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Palestina: de Turquía a Inglaterra y a Israel-EEUU

Hay un número negro que no es trece, / pero que le supera en fechorías: / Es el número mil. Nunca se ha golpeado / con tanta y tanta saña a Palestina. / Hay un millar que emigra … Otros mil que se escapan … / Y mil turistas que entran, sin retorno. / Hay mil salvoconductos, y también mil maneras / de aliviarles todos los obstáculos. / Y en la mar hay millares … Parece que sus olas / están todas cargadas de navíos./ ¡Ay, hijos de mi pueblo! / ¿Tal vez después del sueño se despierta? / ¿En esta densa sombra habrá algún rayo? / ¡Por Dios, que no lo sé! … Y así, desesperado, / ¿clamaré por Amín o invoco a Rágueb?

El poder de Turquía se extendió sobre Palestina en el comienzo del siglo XVI, sobrevivió con estructuras medievales que conducían su gobernación y dominio como corresponde a un imperio. No transformó los sistemas de producción ni permitió que la realidad nacional de Palestina se hiciese con su independencia, de modo que las revueltas, la rebeldía popular, reforzaron una y otra vez el sentimiento nacional, la cultura común, y la esperanza en un futuro que permitiese su desarrollo y para eso el alejamiento del opresor.

Pero el imperio turco, de corte medieval, amenazado por las manos usureras de Inglaterra y Francia, ante la Primera Guerra Mundial se encadenó al futuro de Alemania que se enfrentaba a las fuerzas que buscaban alzarse sobre Europa y sobre el petróleo de Oriente Próximo.

Las fechas de invasión y reparto de Palestina entre imperialistas son las que marcan a los opresores y a los oprimidos. Los oprimidos -desde aquel 1517 en que el imperio otomano se hizo dueño de ésta tierra- cuántos hermanos han visto perecer; tras aquellos en 1916, terminando la Primera Guerra Mundial, los ingleses y los franceses se lo reparten, Sykes-Picot. En 1917 Balfour entrega su carta al sionista Rotschild en la que Inglaterra se compromete a darle Palestina para que instale lo que llama Hogar Nacional Judío (asunto que ocultaron por ser completamente ilegal, como es la entrega de un país a un extraño, en este caso a un ente bancario con interés de instalarse como si fuese una nación). El acuerdo secreto era el resultado de un negocio, los sionistas alimentaban las arcas monárquicas y habían financiado la parte inglesa de la Guerra. La Revolución Rusa triunfante hace públicos los documentos secretos. Entonces los ingleses quieren hacer “legal” lo ilegal y responden con la Conferencia de San Remo aprobando públicamente lo acordado con el sionismo. Por su parte los Palestinos realizan su Primera Conferencia en 1919 y hacen pública su oposición a ese negocio que los firmantes habían llamado Declaración Balfour, y, además, reclaman lo prometido por los ingleses, pues a ellos les habían dado buenas palabras a cambio de su ayuda para acabar con el imperio turco, aliado de Alemania. Es en 1922 cuando la Sociedad de Naciones, que está bajo la batuta de la monarquía inglesa, prepara el terreno para el sionismo y le encarga a ésta un Mandato colonial sobre Palestina a Inglaterra. El Pueblo Palestino estuvo 6 meses en huelga.

El negocio colonial y la invasión ya estaban en marcha.

Veamos al imperialismo inglés -que daría paso a la invasión sionista que se aliaría con el imperio estadounidense- desde otro ángulo: hay un poema racista de Rudyard Kipling titulado La carga del hombre blanco, publicado en 1899, en el que cínicamente, hipócritamente, presenta al imperialismo inglés como un sistema político que se sacrifica por realizar una labor humanitaria y civilizadora, y lo realza como un “hombre blanco”, protagonista de la Historia nombrándolo con mayúscula: Llevad la carga del Hombre Blanco. / Enviad adelante a los mejores de entre vosotros; / Vamos, atad a vuestros hijos al exilio / Para servir a las necesidades de vuestros cautivos; / Para servir, con equipo de combate, / A naciones tumultuosas y salvajes; / Vuestros recién conquistados y descontentos pueblos, / Mitad demonios y mitad niños /…

A ese poema imperialista respondió la revista Life de modo sarcástico, como vemos en el dibujo las burguesías imperialistas son la carga de los pueblos a los que explotan EEUU y Europa:

Con los planes del sionismo la convivencia en Palestina se rompió. Lo que durante siglos había sido estable dejó de serlo. Los Palestinos mostraban proyectos que contenían la convivencia, pero la llegada de los colonos era con intención de instalarse y dominar llamando a la tierra invadida propiedad nacional.

Los dirigentes Palestinos adquirieron el concepto de nación después y de manera un tanto difusa porque su estructura económico-política tenía su apoyo en el medievo, pues había permanecido bajo un imperio desde entonces y no había desarrollado sus fuerzas económica según la modernidad capitalista, y, a eso, se añadía su concepción de la tierra Palestina como un lugar sagrado para las tres religiones monoteistas, y no la consideraban exclusiva de uno o de otro.

La identidad a partir del concepto de nación que surgió en Europa resultó el punto de arranque del sionismo, que finalmente escogió Palestina por saber del simbolismo en el que se podría apoyar para justificar su establecimiento, y con ello propagandear entre los creyentes judíos su ideario que, apartado de la creencia, neocolonizaba.

De entre los creyentes judíos surgió la oposición al sionismo, constituyendo una referencia antisionista que denunciaba la tergiversación. Pero los sionistas eran acompañados por el régimen inglés en su mundo financiero, y tras la 2ª Guerra Mundial, Inglaterra pasó el testigo al sionismo que observó la decadencia de ese imperio y que su puesto lo ocuparía en poco tiempo EEUU, y orientó su actividad hacia su núcleo de poder: Al estar situada a la puerta de tres continentes, Europa, África y Asia, Palestina tiene una situación estratégica militar y económica excepcional, lo confirman sus enemigos desde la antigüedad, pero por referirme a la contemporaneidad recojo aquí declaraciones como la de Eisenhower cuando era el jefe de la OTAN:

“El valor regional más importante está en Oriente Medio. Es la principal fuente de recursos para la civilización de hoy. El dominio de Palestina es la garantía para el control de las fuentes de petróleo y el transporte para suministrar a Europa y el mundo Occidental”.

Alfred Lilienthal, asesor del gobierno de EEUU para Oriente Próximo de 1945 a 1952, judío que se declaró antisionista, dejó dicho:

“Los países árabes suministran el 98% del petróleo para el mundo occidental, y si algún día los árabes cierran esa puerta nos hunden”.

Con esos números se hizo la entidad que titularon Israel. Hoy amenaza Netanyahu, con el mismo fin en el Likud que en el llamado Azul y Blanco, con asaltar la totalidad de Palestina. La respuesta será una nueva Intifada Palestina, y una nueva llamada a la solidaridad de los Pueblos del mundo contra el imperialismo. La fotografía siguiente, repetida millones de veces con otros niños, jóvenes, hombres y mujeres de Palestina, hasta nuestros días, tiene que hacer que la solidaridad le borre la sonrisa al mercenario que lleva con los ojos tapados al niño Palestino, que desarme a los demás mercenarios, que haga cumplir los Derechos Humanos y el Derecho Internacional, que vuelvan los refugiados a Palestina, que los prisioneros salgan de las cárceles y Palestina sea Libre, Independiente y Soberana.

 

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