Trump racista, Trum imperialista: el neofascismo
Del libro de Mark Twain titulado ANTIIMPERIALISMO PATRIOTAS Y TRAIDORES, que agrupa una serie de artículos, escojo del que escribió llamándole Los Estados Unidos del linchamiento el párrafo siguiente:
El negro fue conducido hasta un árbol y colgado de él. Apilaron madera y ramas bajo su cuerpo y encendieron una hoguera. Luego, alguien sugirió que el hombre no debía morir demasiado rápido; le bajaron a un lado y un grupo fue hasta Dexter, a unos tres kilómetros de distancia, para buscar keroseno. A su regreso, arrojaron el combustible a la hoguera y completaron la tarea.
Han transcurrido 120 años desde que el autor denunció ese crimen. Los colonos europeos fundaron EEUU sobre la matanza de la población autóctona y se alimentó sobre la esclavitud: es una verdad innegable. La carta del Gran Jefe indio Seattle a Franklin Pierce, presidente de EEUU, respondía al propósito de ocupación del territorio y expulsión de la población nativa para encerrarla en reservas, carta que ha quedado como un gran ejemplo de amor a la naturaleza y a la humanidad entera y nos lleva a un momento en el que se definen los dos caminos siempre en lucha, la barbarie destructiva de lo que significa el capitalismo y el del respeto a la naturaleza a partir del ser humano capaz de construir un mundo de entendimiento para ser compartido. El Gran Jefe indio Seattle, tras describir lo que hace el ejército yanqui, termina con las siguientes palabras: Es el final de la vida y el inicio de la supervivencia. Sus palabras parecen premonitorias.
Pero si quieren conocer algo de la Historia de EEUU desde el comienzo busquen un libro importante como es La otra historia de Estados Unidos. En sus páginas, los protagonistas son los pueblos invadidos, los explotados, los marginados, pues el autor, Howard Zinn formó parte de ellos y mostró la realidad. La otra historia de Estados Unidos se encuentra en la Editorial Hiru. En el libro se explica cómo el gran capital consiguió la división y el enfrentamiento entre trabajadores negros y trabajadores blancos, como desde ese poder siniestro que llega hasta Trump alimentó el racismo hasta implantarlo.
Las manifestaciones contra el racismo de estos días se vienen sucediendo año tras año. Es la historia de EEUU, como lo son las invasiones de otros países o los golpes de Estado. Para eso la élite ha dispuesto todo un entramado de agencias de policía, un aparato, todo un ejército de propaganda, otro aparato, todo un ejército, el más poderoso del mundo, el tercer aparato, y … todas aquellas ramificaciones del poder que le son necesarias para culpar a otros desviando la atención del mundo sobre sus crímenes, sobre su trayectoria. Lo último que difunden sus medios es que Cuba y Venezuela pagan a quienes se manifiestan contra el racismo. Demencial.
Trump se rodeó de defensores del racismo y él mismo lo ha defendido; un ejemplo: el 15-08-2017 apoyó a los nazis que se manifestaron contra la retirada de la estátua del general racista Robert Lee, perteneciente al bando que se enfrentó al gobierno durante la guerra civil. De entre los nazis, que en su manifestación asesinaron a un muchacho , su dirigente Richard Spencer declaró refiriéndose a Trump: Estoy orgulloso de él.
¿Qué clase de régimen es el que si protestas contra el racismo su jefe de gobierno te declara que eres terrorista, que va a mandar a las tropas a que te disparen, que sus fuerzas están listas para soltarte los perros más feroces? Y repitió: Si hubiesen entrado en los jardines de la Casa Blanca habrían sido recibidos con los perros más crueles y las armas más siniestras que he visto nunca. Y calificó a quienes protestaban contra el racismo de criminales de extrema izquierda.
El conocido abogado Lee Merritt ha declarado que llevará el caso del asesinato de George Floyd al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (CDHNU) para que se sancione a EEUU por negar los Derechos Humanos a la comunidad negra, y añadió: EEUU tiene la cultura policial más mortal del mundo moderno. No hay ninguna nación en el planeta que mate y encarcele a más persona. A esa declaración debe añadirse que a la policía que asesino a George Floyd, como a la de otros Estados, la entrena la policía sionazi de Israel, el ente al que apoya Trump y su banda gobernante.
