Al final de este viaje. El lince
Terminó la reunión de autistas, más conocida como «cumbre de la OTAN». Y ha terminado con una banda sonora que demuestra en qué lugar estamos: han dado la vuelta a una canción de John Lennon, y han cantado al unisono«Dale una oportunidad a la guerra». No solo las bombas de racimo de EEUU, sino los misiles de largo alcance de Francia, que se suman a los ya entregados por Gran Bretaña. Y pronto veremos a los de EEUU. Es una muestra del pánico total en que está la OTAN, aunque se disfrace de una medida fuera de la OTAN y dentro del fantasmagórico G-7 como «acuerdos bilaterales».
Con la pretendida «izquierda» siendo una firme partidaria de la OTAN -un movimiento que comenzó con la guerra contra Yugoslavia, una guerra que destrozó a la UE como factor geopolítico, ademas de ser violatoria del derecho internacional, como las de Irak o Afganistán- y el auge del fascismo no queda mucho espacio para la esperanza, entendida como cordura, en el Occidente colectivo.
Tenemos una OTAN «decidida a defender los derechos de las mujeres» (enero de 2018) y ahí están las primeras ministras y ministras de algunos países europeos siendo más papistas que el papa, con la fanática Annalena Baerbock en cabeza. «Mujeres fuertes como complemento perfecto para los hombres fuertes autoritarios» (sic). Tonterías de estas se leen sin rubor en las publicaciones de la OTAN. Lo vuelven a decir (punto 70 de la declaración final).
Tenemos una OTAN «defensora de la vida cívica» (marzo de 2020) y «preocupada por el entretenimiento y la educación» que, aprovechando la pandemia, lanzó su primer concurso de «novela gráfica para jóvenes artistas» y su primera «cumbre de influencers» (por videoconferencia, claro, aunque en 2022 estuvieron presentes por primera vez en la cumbre de Madrid).
Y tenemos la OTAN «diversa e inclusiva» (marzo 2021) con gran contento LGTBQ. Se ha publicado con toda fanfarria que son 50.000 el número de «combatientes LGTBQ» en el país 404.
La progresía está fascinada por completo con el espectáculo. Y siguiendo a sus maestros verdes alemanes, ha abandonado la neutralidad y la oposición a la guerra. Ya se sabe, Putin es maligno y Rusia peor aún. Y la OTAN es guay. Ahí estamos.
Pero la cosa no va bien, nada bien para la OTAN y sus panegiristas. El triunfalismo de la cumbre del año pasado en Madrid se ha convertido en consciencia de su debilidad militar en la cumbre de estos días de Vilna, por mucho que se lo encubra de ambición y agresividad. Discursos y documentos vacíos que no ocultan la gran preocupación por lo que ocurre y la progresiva pérdida de credibilidad, e influencia, occidental.
Y, además, está esto.
Es algo más que gracioso: es patético. Fijaos en el segundo subtítulo: «Los líderes pasaron el miércoles limpiando…» la pataleta del bufón. Cómo tuvo que ser la cosa para que alguien en los medios de propaganda rompa el mundo idílico de que la cumbre fue un éxito, que todo va bien, muy bien, que la OTAN está más unida que nunca y demás estupideces.
El debilitamiento de la OTAN es notorio: sus armas no son buenas, se han quedado sin munición, no han mejorado la adquisición de material militar «para su seguridad» y todo lo que han dado y dan al país 404, antes conocido como Ucrania, arde y arde como hierba seca. La OTAN dice que el gasto del 2% del PIB para defensa «es lo mínimo» que tienen que hacer los países. Vamos a ver si la gente lo aguanta o no, porque eso irá en detrimento de lo de siempre: sanidad y educación. Aunque visto el enamoramiento de la progresía con la OTAN, por aquello de los colorines y del me gusta, es probable que la gente trague.
Como traga toda esta sarta de tonterías que acaban de aprobar: se promete avanzar en el proceso de «adhesión» del pais 404, eliminar los obstáculos para que se una a la OTAN y «reducir el proceso de adhesión de Ucrania de dos pasos a uno». La declaración también dice que se extenderá una «invitación» al país 404 «con el consentimiento de los estados miembros y el cumplimiento de las condiciones». Pero vale la pena señalar que la OTAN no da más detalles sobre las condiciones para la «adhesión» ni hay un calendario específico.
