Acaba un año de vacas gordas para el eje anglo-yanki-sionista. Tita Barahona
Cuando en febrero de 2022 la Federación Rusa declaró la guerra a Ucrania, todas las grandes empresas mediáticas al servicio de Estados Unidos y sus países aliados de la OTAN lanzaron una rabiosa campaña de rusofobia mientras imponían duras sanciones económicas a Rusia (que a la postre sólo han perjudicado a Europa, especialmente a la que fue su locomotora, Alemania, que ahora es furgón de cola); vetaban la participación rusa en las competiciones deportivas, censuraban los medios rusos, expulsaban a los estudiantes de esta nacionalidad de varias universidades y llegaban al absurdo de prohibir las obras de literatos y compositores rusos.
En vivo contraste, el genocidio (así calificado incluso por ese organismo tan gigante como inútil llamado ONU), que desde octubre de 2023 el Estado sionista de Israel ha acelerado de manera salvaje en Gaza, no ha merecido sanciones de ningún tipo, vetos ni campañas de “israeli-fobia” por parte de los mismos regímenes que tanta indignación mostraron por las acciones militares de Rusia. Es más, cualquier crítica al terrorismo sionista la tachan de «antisemitismo» y las manifestaciones de apoyo al pueblo y la resistencia de Palestina son duramente reprimidas en los que pasan por ser países modelo de libertades democráticas.
Las atrocidades, todas ellas documentadas, a las que Israel está sometiendo al pueblo palestino han superado el nivel que alcanzaron las de los nazis alemanes en el siglo pasado. Sin embargo, en Europa, el único Estado que ha roto relaciones diplomáticas con Israel es Irlanda. Fiel sierva del eje anglo-yanqui-sionista, el régimen de la Unión Europea se ha unido al coro que oculta, cuando no blanquea o justifica, las masacres, torturas, violaciones, campos de exterminio, robos, hambrunas y todos los crímenes de lesa humanidad que el ente sionista está cometiendo en Gaza.
Mientras escribimos estás líneas, las fuerzas israelíes han atacado el Hospital Kamal Adwan, en el norte de la Franja, utilizando aviones no tripulados, robots cargados de bombas y otros vehículos militares. Un crimen de guerra más añadido a la larga lista de los que permanecen impunes.
Estos tiempos serán recordados como los años de la vergüenza
Para quienes no se informan exclusivamente a través de la prensa, radio y televisión al servicio de la propaganda Otanista, lo cual constituye más deformación que información, varias cosas han quedado claras en este año que termina.
En primer lugar, la Europa de “los valores”, cumpliendo las órdenes de la Casa Blanca, intenta empujarnos a una guerra con Rusia bajo el falso alegato de que quiere invadir Europa. Para ello está aumentando sus presupuestos militares a costa de reducirlos en servicios básicos para sus clases trabajadoras (sanidad, educación, vivienda, transporte, prestaciones sociales…); presupuesto que va en buena parte canalizado al apoyo económico al régimen pro-nazi de Kiev. Recientemente, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha pedido a los ciudadanos europeos que “hagan sacrificios” para inflar el “presupuesto de Defensa”.
En segundo lugar, queda patente que la Europa occidental, como lacaya del eje anglo-yanqui-sionista, es copartícipe en el genocidio del pueblo palestino. Aparte de la venta de armas que no ha cesado al ente sionista, lo demuestra igualmente la inmunidad que Alemania, Francia y Reino Unido han otorgado explícitamente al criminal Netanyahu, que tiene orden de arresto emitido por la Corte Penal Internacional (el resto de países de la UE, incluido el Reino de España, lo hacen implícitamente).
Para los citados regímenes europeos, en Palestina no hay derechos humanos que defender, porque asumen el principio supremacista del sionismo de que los palestinos no son humanos, de manera que el régimen de Netanyahu puede seguir sepultando bajo toneladas de escombros, quemar vivos o mutilar horriblemente a los niños y las niñas gazatíes, que son su principal objetivo, y arrasando las infraestructuras, viviendas, hospitales, escuelas, universidades, mezquitas, iglesias, hasta dejar el territorio de la Palestina ocupada convertido en un inmenso solar, listo para establecer en él nuevos asentamientos ilegales de colonos y encerrar a la población palestina superviviente en cantones militarizados.