El ingrediente del conocimiento histórico es la memoria, se alimenta con situaciones, datos y el carácter determinante, y se actualiza dando sabor que perdura en quien conoce. Les dejo con un artículo que escribí tras el discurso de Trump a la nación, donde se veía cómo las circunstancias del régimen estadounidense tenían los conductos dispuestos para tratar con toda dureza a quienes no obedeciesen su mandato. No es una adivinación, era el plan, su plan, que ha descarrilado dejando a EEUU como pueblo en la mayor crisis: oficialmente 43 millones sin empleo (y creciendo) aunque los cálculos extraoficiales elevan la cifra otros 10 millones, otros más de 40, quizás cincuenta, millones que ya vivían bajo el índice de la pobreza, lo que enseña la decadencia creciente como imperio, el resquebrajamiento del país, el descrédito más grande, otra señal puede ser la pérdida de fuerza que manifiesta con la contratación de mercenarios, ejércitos interpuestos, para que le hagan las guerras y que su clase mutimillonaria siga enriqueciéndose con la venta de armas, la destrucción de países, el negocio de su reconstrucción y el robo de sus bienes naturales. Pero no sigamos, les ofrezco el artículo de aquellos días para que discurran sobre lo acontecido en el presente.
Trump: Discurso sobre el Estado de SU Nación. ¿Personalidad o clase?, contra Cuba y el resto del mundo
Llegó a la tribuna del Congreso precedido de un ujier abriendo paso, y su grupito le aplaudió. El Presidente más ridículo del mundo, el que no conoce el significado de muchos de los términos que emplea para hablar de política y relaciones internacionales, entró a paso de pato. Lo habrán adivinado, se llama Donald, pero Donald Trump. Calzaba botas militares y los pantalones del traje le quedaban arrugados por encima de ellas. Más arriba, a la altura de la entrepierna le colgaba la lengua de la corbata azul bajo la chaqueta abrochada. Y, finalmente, encima de su cara retostada con infrarrojos, se había puesto, o su peluquero le había hecho con el pelo frotado con colorante paellero, un tupe en forma de avión bombardero que le cubría la calavera. Quizás fuese el peso del avión el que le hacía meter la barbilla, o quizás es que no tiene cuello, pues le sobresalía colgando la papada que tiene y le asemeja a un marabú. ¿Saben de esa nube de humo que echan en el teatro para simular neblina?, pues con Donald Trump llegó una nube, pero no de humo sino de olor a coliflor, a azufre, el olor del demonio; no es casualidad que el negocio de Arturo Ui, el mafioso mencionado por Bertolt Brecht, sea la extorsión mediante la venta de colifrores.
¿Extorsión?, él extorsiona, no dialoga, hace de cobrador de la banda. ¿Qué fue a decir al Congreso?. Un momento, detengámonos antes en dos detalles que nos permitirán comprender mejor sus palabras: tras él se quedaron los dos palmeros, esos que jalean al que lleva la voz cantante y que preparan con él el espectáculo. Los dos palmeros, ese par de detalles, tienen nombre y responsabilidad:
El primero: Paul Ryan, es presidente de la Cámara de representantes de EEUU, antiemigrantes es de familia originaria de Irlanda y Alemania e Inglaterra. Seguidor de ultra “liberales” como Friedman o Hayek, enemigos absolutos de todo lo que sonase a bien social. Se ha dedicado a escribir los discursos de la Freedom Works, esa organización ultra que promueve la supresión mayor posible de impuestos y la desregulación de toda organización del mercado. También escribía los discursos del vicepresidente Kemp, elegido en 1996. Seguidor de Bush, jaleó la invasión de Iraq en 2003.
Según el análisis estadístico histórico de Nate Silver, “Ryan es el miembro republicano más conservador del Congreso desde al menos 1900, y más que cualquier candidato a la vicepresidencia del Congreso elegido desde el cambio de siglo”.
