¡Hay que joderse! El lince
Esta página es y hace muchas cosas, una de ellas, la de explicar en otras latitudes expresiones típicas castellanas. Por ejemplo, la de este titular: ¡hay que joderse! Esto significa hastío, fastidio. Yendo más allá, también se usa como significado de contrariedad y resignación, aunque en esta última acepción más bien sería ¡a joderse!.
Este ¡hay que joderse! va dirigido a la penúltima -nunca será la última- decisión de un EEUU gobernado por un supuesto «progre», ese (esa, da igual) por quien lloraban todos los supuestos «progres» mundiales cuando perdió las elecciones, al permitir que los neonazis del país 404, antes conocido como Ucrania, ataquen territorio ruso con misiles estadounidenses. Chihuahuas como Gran Bretaña y Francia también andan en lo mismo. A todos ellos los retrató magistralmente Bob Dylan hace muchos años: son los maestros de la guerra.
Hastío con estos locos que nos gobiernan (porque nos dejamos) y fastidio con nosotros, los borregos, contentos con ser borregos. Estamos llegando a un punto en el que la guerra mundial abierta y clásica (la híbrida ya está en marcha hace mucho) está más cerca que nunca, aunque todavía hay un adulto en la habitación: Rusia.
Llevo un par de días viendo qué se dice en Rusia de todo esto, y aparte de lo clásico y consabido, no veo ni una sola muestra de nerviosismo. Sí, ha habido una declaración rebajando el nivel de uso de armas nucleares, pero nada más. Suficiente, por el momento. Lo resumo, para su conocimiento y efectos entre quienes andan desesperados al no ver ninguna reacción rusa.
Entre las nuevas condiciones para el uso de armas nucleares se encuentran «la recepción de información confiable sobre el lanzamiento de misiles balísticos que atacan los territorios de la Federación de Rusia y (o) sus aliados, el impacto del enemigo en instalaciones estatales o militares críticas del país”. Otra razón es la agresión con el uso de armas convencionales, cuando la existencia misma del Estado está amenazada. Se dice también que la disuasión nuclear puede dirigirse contra países que proporcionen sus territorios, así como espacio y recursos aéreos o marítimos para una agresión contra Rusia. Además, «la agresión contra Bielorrusia, como miembro del Estado de la Unión, y el lanzamiento masivo de aviones militares que cruzan la frontera rusa también podrían provocar un ataque nuclear de represalia».
Otra razón para el uso de armas nucleares son las acciones destinadas a aislar parte del territorio de la Federación de Rusia, incluido el bloqueo del acceso a importantes comunicaciones de transporte. Esto va para los fanáticos bálticos que quieren «cerrar el golfo de Finlandia a los rusos» y bloquear a Kaliningrado.
Rusia lleva mucho tiempo avisando, y lo hace por escrito, de que «la amenaza existencial a la integridad y soberanía del país » -necesaria para tener en cuenta el uso de armas nucleares- ahora se extiende también a la posibilidad de que esta amenaza provenga de un país sin armas nucleares, pero que cuenta con el apoyo operativo de otras potencias nucleares. Y está claro que los neonazis del país 404 cuentan con el apoyo de tres potencias nucleares: Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia.
Más o menos, esto es lo relevante. Pero no tanto como lo que percibo: Rusia ve todo como un medio de disuasión, pero su uso es una medida extrema. Y no se está para nada ante esa situación. Ni siquiera con la participación directa, abierta y pública, de la OTAN. Que la OTAN lleva años en el país 404 es notorio, que está participando contra Rusia con armas y soldados, también. Pero no es masivo por el momento. Y eso es lo que está teniendo en cuenta Rusia.
Hoy por hoy Rusia tiene todo el potencial necesario para cualquier tipo de respuesta a la OTAN y a los neonazis. Las «wunderwaffen», las armas maravillosas que se han ido proporcionando a los neonazis del país 404 (tanques Challenger y Abrams, aviones F-16 y ahora los misiles ATACMS y otros) arden igual de bien que lo hicieron sus predecesoras nazis en 1941-1945. No hay por qué preocuparse en exceso, aunque no se puede negar que el uso de misiles no nucleares contra Rusia es una escalada innegable del conflicto, un paso muy peligroso y desesperado por parte de Occidente, no solo de EEUU.
Aquí vuelvo al ¡hay que joderse! Puede, y es una hipótesis, que Biden y los «demócratas» hayan querido poner a Trump en un aprieto al no cumplir su promesa de poner fin al conflicto en el país 404 y eternizar, o alargar, la cosa. Pero hay un hecho relevante: EEUU informó a sus vasallos de lo que iba a hacer y algunos, como Gran Bretaña y Francia, ya han hecho lo que el patrón de la mafia occidental, entregar misiles. Puede que haya sido consultado con Trump. Puede, todo puede. No se sabe y todo son conjeturas. Por lo tanto, pasemos de las conjeturas hasta ver los hechos.
Hechos, lo que se dice hechos, los tenemos en lo ocurrido en la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, donde China fue sin duda el país protagonista, y en la cumbre del G-20. Ambas han tenido lugar en los últimos 15 días. Lo primero, dos fotos.
