en un documento oficial. Todavía no han terminado de ser acondicionados en los monumentos patrióticos la sangre y los huesos de millones de muertos de 1914 – 1918 cuando esta amenaza se cierne nuevamente sobre la humanidad. Teniendo presentes las duras realidades de la revolución, es necesario recordar estas cosas. Los sacrificios impuestos por la guerra civil, la implacable necesidad del terror, los rigores de la represión revolucionaria, los errores ineluctables y dolorosos aparecen entonces reducidos a sus justas proporciones. Son males ínfimos comparados con esas inmensas calamidades. Si no estuviera de más, el solo osario de Verdún los justificaría ampliamente.

“La revolución o la muerte”. Esta frase de un combatiente de Verdún sigue siendo una profunda verdad. En las próximas horas terribles de la historia, ese será el dilema. Habrá llegado el momento para la clase obrera de cumplir con esta dura, aunque saludable y salvadora tarea: la revolución.

Victor Serge, 1925.

 

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