Plitifact.com, analizando sus numerosas declaraciones, concluyó que tan sólo el 10,5% de sus declaraciones contenían algo de verdad. Un congresista que se le oponía para acceder al puesto declaró que la labor de Ryan se caracterizaba por el “amiguismo y la corrupción”.
Un ejemplo de la labor que ha llevado a cabo: Ryan, con el voto republicano en el Congreso, derogó la Ley de Asistencia Asequible, y declaró que el Seguro Social era un “sistema basado en el socialismo”. Sobre toda su acción política pone su creencia católica.
El segundo palmero, el segundo detalle: Mike Pence (pence se traduce como penique ¿el apellido será por su entrega al gran capital?). Mike Pence es todo lo contrario a cualquier avance por el camino social. Los datos más conocidos hacen ver que es enemigo acérrimo de la mujer, los homosexuales, la comunidad LGTB, y cualquier ser humano o asunto que tenga que ver con lo que se les relaciona.
Mike Pence es antiabortista y participa de la propaganda contra ese derecho de la mujer. El demoníaco Pence también es enemigo acérrimo de los homosexuales; se dedica a derribar la Seguridad Social bajo el programa del Obama Care; irradia odio contra la subida del salario mínimo; se opone a la igualdad en el salario entre mujer y hombre por el mismo trabajo; es enemigo de la venta de preservativos, de los centros de planificación familiar y de las pruebas de VIH, de los LGTB, del matrimonio homosexual, de que en el ejército se declaren homosexuales, de las campañas antitabaco, niega toda ayuda a los refugiados, …
Se hacía preciso señalar a éstos pinches porque sus ideas las transmite Donald Trump. Donald Trump es una especie de navaja suiza para la gran burguesía imperial. Es un comodín. Él no tiene ni la capacidad de composición ni de interpretación razonada de lo que dice, su capacidad para explicar es muy limitado. Donald es un personaje que lo mismo grita que se pone ñoño. Es patético, sus directores le ponen las palabras en la boca. ¿Y qué hacen los que le dirigen desde arriba?: esa dirección del gran mundo financiero ve que se le cuartea el suelo, que se viene otra crisis y mayor encima, y ha optado por la solución que ha empleado otras veces en sus casos críticos: “una situación desesperada exige no reparar en medios sean cuales fueren. Por otra parte, las generalidades se difuminan cuando llega el momento de la verdad”, son palabras del libro La orquesta roja. La gran burguesía imperial ha puesto a un tipo como Trump, histriónico, que llama la atención continuamente, narcisista, que trata de ridiculizar a cualquiera para situarse por encima. Trump no siente empatía con nadie, no concibe la ética, pero sí busca la admiración de cualquiera, sus gestos buscan continuamente darse aire de grandiosidad, y promete hacer daño, necesita sentir que hace daño a quien no puede doblegar. Sus palmeros lo saben y le azuzan.
El 30 de Enero se presentó ante el Congreso en las condiciones que se han expuesto, pero hay un dato que no debemos ignorar: éste personaje que accedió a la presidencia con tres millones de votos menos que la Clinton, así es la “democracia” capitalista, se puso ante el micrófono con tan sólo un 38% de aprobación de su gestión en el primer año. Según las encuestas de sus mismas empresas, hay Estados, como el de Washington, en el que nada más que el 6% le favorece, y es que él/ellos han abierto un abismo en las diferencias de las clases sociales siguiendo las directrices del aparato militar financiero, han estigmatizado a la población trabajadora emigrante, han marcado de modo imperecedero la división social por razas, han recortado el presupuesto social y han hecho una reforma fiscal desde la que los ricos no contribuyen o apenas lo hacen. Pero a él y a ellos ¿que les importa?. En el Discurso sobre el estado de su Nación ha contado el cuento de la divinidad, ese que a los gobernantes dictadores les sirve para escudarse, en este caso en versión yanqui: “la fe y la familia, no el gobierno y la burocracia, son el centro de la vida estadounidense. Nuestro lema es: “confiamos en Dios”.
