Declaraciones

El frente antiimperialista internacionalista contra la traición en el referéndum de la OTAN

El 12 de marzo se cumplen treinta y dos años desde que, en el estado español, se llevara a cabo un referéndum donde se planteaba la continuidad de España en las estructuras de la OTAN, a la que el gobierno de Calvo Sotelo (UCD) había incorporado en 1982, supeditando esta permanencia a tres condiciones esenciales:

  • La participación de España no incluirá su incorporación a la estructura militar integrada.
  • Se mantendrá la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español.
  • Se procederá a la reducción progresiva de la presencia militar norteamericana en España.

Catalunya, Euskadi, Nafarroa y Canarias fueron los territorios donde el NO obtuvo la mayoría de votos; en el resto, el SI se impuso por un escaso margen y no de forma pacífica.

Resulta altamente clarificadora la trayectoria que siguió el PSOE con Felipe González desde la entrada de España en la OTAN en el 82 con un “OTAN, de entrada no”, hasta afirmar en el 84 que la OTAN reunía a “los países democráticos”. Este giro de 180º desde su planteamiento inicial revela su descarada utilización electoralista y ya hacía presagiar que aquellas promesas y supuestas garantías iban a quedar en un engaño y una traición.

Con independencia de lo capcioso de la pregunta en sí misma, pues se diseñó para arrancar un ‘sí’ a una población mayoritariamente proclive a la no pertenencia a esta organización militar, casi de inmediato se pone de manifiesto la nula voluntad de cumplir con lo prometido y votado. Poco después, el estado español firmaría un Convenio de Cooperación con los Estados Unidos por el que “ambos Gobiernos otorgarán las autorizaciones reguladas en el presente Anexo sin solicitar información sobre el tipo de armas a bordo de los buques”. Además, los barcos” estarán exentos de inspecciones, incluidas las de aduanas y sanidad”, lo que deja en evidencia la retórica vacía de una prohibición para la que no se establecen medidas de control.

Las consecuencias de la permanencia en la OTAN se plasmaron muy pronto en el apoyo entusiasta del estado español al proceso de destrucción de Yugoeslavia desencadenado por lo que después sería la UE. Con gran ensañamiento, los países aliados, principalmente Alemania y EEUU, la desestabilizaron económica y políticamente para promover su desintegración, proporcionando armas y apoyo a los fascistas croatas y bosnios. De ahí se pasó a una intervención militar directa en Bosnia, apoyada por una gigantesca campaña de intoxicación mediática que la presentaría como una “intervención humanitaria”, para concluir con una operación unilateral de destrucción de Serbia por la OTAN, ambas con participación de fuerzas españolas. Esta sería su primera “guerra” abierta, dirigida por el infame miembro del PSOE, el español Solana, como su Secretario General.

La primera de las condiciones del referéndum fue pronto violada por el gobierno del PP de José María Aznar, abriendo así la puerta a la participación activa en casi todos los escenarios bélicos del imperialismo (Irak, Afganistán, Libia, etc.) promovida por los sucesivos gobiernos, con el claro propósito de lograr un hueco en las estructuras imperialistas.

De igual forma, se incumple el segundo de los condicionantes de la consulta al introducirse posteriormente una cláusula al Convenio por la que EEUU puede instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español “previa autorización del gobierno”, que queda en nada al no existir medios para controlar el movimiento de tales armas por nuestro territorio.

En cuanto a la reducción progresiva de la presencia militar de los EEUU en el estado español, la política de todos los gobiernos ha sido precisamente la contraria. La base de Rota pasa por ser una de las más importantes de Europa, desde donde parten buques de guerra que disparan sus armas sobre ciudades y territorios de Oriente Próximo. Aquí tienen su base los buques del componente naval del “escudo antimisiles” que hacen constante la presencia de varias fragatas norteamericanas en la zona. Por su parte, la base de Morón ha sido punto de escala y repostaje de la aviación estratégica de los EEUU en todas las campañas del Mediterráneo, Oriente Próximo, Asia Central y África. En 2015, el gobierno aceptó la presencia permanente en Morón de una fuerza de 2.200 marines para su despliegue inmediato en operaciones en África y Oriente Próximo.

A todo ello hay que sumar la creación en territorio español de dos instalaciones militares clave para la OTAN: el Centro de Operaciones Aéreas Combinadas (CAOC) de Torrejón y el Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad de Bétera (Valencia).

El gobierno de Felipe González, buscando afianzar el lugar del estado español en la cadena imperialista, utilizó el referéndum de 1986 para desactivar las legítimas reivindicaciones populares de paz y seguridad con promesas que no tenía la menor intención de cumplir. La simultánea incorporación a la Unión Económica Europea (devenida luego en la UE) que fundamenta su “defensa” en la OTAN, consagraba así la participación española en la mayor y más criminal estructura de dominación de clase de todos los tiempos.

Los principales actores del régimen del 78 han conseguido construir un poderoso consenso para exhibir banderas rojigualda en balcones, pulseras, tirantes y hasta en la correa de los perros, mientras pasa desapercibida su apuesta por la guerra, ya sea económica o militar, para destruir cualquier país que no se pliegue a los intereses económicos de su burguesía. No han vacilado un instante en vender la soberanía de las naciones y pueblos que integran el estado español a cambio de que le sea reconocido su papel en el escenario imperialista. Para esta burguesía, la soberanía y la patria se hallan en su “sagrada propiedad privada” y en su cuenta de beneficios; todo lo demás es capaz de venderlo sin el menor escrúpulo, por mucho que lo maquillen a través de los medios de información a sus órdenes. Por ese motivo, para esta clase social parasitaria, es mucho más importante aumentar hasta un 80% el gasto militar, claudicando servilmente a las exigencias del “socio” norteamericano, que destinar más presupuestos para sanidad, educación o políticas sociales, cada día más deficitarias por exigencias de la UE.

Como FAI, denunciamos la traición y el engaño cometidos contra los pueblos del estado español a raíz del referéndum de 1986. Denunciamos la presencia de bases militares en distintos puntos de nuestros territorios que albergan fuerzas de la OTAN empleadas por el imperialismo de los EEUU y la UE en la agresión continua a países que son víctimas de su afán depredador. Igualmente, denunciamos que dichas fuerzas constituirán, sin ninguna duda, un agente de intervención en posibles conflictos internos y que serán utilizadas para reprimir cualquier reivindicación popular que afecte a los intereses de la oligarquía.

Por último, resulta altamente preocupante la indolente postura del gobierno y las fuerzas políticas del régimen del 78 con su entregada actitud ante la actual escalada bélica desatada por la administración de los EEUU, que ha llevado al planeta al borde de una guerra nuclear de consecuencias catastróficas y que sitúa al territorio español en el blanco de las posibles represalias, sin que sea posible vislumbrar otros beneficios más que los del capitalismo financiero y de las grandes corporaciones trasnacionales.

Desde el FAI hacemos nuestra la legendaria consigna de las Marchas a Rota:

¡OTAN NO, BASES FUERA!

¡NO PASARAN!

Frente Antiimperialista Internacionalista, 12 de marzo de 2018

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