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La patraña. El Lince

Una y otra vez, como el martillo en la pared. El comportamiento occidental se basa en lo que algunos llaman propaganda. Pero hay una palabra castellana que lo define mucho mejor: patraña.

Una patraña es una mentira o falsedad grande y complicada. Lo tenemos con lo que se dice de China, de Rusia, de Venezuela, de Cuba, de Siria, de… Cientos de ejemplos que una y otra vez, como el martillo en la pared, recalcan en lo mismo: hay que cuidar el jardín occidental, que además es democrático y eso, y prevenir el asalto de la selva, siempre plagada de bichos asquerosos y amenazantes.

Una patraña es lo que se contó de Venezuela y que llevó a que todos los vasallos de EEUU reconociesen a Juanito Calamidad Guaidó como «presidente interino». Incluso se hicieron muchas chanzas cuando el tahúr del mundo libre, EEUU, hizo esto:

De la patraña de Juanito Calamidad Guaidó hace mucho, desde el 2019 (por cierto, para los vagos que suelen tener wikipedia como referente de la nada, allí figura como «presidente interino»); de lo del cartel no tanto, marzo del 2020.

Se han escrito miles de páginas con ello, pero ahora nos encontramos con esto otro, que ha tenido lugar en la cumbre del clima de Egipto.

Ya puestos, viendo lo que había hecho el tahúr, uno de sus vasallos más aventajados, el francés Macron, hizo lo mismo.

Es de suponer, para los patrañeros, que el apretón de manos se debe a que Maduro se ha rendido con armas y bagajes al tahúr del mundo libre y campeón de la democracia y a sus vasallos. Un autócrata menos y un triunfo más para los demócratas de toda la vida; una amenaza selvática menos para el jardín occidental. ¿Y Juanito Calamidad Guaidó, dónde queda? Los patrañeros no lo dicen.

Esto me lleva a lo que vienen diciendo los jardineros de la excelencia occidental sobre todos los pueblos selváticos y, de forma especial, el ahora recurrente recurso de la ONU para arremeter contra Rusia. Un inciso: si vale la votación de la Asamblea General contra Rusia, también vale la votación de la Asamblea General la semana pasada condenando al nazismo (y el tahúr y el país 404 votaron en contra, absteniéndose todo el resto de vasallos).

Resulta que mi especialidad académica es el Derecho Internacional Público, por lo que algo de la ONU sé. Una de las cosas, hoy una antigualla pero según el derecho internacional está aún vigente (que no según el «orden basado en reglas» del jardín occidental), es que se considera la propaganda como una amenaza para la paz misma y que no solo es necesario eliminar las armas y los ejércitos nucleares sino las «armas psicológicas que se utilizan para justificar, provocar y prolongar la guerra». Una de esas armas es la patraña, y Occidente es maestro en eso.

PD 1.- Hablando del jardín «democrático» occidental y de su «orden basado en reglas», la relatora especial de la ONU para los derechos humanos acaba de pedir a EEUU y sus vasallos que «levanten de inmediato las sanciones contra Siria, que tienen un impacto terrible en la situación humanitaria que enfrente el país» y son, además, «medidas coercitivas unilaterales». Se ha quedado aquí, pero debería haber añadido que son ilegales según el derecho internacional.

PD 2.- Vuelve el nerviosismo con la retirada rusa de Jersón. Formalmente, Rusia se retira de una de sus ciudades, lo cual es bastante curioso. Es, de hecho, un golpe psicológico para una parte de la población rusa que se cree la propaganda, pero no es más que un movimiento táctico a nivel militar. Es un hecho que esta retirada es utilizada por el Occidente colectivo para ampliar sus patrañas, pero es pronto, muy pronto, para saber en qué momento estamos.

Solo una cosa, ligada al materialismo dialéctico: las cosas no surgen por casualidad, no ocurren de forma aislada sino que todo está conectado. Por lo tanto, el que esta retirada se haya producido coincidiendo con las elecciones de EEUU es más que probable que sea un indicador de lo que hay detrás. En una conferencia reciente dije que Rusia (incluso durante la etapa de la Unión Soviética) siempre deja una puerta abierta para la negociación y que lo que quiere es, incluso, que Occidente pueda salvar algo la cara. Tal vez estemos en ello. Y si no es así o si la cosa falla, seguro que la venganza será terrible. Por prestigio.

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