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Más allá de un muro de lamentos. Cristóbal León Campos

El neofascista Javier Milei, presidente de Argentina, en los últimos días inició un viaje de apoyo y búsqueda de alianzas políticas en Israel, nación a la cual, desde su campaña electoral, ha manifestado su apoyo y respaldo a sus medidas genocidas que ha incrementado desde hace ya más de 120 días sobre Palestina, donde la muerte de niños y adultos mayores, de ciudadanos, periodistas y mujeres es el pan de todos los días, bajo una intensa campaña de bombardeos que incluyen hospitales, escuelas, zonas de refugio, barrios densos en población y todo lugar que resguarde la memoria histórica y la identidad palestina, como museos, archivos y bibliotecas. Un verdadero genocidio con clara intención de etnocidio que ya ha cobrado la vida de más de 25 mil personas, algo que el desprestigiado mandatario argentino ha aplaudido y abiertamente ha agitado la bandera del sionismo criminal.

En el marco de ese viaje a Israel y otras zonas de Medio Oriente, Milei ha buscado a través de las lágrimas borrar la hecatombe que hoy vive su Gobierno, tras el retroceso de las contrarreformas antisociales de la Ley Ómnibus que impulsó desde sus primeros días en el poder, mismas que han despertado la fuerza de la clase obrera argentina, que rápidamente ha colmado las alamedas exigiendo respeto a sus derechos y demostrado que el miedo está del lado gubernamental, como lo dejan ver las medidas represivas, tanto de violencia física como los artilugios legaloides para prohibir las protestas. El viaje a Israel de Milei es rechazado y denunciado por el pueblo argentino, que entre otras consignas alza la voz diciendo: “No en nuestro nombre” en clara referencia y rechazo al genocidio que realiza el sionismo israelí.

Pero más allá de los muros de lamentos y los ataques del gobernante neofascista, es de notarse algo que ya se ha dicho y es importante seguir señalando: existe una campaña cada vez más abierta de la ultraderecha neofascista alrededor del mundo, que se conjuga en una serie de acciones y expresiones políticas que van ocupando puestos de poder y expanden sus horizontes de influencia, y si aún se duda, mírese el próximo retorno de Donald Trump al poder en Estados Unidos, y la agenda latinoamericana del ostracismo conservador, que, entre otros, tiene a Nayib Bukele como su rostro “ejemplar”, y que sin titubeos se aplauden entre sí, pero sobre todo, muestran sus pleitesías al imperialismo, al sionismo, al terrorismo de Estado y a un retorno del capitalismo más salvaje, con la desarticulación total de los Estados-nación y cualquier forma de intervención social de los gobiernos en el mundo.

La crisis de humanidad que vivimos tiene en esos y otros elementos su punta de iceberg, y que se particularizan en cada región y país, pero que si son mirados desde una perspectiva amplia y analizados bajo la luz crítica, pueden notarse los elementos comunes compartidos, y si aún se duda, revise las noticias recientes sobre las reuniones secretas de grupos de poder y sectores neonazis en países como Alemania, sin mencionar el rasgo neonazi del Gobierno en Ucrania, el cual también es apoyado por personajes como Milei: ¿casualidad? La lectura de los acontecimientos recientes, en un marco general de reacomodo geopolítico, que tristemente hará que se incrementen las acciones bélicas por el mundo, como ya se observa con los bombardeos de Estados Unidos y Reino Unido en Yemen y otras zonas, sólo viene a confirmar que estamos en una época definitoria, en la que ni los muros de lamentos nos salvarán si no despertamos…

 

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