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«TODAS PUTAS»: LA INÚTIL DICOTOMÍA ABOLICIONISMO- LEGALIZACIÓN

«El objetivo debe ser abolir las relaciones de explotación y opresión que conducen a la prostitución»

«Todas putas» es el título de un libro de cuentos, y el de varias páginas pornográficas accesibles de forma gratuita en Internet. Cierto que la mujer a la que nunca han llamado puta en alguna ocasión es rara avis. Por eso, “Todas tenemos cara de puta” es uno de los eslóganes de Mujeres Creandouna “organización de prostitución autogestionada” que funciona, ya legalmente, en el municipio de La Paz (Bolivia). Sin embargo, no todas las mujeres hemos hecho de la prostitución una forma total o parcial de vida, ni nos hemos visto obligadas a hacer favores sexuales a nuestros jefes para conservar el empleo, lo que María Galindo, portavoz de Mujeres Creando, llama “relaciones prostituyentes fuera del contexto estricto de prostitución”.(1) La realidad es que ni todas putas, ni todos puteros.

La prostitución es un tema espinoso y extremadamente complejo. Son tres losgrupos de personas involucradas: prostitutas, demandantes y proxenetas(que pueden ser empresas); varios los lugares donde se realiza la actividad; varios los tipos de relación “laboral”; diferentes las categorías (desde la prostitución de lujo a la más barata); varias las motivaciones de quienes se ofrecen y de quienes demandan. Y aún podríamos añadir algún elemento más. Sin embargo, en este enésimo debate sobre la prostitución al que estamos asistiendo últimamente,todo se reduce a la dicotomía abolición/regularización. Partimos de que, enEspaña, la prostitución no está prohibida ni permitida. Además, no contamos todavía con un estudio serio, estadístico y cualitativo, que cubra todo el territorio del Estado, lo cual nos priva de conocer qué incidencia real tiene, aunque sabemos lo que aporta al PIB.(2)

Una de las voces que reclaman la regularización del “trabajo sexual” es la deSilvia Federici. Esta autora basa su argumentación en los estudios que ha realizado sobre la sociedad europea de los siglos XVI al XVIII. Cierto que aquella era una sociedad patriarcal, donde la exclusión de las mujeres de la educación formal, la reducción de las oportunidades de empleo y el mucho menor salario les dejaba dos únicas vías expeditas, y no sólo a las mujeres de clases más bajas: el matrimonio o la prostitución (más el convento en el mundo católico). Cuando el capitalismo se asentó como modo de producción dominante, la estructura patriarcal del modo de producción anterior se mantuvo intacta. Sólo en distintos momentos del siglo XX, gracias a la movilización social, los marcos jurídicos se hicieron algo más igualitarios entre los sexos y las clases. Hace exactamente un siglo que la revolución soviética puso el vigor el código civil y de familia más avanzado de la historia. Pero la costumbre no cambia sólo con leyes. La venta de sexo ha pervivido en todo el mundo hasta el presente.«

De ello no podemos concluir que la prostitución sea “el oficio más viejo del mundo”, tópico carente de todo fundamento al que todavía recurren algunos ignorantes, incluso con plaza en la Academia de la Lengua.(3) Y, aunque el modelo descrito para la Europa de hace dos o tres siglos aún pueda permanecer prácticamente inalterado en algunas partes del mundo, tampoco podemos extrapolarlo al presente de forma generalizada, como hace Silvia Federici, para quien todavía “hay un continuo entre el sexo doméstico de la familia y el sexo que se vende en la calle”, y lo mismo da ser ama de casa, empleada o prostituta, que no te libras de vender el cuerpo.(4)

Sorprende que una autora que se define como marxista no saque mejor partido de los útiles analíticos propios de esta corriente; de ahí que no vea diferencias entre ejercer la prostitución y “usar” el cuerpo (poniéndonos guapas, por ejemplo) para tener contento al jefe. Tampoco ve diferencias entre distintas relaciones laborales. Para Federici, si en vez de vender a un capitalista tu fuerza de trabajo, te pones a vender tus servicios sexuales para el goce varonil, la explotación sería la misma. Desde esta lógica, la autora italiana se pregunta “¿Acaso la vagina es sagrada?” Es decir ¿por qué no puede ser esta también una mercancía con la que ganar el sustento?, postura que se aproxima mucho a la de esos economistas ultraliberales que ven bien que las muchachas indonesias se vendan a los turistas occidentales, porque así ayudan a la economía familiar.