Y la chulería, como en Madrid y que demuestra el vasallaje europeo a EEUU: insiste en China como enemigo. Palabras mayores para China, puesto que se menciona más a China que en la cumbre de Madrid del año pasado. China es el gran objetivo para Occidente y Rusia está deteniendo estos planes y haciendo tambalearse a la mafia occidental. Por eso la insistencia en el país 404, porque se acaba el tiempo para ir contra China, a la que se presenta como una «amenaza» en los campos de la política, la seguridad, la ciencia y la tecnología, así como en el comercio y la economía. O sea, para la hegemonía occidental. Ni el agua es tan clara.
Además, fijaos en lo que dice el documento final que han aprobado: «la asociación estratégica cada vez más profunda entre la República Popular China y Rusia y sus intentos de reforzarse mutuamente para socavar el orden internacional basado en normas van en contra de nuestros valores e intereses»; «las ambiciones de China desafían los intereses, la seguridad y los valores de la OTAN».
Un país soberano que hace lo que quiere (¿no es esto lo que dicen del país 404?) «desafía los valores» de la OTAN. De nuevo unos valores que no valen nada. El lenguaje para bobos que caracteriza a Occidente y que tanto encandila a los «progres».
Algunas cosas más que demuestran la fragilidad y debilidad de la OTAN: «La OTAN llama a todos los países a cesar todo apoyo a Rusia en la operación militar especial» (no está mal que año y medio después se siga insistiendo en lo mismo, lo que refleja el estado real de su influencia en el mundo); «La integración militar de Rusia con Bielorrusia afecta la estabilidad regional y la defensa de la OTAN» (no entienden la pasiva, el que la integración militar de tal y cual en la OTAN afecta la estabilidad y defensa de Rusia, por ejemplo); «Los países de la OTAN evitarán que Irán desarrolle armas nucleares» (ni una palabra sobre quién se retiró del acuerdo y del incumplimiento del mismo por Europa). Y así todo. Son 90 puntos, por si tenéis estómago para leerlos todos.
Dado que los hippies «progres» reinterpretan a John Lennon y que se comportan no solo como autistas sino como ciegos, no está de más culturizarlos un poco para sacarlos de su ignorancia y decir que su canción es esta, «Nunca habrá paz», de los Blind Boys of Alabama. Por aquello de que no ven, que al menos oigan.
Es la resolución aprobada ayer que condena las quemas públicas de varios libros sagrados (inspirada en las recientes quemas del Corán en Suecia). Fijaos en los votos en rojo y volved a lo de los «valores» de la OTAN.
Visto lo visto, al final de este viaje solo quedaremos unos cuantos, así que he optado por esta clásica canción de Silvio Rodríguez que define perfectamente la situación. Porque está claro que somos pocos y casi, casi, de la prehistoria (ellos y ellas son lo moderno, por supuesto). Pero somos prehistoria que tendrá el futuro.
P.D.- El Parlamento ruso ha aprobado una propuesta para que las armas occidentales destruidas se exhiban frente a las embajadas de los países de la OTAN. Es la respuesta a lo que ya hicieron los occidentales en febrero de este año (con malos resultados, todo hay que decirlo, porque los ciudadanos cubrieron de flores el tanque expuesto en Alemania, por lo que lo tuvieron que retirar). Se planteó por primera vez en marzo y se aprueba ahora. Tras la victoria de Stalingrado, en la URSS se hizo un «parque temático» del armamento nazi destruido y capturado en el Parque Gorki de Moscú que se mantuvo desde 1943 a 1948. No hubo moscovita que no lo visitase.
Conociendo la burocracia rusa, no es probable que se haga a corto plazo. Tardará aún un tiempo, pero si se hace -si se hace- casi merecerá la pena un viaje turístico por Moscú. O invitar a la OTAN (y a los «progres») a que tenga allí su próxima cumbre para que hagan como los ciegos: ya que no ven, que toquen los restos de sus «wunderwaffen», sus armas maravillosas y se hagan una idea del nuevo mundo.
(Publicado en el blog del autor, el 13 de julio de 2023)