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En el espíritu de las multitudes. Farruco Sesto

¿Cuál es el sentido de la militancia en el PSUV? Voy a tratar de explicar el que yo le doy a la mía. Todo comienza con la idea de cambiar el mundo.

Cambiar el mundo. Un sueño más o menos común en algún momento temprano de la vida, cuando se es joven, y hasta en alguna edad un poco más allá, con algo del camino andado. Esa es, seguramente, la más hermosa de las ilusiones posibles. Pero la cuestión es conseguirlo.

La historia nos enseña que siempre hubo, desde luego, algunas mujeres y hombres que lo lograron en términos individuales. O que por lo menos consiguieron modificar la mirada con que la humanidad se ve a sí misma y a lo que la rodea. Pero son la excepción entre los miles de millones. Ese Francisco de Asis que santifica la sencillez y el amor fraternal a las cosas. Ese Picasso que le da la vuelta completa a las formas expresivas. Ese Einstein que redefine las leyes del espacio y el tiempo. Ese Ernesto Guevara, que recualifica el amor al prójimo. Es evidente que después de ellos, nuestra mirada al mundo se ha hecho distinta. Y que todos hemos ganado.

Pero ese sueño que algunos han podido realizar en parte, simplemente encontrando una hebra y tirando de ella, como si fueran unos privilegiados del azar, no está individualmente al alcance de la mayoría de nosotros. Y mucho menos, cuando a la idea sustantiva de cambiar el mundo, a esa ilusión de lo posible, a esa intención de vida, le agregamos además unos determinados adjetivos que le den un sentido de humanidad.

¡Ah, porque esa ya no es tarea de un solo individuo! Ni aunque te llames Lenin, ni aunque te llames Fidel, ni aunque te llames Ho, ni aunque te llames Chávez. Allí se necesitan las multitudes. Sin ellas cómo principales protagonistas, no hay manera de conseguirlo.

Más ¿cómo se logra que ese hervor de las multitudes sea canalizado para que efectivamente pueda cambiarse al mundo de base, vale decir un país, una sociedad entera?

En mi caso siempre he tenido claro que se necesita una vanguardia con la capacidad política y cultural necesaria para darle sentido y orientación a la profunda, humana y siempre justa voz de las multitudes. Una vanguardia, un partido político, que asuma la misión, ya no como un asunto personal de cada quién, sino como una tarea de equipo, de un gran equipo.

Reflexiones que se me ocurren con motivo del centenario del Partido Comunista Chino. A partir de las cuales imagino el futuro del PSUV.

Y lo profetizo ya desde ahora: Yo estaré allí, cuándo sea nuestro PSUV el que cumpla 100 años. Sé que de alguna manera estaré presente, diluido en el espíritu de las multitudes.

(Publicado en Correo del Orinoco, el 6 de enero de 2022)

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