En tercer lugar, se ha descorrido el velo que cubría la verdadera cara totalitaria de las llamadas democracias occidentales. No es nada nuevo que cuando un país elige a un candidato que no se ajusta a la agenda Otanista y de servidumbre al régimen de Washington, es sistemáticamente presentado en los grandes medios como “pro-ruso” o de “extrema derecha”, aunque no lo sea, y se emprende una campaña para deslegitimar las elecciones, generalmente mediante la peregrina justificación de que hubo “injerencia de Rusia” en ellas.
Lo hemos vuelto a ver recientemente en Georgia, donde, ante la victoria electoral del partido “Sueño georgiano”, Washington y Bruselas trataron de orquestar una especie de nuevo Maidan, que finalmente ha fracasado. En Rumanía, sin embargo, han tenido éxito las maniobras para anular las elecciones que dieron la victoria al candidato anti-guerra Calin Georgescu, mientras la OTAN construye una enorme base en territorio rumano.
Tras el caos de Afganistán, Irak y Libia, le llegó el turno a Siria
Este ha sido, en general, un año de vacas gordas para el eje anglo-yanqui-sionista; vacas cebadas con centenares de miles de muertos en Oriente Próximo y el gran botín que ahora Estados Unidos, Turquía e Israel o, lo que es igual, la OTAN, se repartirán en Siria, tras el rápido y fulminante derrocamiento del régimen de Bashar al-Assad por la facción islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), lo que implica la desaparición de la República Árabe Siria, el único Estado aconfesional de la región y apoyo de la resistencia palestina.
Varios analistas llevan mucho tiempo avisando que uno de los objetivos estratégicos del ataque de EEUU-OTAN a Siria, iniciado en marzo de 2011, era la partición del país en pequeños estados agrupados por sectas y etnias. Esto corre el serio peligro de consumarse desde el pasado 8 de diciembre, justo tras la retirada sionista del Líbano, donde Israel no logró el objetivo de destruir a Hezbolá. El mismo día que entró en vigor el alto el fuego en Líbano, los aviones sionistas bombardearon dos pasos fronterizos entre este país y Siria. Con ello se evitaba que Assad pudiese contar con el apoyo Hezbolá. Fue entonces cuando se produjo el avance relámpago de Hayat Tahrir al Sham (HTS).
Sobre la rapidez con la que HTS llegó hasta Damasco y la no intervención de Rusia e Irán, aliados de Siria, ha habido lecturas diversas, algunas dispares. Recomiendo la ofrecida en una entrevista reciente por el estudioso de la nación siria, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, Pablo Sapag.
El líder de HTS y ya gobernante de facto en Siria, Abu Mohammed al-Jolani, inició su militancia yihadista en las filas de al-Qaeda, que, como es público y notorio, fue creación de los servicios secretos de EE.UU, Israel y varios países europeos. Al-Jolani fue socio de Abu Bakr al-Baghdadi, fundador en 2013 del Estado Islámico (ISIS) en Irak y Siria. En 2011, al-Jolani se trasladó a este último país para crear el Frente Al-Nusra, facción que estuvo involucrada desde sus inicios en la operación de Estados Unidos y la OTAN para destruir el Estado sirio.
Para cubrir hipócritamente las apariencias, en 2014, EE.UU, la Unión Europea y el Consejo de Seguridad de la ONU clasificaron al Frente Al-Nusra como organización terrorista y pusieron precio de 10 millones de dólares a la captura de su líder al-Julani. Este, en 2016, rompió formalmente sus vínculos con al-Qaeda y un año después cambió el nombre de su facción por el de Hayat Tahrir al-Sham (HTS). Bajo el mando de al-Jolani, HTS se convirtió en la fuerza dominante en Idlib, el mayor bastión «rebelde» en el noroeste de Siria.
De peligrosos terroristas a «yihadistas moderados»: la obra de la propaganda Otanista
Desde su toma de Damasco el pasado 8 de diciembre, los grandes medios de propaganda Otanista, que, no olvidemos, son un arma de guerra cada vez más eficaz, el terrorista al-Jolani ha pasado por un proceso de dry-cleaning mediante el cual, aplicándole jabones y lejías junto a retoques estéticos, se ha convertido en un celebrado “luchador por la liberad”, un “islamista moderado” y un “yihadista amigo de la diversidad” en traje Armani.