Sobre esa manta tapando el suelo descargó toda su justificación, sus amenazas y sus próximos actos criminales; si arremetió contra Corea del Norte, (de la que dijo “estamos llevando a cabo una campaña de máxima presión”) contra Irán, Rusia, China, … fue a detenerse en Cuba. Resulta llamativo que lo hiciese tras declarar que iba a aumentar el presupuesto para la guerra invirtiendo en armas de destrucción masiva: “modernizar y reconstruir nuestro arsenal nuclear haciéndolo tan fuerte y poderoso que disuada…”, luego su intención era aterrorizar, ¿al pueblo cubano?, ¿al mundo entero?, ¿por qué lo dice tan claramente?. Y siguió hablando contra la nación que lucha por mantener su independencia, su soberanía, que exige respeto: “Acabo de firmar una orden ejecutiva para… mantener abiertas las instalaciones (ilegales, dicho por todo el mundo) de la bahía de Guantánamo”. Parece que quería aterrorizar también al advertir que desde ya extremaba la guerra de las sanciones contra Cuba y Venezuela. Que el bloqueo, acción de guerra contra la nación que no ha sido vencida, iba a ser aún mayor que hasta ahora: prohibiría a los millones de estadounidenses que viajasen a Cuba, vaya con la libertad de movimientos, y además iba a prohibir el poco intercambio cultural realizado. Teme que el pueblo estadounidense se sienta influenciado por Cuba.
La gran burguesía imperial ve venir su propia crisis, su dominación se cuartea y decae, luego le urge tomar medidas drásticas; aquí queda mejor la frase “una situación desesperada exige no reparar en medios sean cuales fueren. Por otra parte, las generalidades se difuminan cuando llega el momento de la verdad”, para eso la gran burguesía imperial necesita a un necio que diga lo que dijo también como reafirmación: “La debilidad es el camino más directo hacia el conflicto, y el poder inigualable es el medio más seguro”.
El endemoniado matón con su olor a azufre no sabe lo que quieren decir las palabras “respeto”, “soberanía”, “igualdad”, “justicia social”, términos con los que se le responde. Él no es el ejemplo de ser inteligente. Su cabeza, su calavera con su peinado ridículo, no es un peligro, el peligro lo tienen quienes le dan las órdenes. Donald Trump no es precisamente un volatinero, no es un equilibrista, no sabe andar en el alambre, es, como decía una navaja suiza, sirve para varias cosas siempre pequeñas, sus Ryan y Pence lo tiran al micrófono y el, histriónico, amenaza con matar, con sojuzgar al mundo, mientras con sus botas militares patea el suelo del estrado desde el que se dirige a los colegas, dice, en nombre de Dios.
Donald Trump, marcando el paso como un pato, desprendiendo siempre el olor a azufre de su clase, destaca por ser basto, tosco, grosero, los representa sin instrucción humana, sin capacidad para la empatía, amorales.
Tras el Discurso sobre el Estado de la Nación la cotización a la baja del imperio yanqui cae como una piedra desde el cielo: ha prometido hacer sufrir al mundo. Ha destacado con palabras firmes en su crimen que va a emplear más fuerza contra Cuba. Saben los que se ocultan tras Donald que la Cuba revolucionaria nos defiende y con ello nos educa, nos da ejemplo de resistencia al dictador del mundo.
Lo que sigue no son mis palabras, dejo aquí la declaración de Ender Helvacioglu, editor de la revista Bilim ve Gelecek (Ciencia y Futuro) como ejemplo de valoración de los pueblos: “Trump ha comprometido esta imagen de EEUU… (que) está considerado ahora la principal fuente de problemas en el mundo… esto siempre ha sido así, pero Trump probablemente ya no busca ocultarlo. … la administración imperialista de EEUU es el mayor problema del mundo, y cada vez más personas en todo el mundo se están dando cuenta. No es sorprendente que la tasa de credibilidad en los EEUU sea muy baja. Lo que es sorprende es que no sea aún más baja”.