Ojos abiertos, ojos cerrados. El lince
Que la cosa del país 404, antes conocido como Ucrania, no va nada bien para la OTAN, o sea, el Occidente colectivo, lo dice el propio secretario general de la ONU, el siempre dócil Antonio Guterres. Este lunes ha dicho ante la Asamblea General que «me temo que el mundo no está caminando sonámbulo hacia una guerra más amplia; me temo que lo está haciendo con los ojos bien abiertos».
Cierto, todos estamos mirando y haciendo cálculos. Occidente, porque le va en ello lo poco que le queda de intentar mantener la hegemonía; Rusia porque le va en ello su propia supervivencia; China porque sabe que es la siguiente en la lista para Occidente. La III Guerra Mundial ya está aquí, guste o no; académicamente hablando o no. Gran Bretaña ha anunciado que está entrenando a pilotos ucranianos en el manejo de aviones occidentales. Mañana será otro país occidental quien lo haga. Y esos aviones, sin dudas, se entregarán y saldrán de bases occidentales, de países de la OTAN, y no del país 404, antes conocido como Ucrania, porque ya no hay esas bases. Al igual que con los tanques, primero viene la negación y luego la asunción. No será porque no estamos advertidos. Pero tranquilos en el sillón, majetes.
Para quienes todavía mantienen lo de «ni Putin ni OTAN», es decir, objetivamente sostenedores del status quo actual, la dominación occidental, aquí está el artículo de alguien que se caracteriza por sacar los trapos sucios, muy sucios, de EEUU y sus vasallos desde hace muchos años. Ya está jubilado, pero cuando trabajaba en la revista New Yorker sus artículos eran verdaderas bombas. Como el de ahora, donde cuenta que antes de febrero del año pasado, cuando Rusia dio el paso de parar los pies a EEUU y la OTAN en Ucrania, EEUU y sus vasallos ya trabajaban en el sabotaje del gasoducto Corriente del Norte 2. Lo comenzaron a hacer en diciembre de 2021, dos meses antes de febrero, y se utilizó como tapadera unas maniobras navales de la OTAN. Por eso Guterres dice lo que dice, porque estamos ya en esa III Guerra Mundial. Os pongo el encabezamiento y dos fragmentos. Leedlo entero, es brutal. Porque pone de manifiesto cómo la provocación es clara. Y no hay excusas para el término medio. Porque no lo hay.
Por supuesto que nadie en el muy loco Occidente colectivo dirá una palabra sobre esta revelación. Dirán que no es más que una paja mental de un viejo chocho. Un viejo que siempre ha sido la excepción entre tanto perro faldero del jardín occidental, sin doblegarse, un viejo que levantó la matanza de My Lai en Vietnam o las torturas en la cárcel iraquí de Abu Ghraib, entre otras lindezas realizadas por el adalid del mundo libre de las que también se ocupó. También entonces se negaron, hasta que fue imposible ocultarlas.
Este es el ambiente en el que el secretario general de la ONU habla. Pero Guterres es un cobarde y sabe que esto no es más que un producto de la locura occidental. Pero no se atreve a decirlo. Y estamos así porque Rusia no ha respondido ni a una de las provocaciones occidentales tras el inicio de la crisis: Occidente se está riendo de las «líneas rojas» rusas. Hasta ahora. La penúltima de estas líneas es la relativa al uso de munición con uranio empobrecido para destruir tanques. Occidente ya lo hizo durante las guerras contra Irak y contra Yugoslavia con efectos como estos.
El uranio empobrecido está científicamente relacionado con el cáncer y defectos de nacimiento. Ni EEUU en Irak ni la OTAN en Yugoslavia se han querido hacer responsables de sus efectos. En el caso de la OTAN, esto es lo que dijo en mayo del año pasado cuando Serbia hizo la enésima reclamación: “La oficina de enlace de la OTAN en Serbia indica que la alianza tiene inmunidad total bajo la jurisdicción serbia sobre la base del acuerdo de 2005 entre la alianza y la Unión Estatal de Serbia y Montenegro ‘Sobre la participación y el apoyo en tránsito del mantenimiento de las operaciones de paz’, y el acuerdo de 2006 en virtud del cual se creó la oficina de enlace en Belgrado”.