La prostitución sigue siendo un recurso que el sistema capitalista pone, cada vez con mayor generosidad, a disposición de las mujeres. Y, si hace falta, también a disposición de los hombres, ya que, en todo aquello de lo que pueda arrancar plusvalía, no tiene problema en adaptarse a la “igualdad de género”.  Al capital no le interesa acabar con la opresión a que somete a la mayoría de mujeres, ni detener la producción de fuerza de trabajo barata. Lo que le interesa es mercantilizarlo todo, incluso los territorios privados (las relaciones sexuales), y este lote incluye un elemento esencial: el cuerpo femenino y su capacidad reproductiva. Con ello no sólo se abren nuevos mercados -legales e ilegales- de los que extraer beneficios, sino también se reproducen las condiciones que perpetúan la sociedad machista -y racista y clasista- a nivel global.

Ahí están para demostrarlo las boyantes ganancias que ciertas empresas y agentes extraen de los cuerpos femeninos, como la infame trata de mujeres, la pornografía en sus diferentes soportes, el proxenetismo -desde el puticlub de carretera a los salones de las escort-, el comercio de óvulos y semen, de leche materna, de mujeres gestantes, de muñecas o robots eróticos y otros artículos que se venden en las sex-shops blogs de empresarias del porno, comoAmarna Miller, que incluye reproducciones de su vulva en el catálogo de mercancías. Sin olvidar la prostitución masculina, que, aunque no equiparable a la femenina, existe desde hace años e indica que hay tanto varones que se venden como mujeres que compran, aunque estas sean minoría y de alto poder adquisitivo.(6) El sexo, en sus distintas vertientes y variables, junto a la capacidad reproductiva de las mujeres -donde sí entran exclusivamente las de clase trabajadora- es una gran industria en el seno de la cual se dan distintos tipos de explotación.«

La trata es una forma de esclavitud, porque la relación es forzada y la voluntad de la mujer no cuenta. Algo similar sucede con algunas actrices porno,que, aunque no sean reclutadas por fuerza, durante los rodajes son sometidas a violencias, que no son actuadas, sino reales.(7) Son formas brutales de violencia machista que el capital pone en juego para sacar beneficio, al igual que hace con nuestra capacidad gestante al ponernos en venta como si fuésemos meras vasijas. La maternidad subrogada es, en teoría, un contrato al que la mujer accede libremente; pero, cuando se vive en la pobreza, poca libertad hay, al igual que sucede con la prostitución “voluntaria”. En este último caso, estén o no las mujeres bajo el dominio de un proxeneta, la mercantilización del cuerpo, aunque pueda considerarse también un tipo de violencia contra las mujeres, entraña un tipo de relación que no tiene que ver con la trata, ni necesariamente conlleva violencia ni la mediación de un chulo. Es una relación claramente diferente a la derivada de la trata, aunque desde el bando abolicionista se tiende a confundir las dos.

Es verdad que, en el grupo que presiona por la legalización de la prostitución hay intereses empresariales-proxenetas. También lo es que algunas asociaciones de prostitutas autónomas creadas en los últimos tiempos fueron cooptadas por organismos internacionales, generalmente a través de ONG’s, y acabaron atrapadas en redes de proxenetismo, como señala María Galindo. Con todo, algunas permanecen como organizaciones independientes y trabajan por la mejora de sus condiciones de vida, como la de Mujeres Creando en Bolivia. Ellas ejercen por propia voluntad, no dependen de un proxeneta, no hablan de“trabajo sexual” sino de “comercio de sexo” y han conseguido legalizar sus locales. Otras en sus mismas circunstancias siguen en la alegalidad, cuando no en la ilegalidad con los riesgos que conlleva.«

A estas mujeres, la postura abolicionista ¿Qué les propone? ¿Dejar las cosas como están? ¿Prohibir la actividad y penar a los clientes? La experiencia dice que la prohibición no acaba con el comercio; simplemente se vuelve clandestino. En Suecia, que suele ponerse como ejemplo exitoso de erradicación de la prostitución, en realidad, lo que se ha hecho es quitar la que se ejerce en la calle, a base de imponer fuertes multas a los clientes.(8) Es decir, se ha prohibido el ejercicio de las mujeres más pobres; pero en los burdeles de lujo continúa la actividad. Es un acercamiento un tanto clasista al tema. Aquí se ha intentado suprimir las secciones de contactos en los periódicos, pero Internet es un campo sin vallas. En cuanto al estigma social que recae sobre las prostitutas, tampoco la regularización acabaría con este problema, como se ha visto en lugares donde lleva tiempo legalizada, como Ámsterdam.