EE.UU ha borrado a HTS y al-Julani de la lista de organizaciones terroristas, lo cual no han tardado en hacer toda su corte de bufones atlantistas. El ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, ya contempla esas posibilidad. Cuba, sin embargo, que no ha amenazado a ningún otro país, se mantiene en esta lista.
Respecto a Assad, esos mismos medios de propaganda y la plantilla de periodistas mercenarios que tiene en nómina -en Televisión Española hay una muy aventajada-, no han dejado ni un momento de difundir la imagen del ex-presidente sirio como un dictador asesino, valiéndose de burdas manipulaciones como en los casos de Irak y Libia y como también hicieron años atrás en Siria los Cascos Blancos, creación de los servicios de inteligencia británicos, escenificando escenas de masacres.
En estos últimos días, los periodistas mercenarios no han cesado de difundir la liberación de personas supuestamente inocentes encarceladas en condiciones penosas y las fosas comunes de cientos de miles, si no millones, de cadáveres encontradas en suelo sirio. Dos de las imágenes de esas cárceles fueron, una de ellas hecha con Inteligencia Artificial; la otra tomada de un museo de la guerra de Saigón. Estas descaradas distorsiones han sido ya desenmascaradas en las redes sociales. Pero no importa. Lo esencial que es que desde prensa, radio y televisión lleguen a todos los hogares y prendan en la opinión pública.
No les quepa duda de que estos periodistas mercenarios habrían justificado la represión del gueto de Varsovia en 1943 por parte de las SS nazis, alegando el derecho de éstas a defenderse, u ocultado la existencia de los campos de exterminio.
De la misma manera, mientras en estos días pasados las televisiones presentaban a una población siria feliz con los nuevos amos yihadistas “inclusivos”, callaban sobre el linchamiento de personas pertenecientes a las minorías religiosas (alauitas, chiitas, cristianos, entre otras), el saqueo de sus casas y la profanación de tumbas y centros de culto. Ello además del intento de imponer la Sharia (ley islámica), con la consiguiente obligación de las mujeres de salir a la calle cubiertas y acompañadas de varón. El descontento de esas minorías con estas acciones terroristas está provocando la formación de guerrillas armadas contra el HTS.
Sobre Assad no pesa -todavía- una orden de arresto de la CPI; sobre Netanyahu, sí. No obstante, los medios te dicen repetida y machaconamente que aquél es un dictador cruel y nunca que éste es abierta y claramente un genocida. Tampoco los periodistas mercenarios nos explican por qué, después de masacrar Gaza y el Líbano, el régimen genocida de Israel ya ha ocupado unos 500 km² de territorio sirio y se dedica a bombardear impunemente a una nación que ya no está en manos de Assad sino en las de sus socios de Al-Qaeda, que les están trasfiriendo las armas incautadas al Ejército Árabe Sirio.
El pasado 16 de diciembre, el ente sionista arrojó una bomba en la ciudad de Tartus que, a juzgar por las imágenes que se difundieron en redes sociales, se asemejaba a un arma nuclear ya que produjo un temblor equivalente a un terremoto de 3,0 en la escala de Richter.
De hecho, antes de la caída Assad, Israel estuvo bombardeando Siria casi todas las semanas durante los últimos 3 años, y al menos mil veces en los últimos 5, como recordaba recientemente el medio MintPress News. Añadamos que EE.UU lleva desde mucho antes robando el petróleo y el gas que pertenecía a la nación siria.
¿El Gran Israel en el horizonte?
El nuevo escenario más plausible en Siria es su partición de facto en varias entidades de distinto tamaño en función de los intereses de las potencias que han participado en su destrucción. Si este escenario se consolidara, lo cual es muy posible que no se hiciera sin gran resistencia, las consecuencias regionales y globales serían muy beneficiosas para los sionistas auto-declarados elegidos de dios y su proyecto colonialista-supremacista del «Gran Israel«, ya que, de pequeño Estado que actúa como base militar de EE.UU/OTAN en Asia Occidental, pasaría a dominar toda la región desde el noreste de Egipto hasta parte de Irak.
(Publicado en Canarias Semanal, el 23 de diciembre de 2024)