El coeficiente intelectual. El lince
Dicen que Marylin Monroe tenía un coeficiente intelectual muy alto, mucho más que Kennedy y otros prebostes políticos estadounidenses. Y que los europeos. Y, por supuesto, que los pretendidos «periodistas», del régimen o «alternativos».
No hay que tenerlo tan alto como Marylin para ver que Occidente está desesperado. Frente a Rusia, frente a China, frente a Irán. Occidente está en fase terminal, y lo saben por mucho que todavía sigan haciendo circular la droga (que algunos todavía compran) de que son lo más de lo más.
Un par de cosas previas: el 17 de enero China e Irán anunciaron conjuntamente que se inciaba de forma oficial la implementación del plan integral de cooperación de 25 años que firmaron en julio de 2020. Con ello, el yuan pasa a ser, junto al euro, la moneda de comercio entre los dos países. En virtud de este acuerdo ya se han comenzado a publicar las primeras cifras: hasta que EEUU se retiró del acuerdo nuclear, en 2018, el volumen total de las inversiones occidentales en Irán apenas llegaba a los 5.000 millones de dólares, mientras que en 2021, aún sin haberse iniciado formalmente el plan de cooperación, las inversiones chinas sobrepasaron por poco los 16.000 millones. Pregunta para los estúpidos occidentales: ¿de verdad creéis que eso de las sanciones máximas, del infierno y otras tonterías, va a hacer desistir a los países que deciden enfrentarse a Occidente de sus pasos por la soberanía política, económica, cultural y social? ¿Por qué creéis que Irán no ha desaparecido como la Atlántida? Ahora, pensad en Rusia.
El 30 de enero, Irán y Rusia anunciaron que dejan de usar el dólar en su comercio bilateral. Eso no va a ser de la noche a la mañana (y esto va para quienes sueñan con los suministros alternativos de gas a Europa, como si fuese de hoy para mañana), pero que se anuncie una semana después de que el presidente iraní visitase Moscú a alguien le debería hacer pensar. Y no hace falta llegar al coeficiente intelectual de Marylin para sacar conclusiones.
A pesar de su inteligencia, Marylin siempre fue la «chica tonta». Pero donde hay montones de chicos y chicas tontas, y sin la inteligencia de Marylin, es en EEUU, que ha pedido a China, ni más ni menos que a China, que «use su influencia con Rusia» para la «crisis» con Ucrania. O sea, se le pide a China (a la que también se amenaza y sanciona) que influya en su aliado militar, porque lo es, porque de Rusia depende gran parte de la modernización del Ejército chino (especialmente en el aire y la seguridad defensiva y de radares), para que actúe contra los intereses nacionales de China porque los chicos tontos no saben cómo salir del atolladero.
Pero es algo más: es el reconocimiento implícito de que ni EEUU ni la OTAN tienen la menor capacidad militar para hacer frente a Rusia si Rusia lo decide tras el no-documento de estos dos fanfarrones. Sumad a eso que el títere ucraniano se ha movido sin permiso del titiritero al decir que no hay señales de «invasión» y que la retórica de EEUU es «demasiado provocativa».
A buen seguro, todos los chicos tontos en EEUU y Europa siguen pensando que el mundo es igual que en 2014, cuando Crimea optó por no reconocer el golpe del Maidán, disociarse de los nazis ucranianos y solicitar la anexión a Rusia. Entonces China se abstuvo de reconocer la anexión porque no quería verse implicada en algo en lo que tendría que optar. Pero el abstenerse no supuso una condena, y eso Occidente debió haberlo visto.
Desde entonces, y como consecuencia de ello (sobre todo por las sanciones), el acercamiento entre Rusia y China ha sido constante hasta llegar al nivel de hoy, a nivel político, económico y militar. La postura de Occidente contra Rusia a partir de ese 2014 cambió el mundo y el equilibrio de poder para siempre.
Hay una petición interesante de s8a que voy a satisfacer: si he dicho que no hay que hacer caso del inmenso montón de mierda que leemos, vemos y oímos de los chicos y chicas tontas en Occidente y que lo que hay que leer es a Rusia, aquí van los documentos que se enviaron a la OTAN y a EEUU.
(Publicado en el blog del autor, el 31 de enero de 2022)