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¿Hay nazismo en Ucrania? José A. Amesty

Al inicio de la intervención militar de Rusia en Ucrania el 26 de febrero 2022, el presidente Vladímir Putin hablo de erradicar el nazismo-desnazificar ese país, como uno de los objetivos a lograr.

¿Pero qué es el nazismo? Según Wikipedia, “El nacionalsocialismo, comúnmente acortado a nazismo, es la ideología del régimen que gobernó Alemania de 1933 a 1945 con la llegada al poder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán de Adolf Hitler. A su vez, El nazismo es una forma de fascismo que demostró un rechazo ideológico hacia el marxismo, la democracia liberal y el sistema parlamentario. También, incorporó un ferviente antisemitismo, el racismo científico y la eugenesia en su credo.

La eugenesia “es la eliminación de individuos que la ciencia convencional considera ser portadores de genes defectuosos o que no cumplen con los estándares genéticos y biológicos fijados. La palabra eugenesia viene del griego y se compone por eu que indica ‘bien’, ‘correcto’, y genia, que se refiere al origen. El régimen nazi alemán utilizó experimentos crueles e inhumanos, para buscar la raza perfecta según ellos”.

No obstante, el nazismo ucraniano, según el excelente periodista y escritor Pepe Escobar, “Por lo tanto, Ucrania no es un caso de “nacionalismo blanco”, por decirlo suavemente, sino de un “nacionalismo ucraniano anti-ruso”, que se manifiesta a través de saludos al estilo nazi y símbolos al estilo nazi” en su artículo ““¿Quién trabaja para que el nazismo sea “grande de nuevo”? De aquí, como vemos actualmente en Ucrania, el realce del odio a los rusos.

No en balde lo anterior, deseamos explicitar y comprobar que Ucrania se ha convertido en un ghetto para los nazis de cualquier origen.

Lo curioso e increíble es que últimamente Ucrania, EEUU, OTAN y los medios occidentales capitalistas, se han dado a la tarea de enfatizar que Ucrania no es nazista, quieren imponer la narrativa de que no hay nazismo en este país.

Según el escritor Dax Toscano Segovia, en su artículo “Propaganda mediática y guerra psicológica al servicio de EEUU y la OTAN (II)”, los bombardeos en la región de Donbass, son causados por el “ejército de Ucrania y los batallones neonazis adjuntos a él”.

Así mismo, el autor enfatiza “Desnazificar Ucrania es una necesidad imprescindible, pero EEUU y la OTAN prefieren mantener a un régimen amparado por grupos neonazis, enviando millones de dólares en ayuda militar, para alargar el conflicto y su aparato militar industrial seguir obteniendo ganancias”.

A su vez, el periodista Pepe Escobar, en su artículo “¿Quién trabaja para que el nazismo sea «grande de nuevo»?, señala “Mariupol finalmente está a punto de ser completamente desnazificada, ya que el batallón Azov, atrincherado durante mucho tiempo en la ciudad (y utilizando a civiles como escudos humanos) fue su fuerza de combate ucraniana más dura de derrotar”. “Ganando más dinero que los soldados regulares, el Batallón Azov terminó absorbiendo a casi todos los grupos neonazis y fueron enviados a luchar contra el Donbass”.

“Y pronto el batallón Azov se incorporó como Regimiento Azov a la Guardia Nacional de Ucrania”.

Hay otros datos de Escobar “Hace un año los principales medios de comunicación de EEUU llegaron a publicar algún artículo sobre los neonazis de Azov y Aidar, pero rápidamente se impuso una narrativa neo-orwelliana: no hay nazis en Ucrania. La filial de la CIA, el NED, comenzó a eliminar los registros sobre el entrenamiento de los miembros de Aidar. Solo hace unos días una red de noticias independiente publicó un video de un comandante de Azov entrenado y armado por la OTAN, pero con una completa iconografía nazi”.

Finalmente, apunta “Así que Ucrania, con sus patéticas bandas neonazis, es exclusivamente un peón prescindible en el desesperado impulso por detener algo que está más allá del anatema, desde la perspectiva de Washington: una Nueva Ruta de la Seda germano-rusa-china totalmente pacífica”.

Por otro lado, el editor de política exterior Alis Roussinos, en su artículo “La verdad sobre las milicias de extrema derecha”, muestra que hay un binomio milicias de extrema derecha y nazismo, “No obstante, cuando termine la guerra, tanto Zelensky como sus apoyos occidentales deberán procurar por todos los medios que no empoderen a grupos cuyos propósitos chocan directamente con las normas liberal-democráticas que defienden. Armar y financiar a Azov, Tradición y Orden y Karpatska Sich puede ser una de las difíciles decisiones forzadas por la guerra, pero desarmar a estos grupos deberá ser sin duda una prioridad cuando termine la guerra”.

También la escritora y periodista argentina Sandra Russo afirma “Nadie con dos dedos de frente puede dudar de que Zelensky es un golpista dispuesto a convertir Ucrania en una Meca neonazi”. “Putin habla de la necesidad de la “desnazificación” de Ucrania y el poder de Occidente lo hacen sonar “autoritario”, “dictador”. Y claro que hay que desnazificar el mundo, aunque en la ONU, en 2021, los únicos países que se opusieron a una resolución que iba en ese sentido hayan sido Estados Unidos y Ucrania”.

Finalmente, señala: “Con el nazismo no se discute. Con el fascismo no se negocia. A los totalitarismos la democracia no puede tolerarlos, porque se le abre el camino al poder nuevamente, y lo primero que repetirán será su eterno modus operandi de solución final”.

Finalmente, para probar nuestra hipótesis que Ucrania está inmersa en el plan y en la idea del nazismo como fuerza política y militar, el catedrático y periodista uruguayo Carlos Fazio enfatiza, “Mientras los propagandistas del bloque EEUU/OTAN/Unión Europea usan la herencia judía de Volodímir Zelenski para refutar las acusaciones de la influencia nazi en el gobierno del servidor del pueblo de Ucrania (asimilada a desinformación rusa en la nueva ortodoxia narrativa melodramática de los ‘comunicadores’ del mundo libre, occidental y judeocristiano de los regímenes Corona de excepción), la terca realidad asoma con base en hechos verificables y exhibe un rostro distinto a las simplificaciones maniqueas en la hora de la espectacularización de la política: “democracia vs. autocracia”, “Occidente vs. la barbarie del neozarismo expansionista”. Y la verdad comunicacional, que nunca es objetiva, indica que EEUU, la OTAN y la UE están del lado de los nazis”.

 

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