En la primera, Biden aparece en segunda fila. En la segunda foto, ni aparece. Cosas del protocolo y de retrasos, dicen para justificarse. Pero esto nunca había ocurrido, el que el patrón de la mafia occidental no apareciese en la foto oficial de una cumbre (en casos así siempre le habían esperado), por lo que es una muestra de cómo anda el mundo.
Fue en el Foro donde, en 2021, EEUU (Biden) quiso presentar en sociedad lo que un poco antes había acordado el fantasmagórico G-7 con su fanfarronada contra China al intentar competir con la Nueva Ruta de la Seda. A esa fanfarronada se la llamó «Construir un Mundo Mejor». Tres años después ya nadie se acuerda de ella y ha desaparecido de la declaración final del Foro, donde sí se incluyó en 2021 y en 2022. También hubo una mención tangencial en 2023. Ahora, ni eso. Esto confirma que el proyecto geoeconómico occidental está fracasando estrepitosamente, por mucho que se intente utilizar la narrativa de «controlar la expansión china en América Latina y Asia-Pacífico».
Algo mucho más gordo ha ocurrido en la cumbre del G-20. Los resultados muestran, como dicen los pusilánimes, «una disminución de la influencia de Occidente en la política mundial». ¿Y por qué? Pues porque la declaración final «no ofreció evaluaciones inequívocas de los acontecimientos en Ucrania, como en las anteriores», limitándose a hablar sobre el «sufrimiento humano» y los llamados a un «mundo justo». Esto indica la renuencia de muchos países a seguir enfoques occidentales anteriores.
Si se tiene en cuenta la composición del G-20, la influencia de los países BRICS para que ello haya sido así es determinante. «Occidente tuvo que ceder: el G-20 no condenó a Rusia», dice una de las biblias del capitalismo occidental de la que ya os comenté algo el otro día, el Financial Times. Lo que se lee es demoledor: «las economías más grandes del mundo han dejado claro que su apoyo a Ucrania está cayendo. La declaración conjunta del G20 no contiene críticas previamente acordadas a Rusia en relación con el conflicto en Ucrania», (…) «algunas delegaciones europeas presionaron para que se utilizara un lenguaje fuerte que condenara a Rusia, pero finalmente abandonaron esta exigencia por temor a que pudiera descarrilar toda la declaración conjunta». En esas «delegaciones europeas» hubo dos que sobresalieron en su empeño: Francia, sobre todo, y Gran Bretaña.
Aquí ocurrió algo insospechado: Lula, tras ver rotas sus ilusiones con la derrota del «demócrata» Biden (o Harris, da igual), y la declaración de guerra a Rusia, junto a sus propios reveses electorales a manos de los neonazis bolsonaristas, se dirigió a China buscando apoyo e impuso su presidencia en el G-20 en los documentos. Así, se sabe que cuando se adoptó la resolución final, en la sesión plenaria, no estaban presentes EEUU, Francia y Alemania y que por eso no se condena a Rusia.
Dicen que por un fallo en el protocolo, estos tres países (o sea, Biden, Macron y Scholz) pensaron que se dedicaría una sesión separada al documento final, como se había hecho en otras cumbres, pero no ocurrió así por decisión de Brasil. Por eso las quejas occidentales, porque «se les engañó», como vino a decir Macron. Al menos esto es lo que se dice ahora en Francia, que «el presidente Lula cerró el comunicado de prensa. No correspondía a la posición que podríamos haber adoptado. El texto habría sido más franco”. Por lo tanto, habrá que reconciliarse un poquito con Lula.
Tomad nota: en las dos cumbres China ocupa un lugar central, además de aparecer como líder claro y constructivo.
Así que sí, ¡hay que joderse! cuando ante la constatación de tantas patadas en la boca, Occidente solo responde como sabe: belicismo y más belicismo. Sin que nadie proteste. Menos mal que, como he dicho, todavía hay un adulto en la habitación y está reaccionando con sangre fría. Aunque igual es porque llega el invierno y, como los osos, hiberna hasta que llegue la primavera para sacar las garras, esté Trump en ella o no.
P.D.- ¿Tendrá algo que ver en la esquizofrenia belicista occidental la penúltima constatación de que Occidente ya no tiene la hegemonía y que se deshace irremediablemente? Este es el último informe del Fondo Monetario Internacional sobre la situación real de la economía mundial. En amarillo los países del fantasmagórico G-7, los «países más ricos del mundo» según el imaginario del estercolero mediático occidental; en verde con un punto los países BRICS y con dos los «países socios». Y Rusia, gracias a las «sanciones del infierno» occidentales (ilegales, según el derecho internacional), sobrepasando a casi todos los occidentales.
¿Y el zombi conocido como Unión Europea? Ya veis que es casi inexistente. Porque, como acaba de decir el Banco Central Europeo, «hay alto riesgo de que la eurozona se enfrente a una nueva crisis», «dado que la deuda sigue creciendo» (gracias a que todo va a los neonazis del país 404) y «no se elimina la incertidumbre política».
El Lince
Adenda:- La Corte Penal Internacional, un día antes de que terminase formalmente el plazo para emitir el fallo contra el IV Reich sionista, antes conocido como Israel, ha emitido órdenes de arresto contra Netanyahu y el ex ministro de Defensa Gallant acusándoles de crímenes de guerra.
(Publicado en el blog del autor, el 21 de noviembre de 2024)