A la tercera tampoco va la vencida (o sí, pero al revés). El lince
Primero, un poco de historia. Para una Europa llena de gente inculta y atrasada, es lo inmediato.
El Imperio Francés contó con la ayuda (llámese mejor sumisión) de los Grandes Ducados de Varsovia, Baden y Berg, las confederaciones de Suiza y del Rin, los reinos de Italia, Nápoles, Baviera, Sajonia y Westfalia contra Rusia en 1812.
El III Reich contó con la ayuda (llámese mejor sumisión) de Finlandia, Eslovaquia, Croacia y los reinos de Rumanía, Hungría e Italia. A medida que se fue expandiendo, se añadieron Polonia y parte de la Ucrania ocupada a los soviéticos (el Comisionado Imperial de Ucrania era el nombre oficial) cuando se puso en marcha la «Operación Barbarroja» contra Rusia en 1941.
EEUU, a través de la OTAN, cuenta con la ayuda (llámese mejor sumisión) de Gran Bretaña, Polonia, Alemania, Portugal, España, Finlandia, Noruega, Canadá, Dinamarca y Países Bajos. Esto solo en lo que hace al anunciado envío de tanques al país 404 -antes conocido como Ucrania-, porque antes ya habían enviado armas soviéticas y otro tipo de armas Eslovaquia, República Checa, Letonia, Estonia, Australia, Suecia, Grecia, Lituania, Bélgica, Luxemburgo, Nueva Zelanda, Bulgaria, Corea del sur, Rumanía y Austria en la guerra contra Rusia desde 2022.
Por lo tanto, nada nuevo bajo el sol. Es el tercer intento de destrucción de Rusia y creen que va a ser el definitivo.
Son los mismos de siempre, con los mismos afanes de siempre. Da igual que Rusia tuviese un gobierno zarista que uno bolchevique o que uno ni se sabe como ahora. Ejemplo: supongo que recordaréis que en mayo del año pasado os comenté que Rusia había abandonado el Plan Bolonia, instaurado por Europa en 1999 y al que se adhirió Rusia en 2003. El Plan Bolonia es la mercantilización de la universidad y una de las primeras cosas que exigió Occidente a Rusia tras la desaparición de la URSS fue el desmantelamiento del sistema educativo soviético. Adherirse al Plan Bolonia fue el remate de ese desmantelamiento. Pues bien, en la esquizofrenia permanente en que vive Rusia Unida, el partido de Putin, ahora se está discutiendo qué partes del sistema educativo actual -vinculado a Bolonia- se mantienen y cuáles no. Poco a poco ganan los partidarios del retorno al sistema educativo soviético, pero muy poco a poco. Así, mientras que se acaba de aprobar el retorno en el próximo curso de clásicos soviéticos como «Así se templó el acero», «La nieve ardiente»o «La joven guardia» a la enseñanza de la literatura, todavía se insiste en que tiene que mantenerse «Archipiélago Gulag», que ya está desde 2009. O sea, esquizofrenia pura porque es como juntar el agua con el aceite. Es imposible. Pero estos son quienes gobiernan la Rusia de hoy, todavía intentando algún puente con Occidente y con miedo al legado de la Unión Soviética.
La cuestión, como desde hace 200 años, es destruir Rusia. Si no se puede desde dentro, y todavía hay una importante quinta columna euroatlántica, desde fuera. Este ha sido siempre el objetivo occidental. Convertir Rusia en un vasallo más, solo que con inmensas riquezas en su territorio.
¿Por qué lo de guerra contra Rusia? Porque es lo que acaba de reconocer la bocazas por excelencia, la fanática y rusófoba ministra de Exteriores de Alemania en la reunión del martes pasado de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa justificando el envío de tanques. Textualmente dijo: “Pero lo más importante y crucial es que lo hagamos juntos y que no hagamos el juego de la culpa en Europa, porque estamos en una guerra contra Rusia y no entre nosotros”.
Poli malo y poli bueno. Mientras esta niñata, la más fanática rusófoba del zombi europeo, lo dice abiertamente, otros intentan achicar agua y siguen manteniendo que no, que la OTAN no es «participante directo». Por supuesto que nadie con medio milímetro de cerebro lo cree, pero así parece que duermen más tranquilos. Y nosotros también. Sin embargo, y es un dato a tener en cuenta, nadie de los asistentes a esa asamblea parlamentaria, ministros de Exteriores incluidos, contradijo a la niñata rusófoba.
Ni que decir tiene que esos tanques tendrán unas tripulaciones propias de los países que los envían, sobre todo alemanes y polacos por mucho que digan de que se instruye a los ucranianos y bla, bla, bla. En los «juegos de guerra» con tanques de la OTAN de los últimos años también participaron ucranianos y sus habilidades dejaron mucho que desear. Puede que ahora estén un poco más formados, pero no al nivel requerido ni mucho menos. Por lo tanto, va a ser divertido ver a los alemanes (y al resto) volviendo en ataúdes.
Pero espera un momento, hasta ahora Rusia se ha limitado a achicharrar todo lo que llegaba, o casi todo, después de amenazar una y otra vez con lo de «las líneas rojas». Estamos como siempre, amagar y no dar. O dar muy limitadamente por aquello de «evitar la Tercera Guerra Mundial» (una estupidez conceptual porque la guerra mundial ya está en marcha). Y Occidente lo sabe y actúa en consecuencia. No ha hecho caso ni a una de esas «líneas rojas». Es, por lo tanto, no solo una demostración de que el país 404, antes conocido como Ucrania, está a punto del colapso sino que es también una humillación más a Rusia… producto de la desesperación. Porque la OTAN está siendo vapuleada (los combates en el Donbás en las últimas semanas han sido obra de sólo dos cuerpos que no forman parte del ejército regular ruso, el Grupo Wagner y la Milicia del Donbás, por lo que la fuerza principal del ejército ruso, que se ha estado acumulando en números extraordinarios, aún no se ha comprometido en la batalla) y ahora no hay otra opción para su prestigio que ir más allá. La pregunta es cuándo llegarán los aviones, porque van a llegar. Porque o eso o asistimos al fin de la OTAN (y de Occidente) de forma repentina. ¡Bum! Con los aviones ese fin occidental llegará de forma más lenta, pero también llegará.
La declaración pública de la fanática alemana le da a Rusia la justificación legal, bajo el derecho internacional, de atacar no solo las bases de entrenamiento de esos tanques en Polonia, Alemania o EEUU, sino de las redes de transporte estén donde estén.
Sé que Rusia no lo va a hacer, y eso nos va a llevar a un momento crítico por la locura occidental. Occidente no puede permitirse el lujo de perder, y está ocurriendo. Por eso sube la apuesta y pretende humillar, aún más, a Rusia. Pretende un movimiento a la desesperada. No lo veo tampoco. Por eso solo queda esperar y ver, aun sabiendo ya que a la tercera tampoco va la vencida para Occidente.
Rusia no va a caer y es mucho más probable que caiga Occidente en bloque. Los chinos -siempre hay que escuchar a los chinos- ya dicen abiertamente que «Occidente está sintiendo el dolor de una guerra prolongada que va a consumir Ucrania, EEUU y Europa».
A la tercera sí va la vencida para Rusia, no para Occidente. A Rusia no le quedará más camino que terminar con los sucesores de Napoleón y de Hitler. Y dejar claro que nunca más podrán levantarse contra ella.
(Publicado en el blog del autor, el 27 de enero de 2023)