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La voz imperial de la jefa del Comando Sur. Farruco Sesto

Al hablar del Comando Sur, estamos refiriéndonos a uno de los diez comandos en la estructura militar de manejo imperial de los EE.UU. Se trata del que tiene la responsabilidad de controlar el propio “patio trasero”, América del Sur y el Caribe.

De ahí, que la voz de la jefatura de este Comando Sur no es de poca importancia. Por el contrario, es la voz del imperio cuando se pone uniforme militar.

La general Laura Richardson es la jefa del Comando Sur. Cuando ella habla, hay que prestarle atención por la jerarquía que tiene y el poder de fuego del que está encargada. El caso es que habla bastante y con extremada claridad. En especial hay dos declaraciones suyas en este año, que fueron muy comentadas:

En la primera de ellas, en enero, se refiere a la competencia estratégica de EE.UU. con los que denomina “actores malignos” en la región:

“…ciertamente con la acumulación militar más grande en la historia de China continental, y eso es muy importante para mí, y luego ver la invasión y los tentáculos de la República Popular de China en los países del hemisferio occidental, tan cerca de los EE. UU. Si hablo de mi contrincante número dos en la región, Rusia: Por supuesto, tengo la relación de Cuba, Venezuela, Nicaragua con Rusia…”

Ahora bien, ¿por qué eso es tan importante?: Inmediatamente deja en claro a quién le corresponde el dominio y control de su área de responsabilidad, América Latina y el Caribe.

“¿Por qué es importante esta región? Con todos sus ricos recursos y elementos de tierras poco comunes, tienes el triángulo del litio, que hoy en día es necesario para la tecnología. El 60% del litio del mundo está en el triángulo de litio: Argentina, Bolivia, Chile… Tenemos 31 por ciento del agua dulce del mundo en esta región… Con ese inventario, a EE. UU. nos queda mucho por hacer, esta región importa, ya que tiene mucho que ver con la seguridad nacional y tenemos que empezar nuestro juego… Tenemos también las reservas de petróleo más grandes, incluidas las de crudo ligero y doce. Tienen los recursos de Venezuela también, con petróleo, cobre, oro, y está la importancia del Amazonas como el pulmón del mundo”.

En octubre, Richardson insiste en el control de la región por EE. UU., pero, en este caso, no hablando ya de materias primas sino de comunicación. El tratamiento viene a ser el mismo: Para los EE.UU., es inaceptable la presencia de medios de comunicación que no sigan el discurso hegemónico.

«En América Latina tenemos más de 31 millones de seguidores con Sputnik Mundo, RT en español y Telesur. No practican el periodismo de justificación o de verificación. Difunden desinformación. Socavan las democracias en todo el hemisferio, y tenemos que hacer algo mejor que eso. Debemos hacer algo en la región que sea muy específico, que promulgue las democracias y como las democracias benefician a la gente»

En ambas declaraciones hay dos frases que llaman la atención. La primera cuando dice: “esta región importa, ya que tiene mucho que ver con la seguridad nacional y tenemos que empezar nuestro juego”. En la de octubre, cuando afirma: “Debemos hacer algo que sea muy específico”.

Cuando así habla el Imperio, en la voz de la señora de la guerra, por así decirlo, dueña de los cañones y gerente ejecutiva de la IV Flota, poco lugar hay a la interpretación. Pues el mensaje es contundente. “América para los (Norte)americanos”. De modo tal que la doctrina Monroe está más viva que nunca, tras sus doscientos años.

En ese sentido, se puede prever la continuidad, por parte de EE.UU., de la manipulación política, los asesinatos y magnicidios, los golpes de estado clásicos, los golpes parlamentarios y judiciales, las guerras económicas, mediáticas, los bloqueos, y todo su aparato de interferencias. Pero ¿qué más? ¿A qué se refiere con lo de “empezar nuestro juego”? ¿De que naturaleza es ese “algo muy específico” por lo que clama la jefa del Comando Sur? ¿A qué nuevo tipo de estrategia neocolonial e imperial deberán estar atentos los pueblos y gobiernos latinoamericanos y caribeños?

Tanto la razón como la memoria histórica llaman a estar, y seguir, preparados. Sabiendo, en todo caso, que el único camino que vale la pena para los habitantes de estas tierras es seguir avanzando hacia su “verdadera independencia”. No hay otro. Y para eso, el mejor instrumento posible es, sin duda, la batalla cultural, asumida a plenitud. Y un trabajo político incesante, por todos los medios y en todas las escalas, en el seno del pueblo. Es la batalla de las ideas, de Fidel Castro, más vigente que nunca. Es la transferencia del poder al pueblo, que decía Hugo Chávez, comenzando por el principal poder que es el conocimiento.

Que no se vuelva a poder repetir después, lo que exclamaba Bolívar en su tiempo: “Por la ignorancia nos han vencido más que por la fuerza”.

Sin duda, contra las amenazas imperiales, la mejor arma es el espíritu de resistencia de los pueblos, alimentado desde la conciencia, y el sentido de la dignidad.

(Publicado en NÓS DIARIO, originalmente en gallego)

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