Decir abolición, sin más, y acosar con denuncias, sin discriminar ni escuchar a las partes implicadas, deja marginadas a muchas mujeres, que poca sororidadpercibirán de las que poseen algunas oportunidades más en la vida. Y reducir el tema al extremo de sostener, como se ha visto en las redes sociales, que todos los hombres que recurren a prostitutas son unos violadores, o que regular la prostitución nos prostituye a todas, es llanamente injusto y manipulador. Muchas queremos abolir la prostitución, pero somos conscientes de que mientras el capitalismo persista, esto no será posible. Impedir que se creen sindicatos o asociaciones de mujeres que ejercen la prostitución y puedan hacerlo de manera autónoma (aunque sabemos que la opresión permanece), entra en contradicción con un feminismo que ponga en el centro y como sujeto a las mujeres de las clases subalternas.

Si queremos abolir las relaciones de explotación y opresión que conducen a la prostitución, por el camino debemos favorecer todo lo que contribuya a mejorar la situación de las mujeres que la ejercen porque no tienen una mejor alternativa para subsistir, como hace la asociación Askabide de Bilbao, y que sean las propias prostitutas quienes lideren este proceso. (9) Nadie tiene autoridad moral para decirles qué opciones deben tomar. La mayoría son mujeres de clase trabajadora, muchas llegadas de otros países en situación irregular y con cargas familiares. Sean de aquí o de fuera, son nuestras hermanas. No se trata de abolición o regulación, sino de ir dando pasos efectivos hacia unas mejores condiciones de vida y que las prostitutas puedan realmente elegir, porque haya para ellas más oportunidades. Sería necesario para ello, como señalan en Askabide, incluir las agresiones a prostitutas por parte de clientes en la ley integral de violencia de género, que al presente no las reconoce como tal. Segundo,modificar la ley de extranjería para hacer menos vulnerables a las mujeres inmigrantes en situación irregular. Tercero, hacer accesibles servicios sanitarios específicos de forma gratuita. Cuarto, ofrecer proyectos de inserción laboral reales para aquellas que quieran abandonar la prostitución.

Además, los esfuerzos de un feminismo que verdaderamente parta de los intereses de la mayoría de mujeres deben apuntar directamente a esasindustrias del sexo que implican relaciones de esclavitud, como la trata, haciendo campañas periódicas y exigiendo al Estado un compromiso sostenido y eficaz contra ella; y esa otra industria denigrante que es la pornografía. En esta última, a diferencia de laprostitución de burdel, no hay una relación íntima o privada entre las partes, sino precisamente lo contrario: la mercancía consiste en la publicidad de esa relación sexual, a través de la imagen, que, como sabemos, reproduce los estereotipos machistas más abyectos, ejerce violencia física sobre las actrices y violencia simbólica sobre todas nosotras al representarnos como objetos de usar, abusar y tirar. Esta pornografía es la que está hoy al alcance de nuestros jóvenes. Abogar por leyes de regulación mucho más estrictas de la difusión de estos contenidos, y luchar contra la trata, debería ser la prioridad junto a las medidas antes señaladas. 

Notas y referencias bibliográficas:


[1] https://ctxt.es/es/20181205/Politica/23296/maria-galindo-mujeres-creando-prostitucion-la-independent.htm

[2] 0,35% anual:  https://www.huffingtonpost.es/2015/12/06/legalizar-prostitucion_n_8434262.html

[3]  Ignorante, machista y grosero, Arturo Pérez Reverte, el cuñado académico, dice hay que “legalizar el uso del chichi”:https://ecodiario.eleconomista.es/sociedad/noticias/5279184/11/13/Perez-Reverte-La-unica-opcion-realista-para-la-prostitucion-es-legalizar-el-uso-del-chichi.html

[4] https://www.lahaine.org/mundo.php/federici-el-sexo-para-las

[5] https://www.eldiario.es/cv/femilenial/Entrevista-Silvia-Federici_6_841025916.html

[6] https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2014-11-17/hablan-los-hombres-que-de-verdad-saben-lo-que-quieren-las-mujeres-los-escorts-masculinos_455196/

[7] Véase el excelente artículo de Diana López Varela, “Porno, el nuevo aliado de la democracia”:https://blogs.publico.es/otrasmiradas/16819/porno-el-nuevo-aliado-de-la-democracia

[8]  Véase la entrevista con la ministra que puso en vigor la ley:https://www.abc.es/sociedad/abci-regner-jovenes-suecia-no-aceptan-pagar-sexo-201704012035_noticia.html

[9]https://www.ela.eus/alda/201cni-abolir-ni-legalizar-van-a-acabar-con-el-estigma-de-la-prostitucion201d

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