Un mal augurio que acorta la sombra occidental. El lince
O dos.
El primero, la estrepitosa confirmación de que el armamento occidental es un inmenso montón de mierda, como ya había quedado demostrado antes con los ataques de los hutíes de Yemen a los oleoductos sauditas presuntamente «defendidos» por los famosos misiles «Patriot» estadounidenses.
Rusia ha puesto en ridículo todo eso con dos ataques en el país 404, antes conocido como Ucrania. Del primero ya os hablé, el segundo fue hace un par de días.
Solo hay que hacer un pequeño recorrido por las páginas de los sospechosos habituales para encontrar el estado de nerviosismo y miedo que recorre la espina dorsal de la OTAN: se están celebrando «reuniones urgentes» para «evaluar» lo sucedido, y que no es otra cosa que la constatación de que los «sistemas de defensa estratégicos más poderosos» de la OTAN (y EEUU) han sido descubiertos y destruidos. Es la primera vez en la que se constata que los sistemas de armas rusos pueden penetrar fácilmente las defensas estadounidenses-otanistas que se suponían más avanzadas. Las consecuencias para la «seguridad europea» son nefastas, dado que si esto ocurre en una situación bélica, cualquier base de la OTAN más allá del territorio del país 404 puede ser alcanzada con facilidad y con impunidad. Esto trastoca cualquier plan, cualquier estrategia de defensa existente. Y China habrá tomado buena nota.
¿De dónde saco esto? Pues de Turquía. Las elecciones han demostrado que Erdogan tiene altas probabilidades de repetir en la presidencia porque se ha quedado a unas décimas de lograrlo en la primera vuelta y, pese a la euforia inicial de Occidente con sus patrocinados -por el hecho de ir a una segunda vuelta-, ahora se está viendo cómo se recogen velas ante lo previsible. Incluso los pro-occidentales turcos están abandonando sus acusaciones contra Rusia y moderando su discurso, como cuando ahora prometen, ahora, que «respetarán» los acuerdos económicos entre los dos países. Antes, durante la campaña electoral, habían cuestionado eso, en especial el acuerdo para la construcción de una central nuclear con tecnología y capital ruso y la cuestión del gas. No hay que olvidar que la coalición que apoya a Erdogan ha logrado 321 diputados frente a los 279 de los pro-occidentales.
Como digo, la historia de la histeria y el miedo de la OTAN viene de Turquía, que es miembro de la OTAN. Ni que decir tiene que todo esto sale del sector pro-Erdogan, así que si se quiere hay que tomarlo con un poco de distancia. Pero poca. Los turcos hablan de que esas reuniones de la OTAN se realizan «en un tono alarmante».
Y algo de eso debe haber cuando la Gestapo moderna, o sea, la policía neonazi del país 404, antes conocido como Ucrania, ha detenido a 6 jóvenes blogueros que publicaron las imágenes que habéis visto más arriba con la acusación de «ayuda al enemigo» por publicarlas. No esperéis campaña alguna en Occidente por ellos, aquí no hay libertad de información, ni de expresión ni zarandajas de esas típicas de los «valores democráticos» occidentales (al igual que no las hay sobre Julian Assange, por cierto). Eso además de apagar todas las cámaras de la ciudad para que no haya constancia de nada de nada.
Es un movimiento a la desesperada, lo que confirma todo lo anterior y que desmonta la propaganda neonazi, extendida por todo Occidente, de que se derriban todos los misiles rusos, y así. Si hasta este momento no lo habían hecho es porque lo que ha ocurrido ahora les hace mucho daño. A los neonazis del país 404 y a sus patrocinadores occidentales. Porque ya se sabe: lo que no aparece en los medios de propaganda, no existe.
Estos dos ataques, el del otro día y este del que hablo, son bastante devastadores para la estrategia occidental y muestran, de nuevo, cómo una y otra vez se queman las armas que se envían antes de su uso o se demuestra su inutilidad cuando se usan. Un mal augurio para Occidente. Sobre todo cuando los medios de propaganda llevaban un par de semanas hablando de que se derribaban todos los misiles hipersónicos lanzados por Rusia. Ya lo dice otro refrán castellano: «la mentira tiene las patas cortas».
La sombra de Occidente se acorta, y eso facilita los movimientos de otros países. China tiene un proverbio genial: «cuando la sombra se achica, la luz se expande». Una frase que, en la actualidad, se ha oído a su ministro de Exteriores al celebrar el regreso de Siria a la Liga Árabe: «El regreso de Siria a la Liga Árabe demuestra una vez más que cuando la sombra de Estados Unidos se achica, la luz de la paz se extiende». Genial. Una frase certera y genial, además de lapidaria.
Dijo algo más: «el regreso de Siria a la Liga Árabe favorece la fuerza y la unidad de los estados árabes y puede garantizar la paz y la estabilidad; es algo de lo que estar feliz, excepto para cierto país».
¿Qué país? ¿Fácil, no? Pero el ministro chino no ha tenido en cuenta a los vasallos europeos de EEUU. Dóciles, sumisos y lameculos como Alemania. La ministra de Exteriores alemana, la fanática Annalena Baerbock está en Arabia Saudita, país antifrión de la reunión de la Liga Árabe de mañana, y ha «advertido» a los árabes si hay una «normalización incondicional» con Siria porque eso «repercutirá en sus relaciones con la UE».
El Occidente neocolonial es irrecuperable. No hay nada, pero nada, que hacer con esta gente. Salvo destruirla. Y Rusia ha dado un pequeño aviso.
(Publicado en el blog del autor, el 18 de mayo de 2023)